«Billy el Niño apretó la pistola contra mi pecho mientras gritaba que me iba a matar»
El eurodiputado Willy Meyer, de IU, relata su detención en 1972 por la antigua Brigada PolÃtico Social
Natalia Chientaroli
El eurodiputado Willy Meyer, de IU, relata su detención en 1972 por la antigua Brigada PolÃtico Social, en la que participó José Antonio González Pacheco, más conocido como ‘Billy el Niño’.
«Era un hombre con una vida bastante turbia. SabÃamos que se cebaba con los movimientos estudiantiles y que utilizaba la tortura para conseguir información».
«Billy el Niño apretó la pistola contra mi pecho mientras gritaba que me iba a matar, que en esa misma habitación habÃan matado a Julián Grimau y que él iba a hacer lo mismo conmigo. Yo me quedé quieto, con la boca bien cerrada y sintiendo la boca del cañón en las costillas. Gatilló. Oà el chasquido del disparo. La pistola no estaba cargada. Y vi el desconcierto –y algunas caras de alivio– entre los policÃas que habÃa en la sala. Se le veÃa capaz de cumplir sus amenazas. Extrañamente, no me desmayé. Es más, aquella falsa ejecución me dio fuerzas para decirle que me tirarÃa de cabeza contra el radiador de hierro fundido que habÃa cerca, asà todo terminarÃa más rápido».
Willy Meyer, eurodiputado de Izquierda Unida, recuerda asÃ, a sus 61 años, la primera vez que fue detenido, en 1972. La primera vez que estuvo cara a cara con José Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, uno de los cuatro exagentes franquistas sobre los que la justicia argentina ha dictado orden de captura internacional por crÃmenes de lesa humanidad. Meyer ha enviado hace unos dÃas su testimonio a la magistrada MarÃa Servini de CubrÃa como una forma de «contribuir a este pedido de justicia».
La juez federal ha imputado por torturas, además de a González Pacheco, inspector de policÃa jubilado, de 67 años, a Jesús Muñecas Aguilar, de 77, exguardia civil. También a los expolicÃas José Ignacio Giralte y Celso Galván, que ya han fallecido. La FiscalÃa no ha visto necesario detener a los acusados por la antigüedad de los hechos y porque los acusados podrÃan estar amparados por la Ley de AmnistÃa.
¿Qué piensa de la Ley de AmnistÃa?
La Ley de AmnistÃa se pensó para que los presos polÃticos pudieran salir a la calle, para que aquellos acusados o condenados por manifestarse, por defender derechos, no terminaran presos. Pero no puede tapar crÃmenes contra la humanidad, aunque hay gente en la derecha española a la que le gustarÃa hacerlo. No puede servir para exculpar a personas con las manos manchadas de sangre. Porque no es lo mismo militar en un partido polÃtico ilegalizado que torturar.
¿ConocÃa a Billy el Niño antes de que le detuviera en 1972?
Yo habÃa comenzado a estudiar en la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense en 1970. Y ese mismo año, me sumé a la organización de la resistencia del movimiento estudiantil contra la dictadura. En la organización universitaria del Partido Comunista era conocida la fama de torturador de Pacheco. Era un hombre con una vida bastante turbia en aquel momento, como todos los agentes encargados de reprimir en el régimen. Sin ética ni moral, no le importaba en absoluto aprovecharse de personas indefensas. SabÃamos que se cebaba con los movimientos estudiantiles y que utilizaba la tortura para conseguir información. También tenÃa una cabeza privilegiada, una memoria prodigiosa que le permitÃa recordar nombres, alias, fechas de citas o reuniones clandestinas… En sus interrogatorios era implacable.
¿Cómo fue en su caso?
Violento, muy violento. Me detuvo el 5 de enero de 1972. En pleno estado de excepción, me lo crucé en la plaza de Callao, en Madrid, a la altura de la antigua cafeterÃa Manila. Iba con un compañero mÃo de la facultad, que resultó ser un policÃa infiltrado. Mi delito fue reconocerlo. Inmediatamente me redujeron y me metieron en un taxi a punta de pistola. Iba todo el tiempo con el arma de González Pacheco apuntándome. Tal era la violencia y las barbaridades que decÃa que el taxista no era capaz de llegar a la Dirección General de Seguridad, en la cercana Puerta del Sol. Billy el Niño le gritaba al pobre hombre que si no se daba prisa le detendrÃa a él también. Era vÃspera de Reyes y los calabozos de la DGS estaban desiertos. No sé qué cara tendrÃa yo –tenÃa apenas 19 años–, pero hasta el guardia se apiadó de mÃ. Se negó a llevarme esposado a declarar. González Pacheco, en cambio, se ensañó conmigo.
¿Cuánto tiempo estuvo en la DGS?
Por suerte, en mi facultad se habÃan movido rápidamente y habÃan avisado al decano, que se interesó por mÃ. Estuve detenido 72 horas, fui multado e ingresado en la cárcel de Carabanchel. Curiosamente, la cárcel era para nosotros la libertad, la seguridad. Poco después de cumplir esa condena, volvà a ser detenido en una reunión clandestina del Comité de Huelga de la Construcción de Comisiones Obreras. Aquello fue más complicado. Fue un gran operativo. Nos detuvieron en la casa que nos habÃan dejado los actores Julia Peña y Juan Diego. Nos pedÃan ocho años por sedición. Entonces fui testigo de cómo González Pacheco vejaba y torturaba a uno de los detenidos que representaba a los trabajadores del Metal de Madrid.
¿Cree que Argentina debe juzgar a estos exagentes franquistas?
La justicia argentina tiene la voluntad de juzgar a estas personas. Y yo espero que asà sea. España ha sido un ejemplo internacional de la defensa del derecho universal en la persecución de criminales como Pinochet e incluso de torturadores de la dictadura argentina. Lamentablemente, el Gobierno anterior ya ha sentado un mal precedente al cambiar esa actitud y no universalizar las reclamaciones judiciales en el caso de la Operación Plomo Fundido (el ataque israelà a Gaza en 2008). En cualquier caso, me alegra que esta situación esté dando publicidad a este sujeto. Porque lo que no es normal es que esta persona estuviera viviendo como un vecino más. Tiene que prevalecer el derecho, y, si no es a través de la justicia española, que sea en Argentina.
¿Qué piensan en Europa de la actitud de España frente a estos delitos?
Hay compañeros de distintos grupos parlamentarios que no dan crédito a lo que sucede en España. Somos el único caso en Europa en el que hay desaparecidos enterrados en las cunetas, en el que hay cuerpos sin identificar y vÃctimas cuyos cuerpos no se pueden exhumar si no es por la iniciativa privada. El único en el que hay una ley que sigue vigente y que no permite la persecución de esos crÃmenes, y en el que las vÃctimas no han recibido una compensación, ni siquiera moral, y no tienen ningún reconocimiento público.
¿Desde el Parlamento Europeo piensan hacer algo en este sentido?
Vamos a hacer una exposición sobre la represión y estamos trabajando en una iniciativa para insistir a las autoridades de la UE en la necesidad de homologar directivas europeas para la memoria histórica. Y una orientación global para perseguir, por ejemplo, a los torturadores. No es una utopÃa. En Alemania se siguen procesando a miembros del régimen nazi.
En España, el Congreso ha rechazado que sea considerado delito el enaltecimiento del fascismo o franquismo.
Lamentablemente, en Europa hay distintas varas de medir. En Alemania es claramente delito, y son muy serios con eso. En Francia, no. De hecho, la primera fuerza francesa para las europeas puede ser la ultraderecha de Marine Le Pen. España deberÃa seguir el camino de Alemania.
http://www.eldiario.es/sociedad/Willy_Meyer-torturas-franquismo_0_184781818.html