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La Huelga General Política del 14 de diciembre de 1988

Sergio Gálvez Biesca. Diagonal, | 17 diciembre 2013

Huelgageneral14diciembre1988El primer y más serio error político de Felipe González tras aquel miércoles 14 de diciembre fue reconocer que la huelga general había sido un “éxito”

 

EL MAYOR HITO DE LA OPOSICIÓN AL PSOE DE GONZÁLEZ

17/12/13 ·

El autor, doctor en Historia Contemporánea, adelanta en DIAGONAL alguna de las reflexiones de la monografía sobre el 14D de 1988 que publicará Akal/Siglo XXI.

El primer y más serio error político de Felipe González tras aquel miércoles 14 de diciembre fue reconocer que la huelga general había sido un “éxito”. Una ocurrencia que no ha vuelto a repetirse. No pocas lecciones aprendieron de dicho paro la clase política y la clase dominante. Para empezar, no minusvalorar la capacidad de movilización y resistencia del movimiento obrero. Para continuar, no convertir un paro general en un problema de orden público como ocurrió en aquella ocasión, cuando el cien por cien de los efectivos de los cuerpos de seguridad fueron sacados literalmente a la calle en una ocupación casi militar de la nación. Y para concluir, evitar para futuras ocasiones la criminalización brutal y directa del movimiento sindical y el cuestionamiento vulgar del derecho constitucional de huelga.

El 14 de diciembre de 1988 no pasó nada excepcional. Fue un día en que triunfó la normalidad. Apenas se registraron hechos violentos. Ahí radica su importancia y excepcionalidad histórica. El siempre reconocido éxito del 14D de 1988 residió en parar la producción y paralizar la sociedad a todos los niveles. Entre el 75% y el 90% de los trabajadores pararon. Ni siquiera hubo la tradicional batalla de cifras. Un éxito que se fundamentó en la preparación minuciosa de cada uno de los detalles por parte de los comités de huelga y en el no cumplimiento de los servicios mínimos.

Estamos probablemente ante el gran éxito del movimiento obrero en la década de los 80. Un éxito que fue posible, primero, por la creciente unidad de acción de los entonces dos principales sindicatos de clase –CC OO y UGT–. Pero no sólo. Todas y cada una de las restantes centrales sindicales nacionales y regionales contribuyeron, a su manera, a asegurar el desenlace de aquel día. Y aunque va a ser el movimiento obrero quien encabece esta acción de masas, no puede olvidarse toda la estrategia de política de alianzas que se tejió a un nivel interclasista con amplios colectivos sociales, culturales y juveniles, empezando por la conocida Plataforma por el Empleo Juvenil. Inclusive el Sindicato Unificado de Policial apoyó el paro. Otro tanto sucedió con la Liga de Fútbol Profesional.

El éxito del 14D residió en parar la producción y paralizar la sociedad a todos los niveles

El mérito de que tan extraña como inédita estrategia de alianzas surgiera se ha de atribuir al Ejecutivo socialista y a su reiterado empeño en aprobar, con o sin consenso, su famoso Plan de Empleo Juvenil (PEJ). Un plan en el que se concebía toda una estrategia para configurar una nueva subclase dentro de la clase obrera: el precariado como mano de obra barata, sumisa y muy flexible. ¿Cómo? Mediante la conformación de una estrategia precarizadora de entrada al mercado para el inmenso ejército de reserva, que constituían las cohortes de la generación del baby boom.

Socialistas y neoliberales

Para 1988 ya eran visibles los costes sociales y humanos de la estrategia de la modernización socialista. Una estrategia guiada con el fin de concluir la segunda fase de reestructuración y consolidación del modelo capitalista español, tras la firma de los Pactos de la Moncloa. Una economía política del socialismo español harto similar a las políticas neoliberales de los países anglosajones, aunque con ciertos rasgos progresistas en nuestro caso. Su principal consecuencia: una agudización histórica de las contradicciones capital-trabajo. Un tercer factor también ayuda a explicar las dimensiones históricas del 14D: la conocida prepotencia y autoritarismo de sus principales dirigentes.

El triunfo de la huelga del 14D obligó al Gobierno socialista a retirar temporalmente el PEJ y abrir un proceso de negociaciones con los sindicatos en base a las conocidas reivindicaciones explicitadas en el conocido manifiesto “Juntos Podemos”. Pero CC OO y UGT minusvaloraron la capacidad del Ejecutivo en recomponerse de su mayor derrota en toda la época socialista. Se priorizó la negociación frente a la movilización y la presión de la calle, pese a los sendos fracasos de las dos mesas de negociación abiertas en enero-febrero y abril-mayo de 1989. Poco a poco, las dinámicas y las fuerzas acumuladas a fines del anterior año se fueron perdiendo. Especialmente cuando se desechó la convocatoria de un segundo paro general, en un momento en que el Gobierno había tejido una poderosa alianza antisindical en el Parlamento y le daba la vuelta al propio 14D en términos de imagen y a nivel político. Los límites del éxito del 14D se terminaron por verificar con los resultados de las elecciones generales de octubre de 1989.

Entonces ya eran visibles los costes sociales y humanos de la estrategia de la modernización socialista

Cabe concluir con una pequeña reflexión: el 14D no surge espontáneamente o sólo como consecuencia del PEJ. Debe interconectarse con todas las experiencias de luchas obreras de los años 80. Desde las grandes oleadas conflictivas obreras de 1984 y 1987, pasando por la huelga general de junio de 1985, la lucha contra la reconversión industrial, la lucha contra la OTAN o las permanentes movilizaciones de los estudiantes… Hasta tal punto que el movimiento obrero se convierte en estos años en el principal elemento de oposición política. Un protagonismo rara vez destacado en los grandes relatos de este tiempo. De hecho, su necesaria derrota –con todos los medios e instrumentos políticos, jurídicos policiales (o parapoliciales), incluida la represión directa, el sabotaje o el espionaje– se transformó, a su vez, en una condición sine qua non para asegurar la legitimación del régimen político-económico. Y, a buen seguro, si somos capaces de alejarnos de las retóricas derrotistas que acechan a los años 80, empezaremos a observar ese tiempo de luchas y resistencias con otros

http://www.diagonalperiodico.net/saberes/21156-la-huelga-general-politica-del-14-diciembre-1988.html