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«Aún hay mucha huella de la penuria de la posguerra en las memorias familiares»

El Día de Córdoba, 20.03.2014 | 23 marzo 2014

1394624353636Almudena Grandes. Escritora

 

La autora presenta en ‘Letras Capitales’ su última novela, ‘Las tres bodas de Manolita’, el tercer libro sobre la saga dedicada a la posguerra española en la que está inmersa

ÁNGELA ALBA CÓRDOBA | ACTUALIZADO

La escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960) está inmersa en una saga literaria sobre la posguerra española en la que ya ha publicado Inés y la alegría y El lector de Julio Verne. Ahora acaba de llegar a las librerías Las tres bodas de Manolita, una novela centrada en la resistencia cotidiana que presentó ayer en el ciclo Letras Capitales.

-¿Qué referentes ha tenido para crear la historia de este tercer episodio de una guerra interminable?

-Por una parte, he tenido referentes familiares como casi todos los españoles. Mis dos familias son de Madrid y pasaron la posguerra allí. Desde pequeña he escuchado historias sobre el estraperlo, el hambre, las dificultades que había para encontrar comida, la penicilina… Lo he mamado como muchos españoles. Por ejemplo, de pequeña se me caía el pan al suelo y me obligaban a besarlo. Aparte he leído muchos libros, testimonios de época, he indagado en la historia de las cartillas de racionamiento, qué productos figuraban en la cartilla cada semana… Por desgracia, la penuria fue muy grande y aún hay mucha huella de la penuria tanto en las memorias familiares como en las autobiografías y testimonios de la gente que vivió esa época.

-¿Cómo ha sido la labor de documentación que ha llevado a cabo para escribir esta trilogía? En El corazón helado ya tocó el tema de la Guerra Civil…

-Pero El corazón helado es una novela distinta, es sobre el presente, la trama principal pasa en 2005. Para esa novela empecé a leer toda clase de libros y me fui encontrando con una serie de historias de la posguerra que no me cabían en el libro que estaba escribiendo. El corazón helado era una novela en la que quería contar el exilio, pero no podía contar a la vez el exilio y la posguerra interior. Había historias fabulosas que prometían como novelas pero no sabía qué hacer con ellas. Las estuve guardando en un cuaderno y cuando acabé El corazón helado no sabía qué hacer, que es lo que pasa cuando acabas una novela de mil páginas, que no es fácil escribir nada después. Pensé en escribir un guión de cine con la historia del Valle de Arán, no me salió bien y después de equivocarme durante un año y medio dije «voy a escribir novelas» y vi que me salían seis. Pero cuando llegué a ese punto ya llevaba seis años leyendo y documentándome para comprender, porque yo en aquel momento no leía para encontrar historias, sino para entender. Digamos que la documentación ya la había hecho cuando me puse a escribir y, a medida que me voy acercando a cada una de ellas, vuelvo a leer los libros decisivos, los que en un momento determinado me dieron la idea, y hago una lectura más exhaustiva. Pero la historia en sí viene de antes del proyecto.

-¿No ha llegado a empacharse de Guerra Civil y posguerra?

-La guerra aparece de vez en cuando pero me centro en la posguerra y además mis novelas no se parecen entre sí. En esta última ya no hay guerrillas, hay gente corriente. Muy pocos países en el siglo XX han tenido una historia tan compleja como la de España y en ninguno que yo conozca la gente está tan convencida de que lo sabe todo como en España. Hay una sensación de que sólo se hacen películas y se escribe sobre la guerra pero si haces una lista, cualquier español medio ha visto tres o cuatro veces más películas de la Segunda Guerra Mundial que de la Guerra Civil. Creo realmente que desde la posguerra los españoles vivimos en una mina de oro, es decir, tenemos debajo de nuestros pies un tesoro de historias que no se han contado de héroes, de villanos, de aventuras, de misterios… Por eso, cuando publiqué El lector de Julio Verne la gente se quedó con la boca abierta. Ahora me está pasando lo mismo con la historia de Isabel Perales, la niña esclava. Todo está ahí, lo único que hay que hacer es mirar con un poco de ternura e interés.

-En este último libro, ¿qué evolución sufre Manolita, la protagonista?

-A mí me gusta decir que esta novela es la historia de una pandilla de chicos que vivía en Antón Martín y de lo que la guerra y la posguerra hizo con ellos. Manolita es una chica corriente, la hermana del montón del chico guapo de la pandilla. En su casa cuando era pequeña la llamaban la señorita conmigo no contéis porque no quería asumir ningún compromiso ya que sus familiares se ofrecieron como voluntarios para todo cuando terminó la guerra y ella se hizo responsable de sus tareas. Este libro es la historia de cómo esa chica corriente se convierte en una heroína, aunque su heroicidad consista sólo en sobrevivir. De todas las categorías de personajes que hay en la literatura universal mis favoritos son los supervivientes. He escrito mucho sobre supervivientes pero nunca he creado una superviviente tan tenaz como esta chica.

-En la mayoría de sus novelas las protagonistas son mujeres, como Manolita, Inés o Malena. ¿Se inspira en alguna figura para construir a estos personajes con tanta fortaleza?

-En todas estas novelas, que son de ficción basadas en hechos reales, hay algunos personajes reales y otros que no lo son, como el caso de Manolita, que está construido con muchos pedacitos de mujeres reales. Tiene la experiencia del desahucio, de la desolación… pero ella sin embargo es capaz de hacer amigas, reírse o pasárselo bien en la cola de la cárcel. Todo eso no es de ninguna y a la vez de todas las mujeres.

-¿Sobre qué tratará su próxima novela de la saga de la posguerra?

-La voy a escribir ya porque me apetece mucho. Será una historia basada en un hecho real que fue una trama de evasión de jerarcas nazis dirigida desde Madrid por una mujer que consiguió sacar a un montón de ellos que llegaron a España en dirección Argentina. Los acogía, los vestía y los cuidaba. La historia de ficción es la de un representante del gobierno republicano en el exilio que cree que tiene una oportunidad de que los aliados se vuelquen a favor de la causa republicana y que consigue infiltrarse en esa red.

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