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Zaragoza homenajea al confesor de los fusilados en la guerra civil

El Periódico de Aragón, | 2 abril 2014

_PrElPeriodicoAragón«El padre Gumersindo de Estella puso luz en medio de la inhumanidad»

 

El periodista que publicó sus diarios afirmó que fueron «un golpe moral»

F. V. L. 02/04/2014

La guerra civil terminó tal día como ayer hace 75 años. Por eso la elección del 1 de abril para rendir homenaje en Zaragoza al padre Gumersindo de Estella, confesor de los fusilados en la guerra civil, no fue una mera coincidencia. Fue, al contrario, un acto deliberado de apoyo a la memoria histórica de la capital aragonesa y de un hombre que «puso luz en medio de la inhumanidad de la contienda», en palabras del capuchino José Ángel Echevarría.

El teatro Principal se llenó para la ocasión, en la que dos frailes de la orden capuchina, el historiador Julián Casanova y el periodista Pablo Larrañeta glosaron la figura del capellán del cementerio de Torrero entre el verano de 1937 y marzo de 1942.

Larrañeta, de 67 años, lo conoció personalmente, cuando era un adolescente, en Pamplona. Y unos 20 años más tarde, en la Transición, publicó en Andalán el «duro diario» que el sacerdote había escrito a lo largo de su trágica experiencia en la cárcel zaragozana.

«La publicación de aquellos papeles fue un aldabonazo, un golpe moral a la sociedad aragonesa» a la salida de la dictadura franquista, subrayó Larrañeta, que gracias a sus contactos con los capuchinos encontró unas fotocopias de las memorias del sacerdote, «pues el original nunca ha aparecido».

El periodista leyó párrafos «escalofriantes» del texto, editado por Mira en el 2003 y en el que se da cuenta del fusilamiento de mujeres embarazadas y de cómo los guardias arrebataban los niños de pecho a otras condenadas por sus ideas izquierdistas.

«La gente que lo leía no se lo creía, aunque todos sabíamos que había sido así», dijo Larrañeta, que también comentó que algunos párrafos se referían a «los soldados que no querían disparar» a sus víctimas, colocadas de espaldas a ellos, ante el muro del cementerio.

75 AÑOS DESPUÉS «Casi ninguno se subleva», recogió el padre Gumersindo de Estella, que falleció en 1974, aunque otros lanzaban «gritos, palabrotas y blasfemias». «Hablar de esto 75 años después nos libera a todos», subrayó el periodista durante el acto, que estuvo organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza y contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch.

Larrañeta definió al fraile como un hombre «valiente», que no colaboró y que escribió un diario «de un valor incalculable», mientras que el historiador Julián Casanova destacó el valor de ese testimonio para reconstruir la historia de España.

«Cuando pase el encabronamiento, cuando hayan muerto quienes hicieron la guerra y sus descendientes, dentro de muchos años, sabrán que en Zaragoza hubo, a finales del siglo XX y principios del XXI, personas que destaparon lo que otros querían tapar», declaró Casanova.

Además, el historiador criticó duramente a quienes, pese a poseer una sólida formación, mantienen que «no se debe remover el pasado», pues eso entraña renunciar a conocer la realidad histórica.

El público que llenaba el teatro había escuchado antes de estas palabras al padre Tarsicio de Azcona, un capuchino nonagenario que conoció y trató a Gumersindo, al que definió como un fraile «de un prestigio y una personalidad intangibles».

Por su parte, José Ángel Echevarría situó al confesor estellés en lo que denominó «la tercera España», la que no pudo impedir la guerra civil.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/zaragoza-homenajea-confesor-fusilados-guerra-civil_932096.html