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Con dificultades descifro las hojas de los eucaliptos

Emilio Sales Almazán, | 11 julio 2014

libro15En el aniversario del nacimiento de Pablo Neruda

 

 

CON DIFICULTADES DESCIFRO LAS HOJAS DE LOS EUCALIPTOS

(En el aniversario del nacimiento de Pablo Neruda)

De nombre Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, y “bautizado” para gloria de las letras y de la lucha por las libertades como Pablo Neruda, hoy, 12 de julio, se conmemora el 110 aniversario de su nacimiento y, para más cumulo de felicidad, los 90 años de la publicación de una de las mejores y más hondas obras dedicadas al amor y ausencia, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. Debo reconocer que soy un romántico y es el libro que más veces he regalado cuando Cupido me ha atravesado con su flecha. “Podría escribir los versos más tristes esta noche…  Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo la escribo”. Pero menos conocida es  “la canción desesperada” que me lleva a algunos de sus momentos cumbres. Quizás el hecho de haber regalado tantas veces esta obra también significa que otras tantas el desamor me ha invadido.

“Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.

El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.

Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.

Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.

De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.

Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue

naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.

La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,

turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.

Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.

Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,

anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,

a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,

y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,

y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.

Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme

en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,

el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,

aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,

oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo

en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.

Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,

y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh sentina de escombros, en ti todo caía,

qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste

de pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.

Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,

descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora

que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.

Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.

Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!”

 

Pero Neruda no solo es uno de los más grandes poetas en lengua castellana, es un hombre comprometido en las luchas sociales que se batallaban en esa época y que son idénticas a las que en hoy en día nos abruman. Viajó por todo el mundo ya que fue diplomático de su país, Chile, recordemos que esta nación fue la más antigua democracia de América latina. Participó, como ciudadano en política e intervino, junto a otros y en especial con Luis Emilio Recabarren (tengo el honor de que hace años mis Compañer@s de trabajo así me apodaban) en la formación del Partido Comunista de Chile y entregó sus esfuerzos en la defensa del pueblo español contra el fascismo.

Por ello quiero destacar dos aspectos de su vida, una trayectoria intensa y plagada de vicisitudes. En primer lugar sería destacable su apoyo al pueblo español en su lucha contra el fascismo. En sus estancias en España participó de la camaradería y de la actividad del grupo de intelectuales que, sin duda, representan la mejor generación que ha dado nuestro país. La relación es inmensa pero baste unos cuantos nombres para dar fe de lo que aquí se expone: María Teresa León, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Manuel Altolaguirre, José Bergamín, Maruja Mallo, Luis Cernuda, etc, etc. Cómo no recordar su residencia en la llamada “casa de las flores” en Madrid, sita en el barrio de Argüelles y que en la parte que da a la calle Hilarión Eslava  con Rodríguez S. Pedro se erige una placa que recuerda al poeta. De su amor por el pueblo español hay referencia en unas palabras que escribió: “Esa época es fundamental en mi vida. Por lo tanto, casi todo lo que he hecho después, casi todo lo que he hecho en mi poesía y en mi vida tiene la gravitación de mi tiempo en España…”

En noviembre de 1936 abandona España el Cónsul de Chile en nuestro país, Ricardo Reyes, tal como firmaba sus documentos como representante consular, no renuncia a ayudar a los españoles que luchan por defender la legalidad constitucional democráticamente elegida por el pueblo español, en defensa de la República.  En 1939 es nombrado por el presidente Pedro Aguirre Cerdá cónsul especial para la inmigración española en París, y en esa condición se encarga de organizar y fletar un buque para salvar de la muerte o, en el mejor de los casos, la cárcel, de la mayor cantidad de españoles y que pudieran al abandonar España llegar a un lugar donde ser libres. Así se inicia la aventura del “Winnipeg”. Una de las grandes gestas que la solidaridad de gentes de todo el planeta pusieron en marcha para ayudar al pueblo español en su lucha contra el fascismo. Este buque era un antiguo carguero francés que se acondicionó para transportar a 2.365 españoles desde el muelle de Trompeloupe, en Pauillac, Francia, hasta Valparaíso. Era el 4 de agosto. Ese día Neruda escribió: “que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie.” El buque llegó a puerto chileno el 3 de septiembre de 1939 con un recibimiento multitudinario de las gentes de la ciudad. Seiscientos de ellos se quedaron en esta ciudad, mientras que el resto se traslada en tren hasta Santiago. Ése mismo día, Francia e Inglaterra declaran la guerra a Alemania. Pero la historia nos descubre una gran anécdota, en representación del gobierno democrático de Chile, daba la bienvenida un personaje que con el tiempo sería referente de las libertades no solo en ese país, Salvador Allende que en ese momento era ministro de Salud y cuya amistad con Neruda duró hasta la muerte.

En su inmortal obra “Memorial de Isla Negra” el poeta definía así aquella aventura que levó a cientos de españoles a la libertad:

Yo los puse en mi barco.

Era de día y Francia

su vestido de lujo

de cada día tuvo aquella vez,

fue la misma claridad de vino y aire

su ropaje de diosa forestal.

Mi navío esperaba

con su remoto nombre

“Winnipeg”

Pegado al malecón del jardín encendido,

a las antiguas uvas acérrimas de Europa.

Pero mis españoles no venían

de Versalles,

del baile plateado,

de las viejas alfombras de amaranto,

de las copas que trinan

con el vino,

no, de allí no venían,

no, de allí no venían.

De más lejos,

de campos de prisiones,

de las arenas negras

del Sahara,

de ásperos escondrijos

donde yacieron

hambrientos y desnudos,

allí a mi barco,

claro,

al navío en el mar, a la esperanza

acudieron llamados uno a uno

por mí, desde sus cárceles,

desde las fortalezas

de Francia tambaleante

por mi boca llamados

acudieron,

Saavedra, dije, y vino el albañil,

Zúñiga, dije, y allí estaba,

Roces, llamé, y llegó con severa sonrisa,

grité, Alberti! y con manos de cuarzo

acudió la poesía.

Labriegos, carpinteros,

pescadores,

torneros, maquinistas,

alfareros,

curtidores:

se iba poblando el barco

que partía a mi patria.

Yo sentía en los dedos

las semillas

de España

que rescaté yo mismo y esparcí

sobre el mar, dirigidas

a la paz

de las praderas.

Qué orgullo mío cuando

palpitaba

el navío

y tragaba

más y más hombres, cuando

llegaban mujeres

separadas

del hermano, del hijo, del amor,

hasta el minuto mismo

en que

yo los reunía,

y el sol caía sobre el mar

y sobre

aquellos

seres desamparados

que entre lágrimas locas,

entrecortados nombres,

besos con gusto a sal,

sollozos que se ahogaban,

ojos que desde el fuego sólo aquí se

encontraron:

de nuevo aquí nacieron

resurrectos,

vivientes,

y era mi poesía la bandera

sobre tantas congojas,

la que desde el navío llamaba

latiendo y acogiendo

los legados

de la descubridora

desdichada,

de la madre remota

que me otorgó la sangre y la palabra.

Y como ya hablamos de la amistad que les unió paso a rememorar el segundo aspecto que refleja su compromiso político. Neruda recibe el premio Nobel de literatura en 1971, el 5 de diciembre de 1972 aparece en público en un homenaje que el pueblo chileno ofrece en el Estadio Nacional a su insigne poeta. Ya en febrero de 1973 renuncia a su cargo de embajador en Francia por motivos de salud. Pero llegan el nefasto fin de verano de ese mismo año y el 11 de septiembre se produce el golpe militar de las fuerzas armadas comandadas por Pinochet y auspiciadas y financiadas por el gobierno estadounidense, donde la CIA y el vil Kissinger levaba tiempo maquinando con la oligarquía financiera chilena el acabar con el régimen democrático del presidente Salvador Allende. Es necesario repasar de vez en cuando las imágenes del bombardeo del palacio presidencial la Casa de la Moneda en Santiago, y la defensa hasta la muerte que hizo el presidente Allende y sus colaboradores, es necesario saber que ese acto indigno y criminal era perpetrado por militares golpistas a los que bien se les podía definir como hijos ideológicos de los mismos que años antes habían actuado en España. Neruda fallece el 23 de septiembre según la información oficial víctima del cáncer que padecía. Hace poco se estudiaron sus restos ante la sospecha de que pudiera ser envenenado. Si no fue así seguro que su muerte se aceleró por la tristeza de ver su pueblo machacado como lo fue el pueblo español.

Hay una obra que es desconocida por muchos o tal vez “olvidada” por otros y que se titula “Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena”. El nixonicidio no como forma de acabar  físicamente con el presidente norteamericano, si no de desnudar y denunciar el comportamiento hegemónico tradicional de Estados Unidos que él consideraba inaceptable para la comunidad internacional. Un texto sin enconos, sin rencores, pero lleno de sátira y de reflexión crítica acerca del imperialismo estadounidense. El poemario empieza así:

Comienzo por invocar a Walt Whitman

Es por acción de amor a mi país

que te reclamo, hermano necesario,

viejo Walt Whitman de la mano gris,

para que con tu apoyo extraordinario

verso a verso matemos de raíz

a Nixon, presidente sanguinario ………..

Repaso con la mirada los libros de Neruda apilados en la estantería, están casi todos los que publicó además de otros dedicados s su vida y obra. Prosa y verso. “Confieso que he vivido. Memorias”, “Cartas a Laura”, “Residencia en la tierra”, “Elegía”, “Para nacer he nacido”, “La rosa separada”, “La espada encendida”, “La barcarola”, “El río invisible”, “Las uvas y el viento”, “Navegaciones y regresos”, “Odas elementales”, “20 poemas de amor y una canción desesperada”, “Plenos poderes”, “Cantos ceremoniales”, “Jardín de invierno”, “Los veros del capitán”, “Memorial de Isla Negra”, “Tercera residencia”, “Canto general”, y de repente no encuentro “Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena”, algún hado me ha jugado una mala pasada, seguro que está entre ese maremágnum que es mi “mansión”. Mientras lo busco espero que estas líneas sirvan como homenaje a uno de los grandes poetas en lengua castellana y que me enseñara a amar la literatura y la política, esa que se basa en la lucha por la libertad.