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Entrevista a Rafael Quirosa-Cheyruze y Muñoz

Cazarabet Mas de las Matas, | 31 julio 2014

image001Responsable de edición de «Los partidos en la Transición. Las organizaciones políticas en la construcción de la democracia española»

 

 

Biblioteca Nueva ha sacado hace poco tiempo un libro muy, muy interesante, desde el cuidado en la edición y la coordinación de Rafael Quirosa, se trata de Los Partidos en la Transición. Las organizaciones políticas en la construcción de la democracia española. Un buen libro que leer para entender un tramo muy cercano de la historia contemporánea que no por cercanas podemos ser más o menos sabedores sobre lo que pasó en aquellos días y en cómo “operaron” los partidos….Un libro bien escrito, bien explicado que sepultará alguna de nuestra dudas , que pondrá alguna otra en el camino, pero eso siempre es positivo y que nos dará mucho de qué pensar en un período temporal en que necesitas meditar, de nuevo, sobre no pocas cuestiones en torno a los políticos y demás.

Lo que nos dice Biblioteca Nueva: Exhaustivo análisis del panorama político, social y sindical de la España de la Transición.

Este libro profundiza en el papel de los partidos políticos en el proceso de transición a la democracia llevado a cabo en España tras la muerte del general Franco y, para ello, participan en su redacción veintitrés especialistas. La obra está estructurada en tres partes. Una primera sección incluye reflexiones de carácter general y los estudios sobre lo sucedido en otros países como Portugal, México y las repúblicas del Este europeo. En la segunda, se analizan las organizaciones políticas de ámbito estatal, desde los partidos ultraderechistas a los marxistas-leninistas, pasando por Alianza Popular, UCD, CDS, los socialistas y los comunistas vinculados al PCE. Finalmente, en un tercer bloque se incluyen los textos que estudian los partidos nacionalistas y regionalistas que tuvieron actividad política en los años de la Transición, tanto en las llamadas comunidades históricas, como en las reguladas por el artículo 143 de la Constitución.

El autor:

Rafael Quirosa-Cheyrouze, editor de esta obra, es profesor titular de Historia Contemporánea y responsable del grupo de investigación «Estudios del Tiempo Presente» en la Universidad de Almería. Tras dedicar sus primeros trabajos a la etapa de la crisis de los años 30 del siglo XX, en los últimos años ha centrado su labor al estudio de la Transición.

-El estudio de la Transición, querido Rafael, nos lleva casi por sí solo a sacar conclusiones sobre los aciertos y los errores en la historia de sus diferentes protagonistas… ya sabes que siempre está aquello de “tropezó, de nuevo, en la misma piedra…”. ¿Crees que la historia contemporánea en España y sus protagonistas han ido tropezando en la misma piedra?

-Nunca he creído en esa imagen estereotipada de la Historia de España que retrata un país ajeno al resto del mundo y tampoco comparto las visiones lineales que trasladan unas “piedras” de unas etapas a otras como si estuvieran aisladas del tiempo y de las coyunturas concretas de cada época.

-¿Escribir, en este caso coordinar, un libro sobre la Transición es realizar también, a su manera, un ejercicio en contra del olvido? ¿Qué te parecen los movimientos por la Recuperación de  la MH?

-Todo libro de Historia es, o debe ser, un ejercicio contra el olvido. Respecto a los movimientos ciudadanos surgidos para demandar un mayor conocimiento de las etapas relacionadas con el conflicto bélico iniciado en 1936 –II República, la propia guerra, la dictadura de Franco-, siempre he sostenido que eran el resultado de unas carencias que la democracia no había sabido atender. Y, desde distintas perspectivas, se debía dar respuestas a las justas demandas de un mejor conocimiento de la Historia y del reconocimiento de las víctimas, que en muchos casos, además, estaban enterradas en fosas comunes o en cunetas de los caminos.

-En tiempos en que se habla tanto de la Transición y más que nada para encontrarle “peros” y para “cuestionarla”, escribir por tu parte y poder tener entre nuestras manos este libro es todo un tesoro. ¿Cómo lo ves?; ¿Cómo has ido percibiendo la receptibilidad de este libro entre historiadores, especialistas y crítica?

-Este libro es una aportación más al conocimiento de la Transición en España, con capítulos que reflejan el resultado de la investigación realizada por especialistas, y en el marco más amplio de un trabajo llevado a cabo desde la Universidad de Almería desde hace más de una década. Como decimos en la introducción, en este tiempo hemos sumado la edición de 350 trabajos sobre el proceso democratizador, firmados por más de tres centenares de investigadores vinculados a distintas disciplinas académicas –Sociología, Periodismo, Ciencia Política, Economía, Literatura…, pero sobre todo Historia Contemporánea– y procedentes de 62 centros universitarios, 22 de ellos extranjeros. La respuesta de los colegas, hasta donde sabemos, ha sido muy positiva, en la misma línea que la recibida por los volúmenes anteriores.

-¿Qué verdadero poder tuvieron los partidos en la Transición?

-El poder siempre es limitado, mucho más el de los partidos, que además está fragmentado por su propia naturaleza y definición. Es cierto que se construyó un sistema político que tuviera unas organizaciones fuertes y permitiera la concentración de los apoyos ciudadanos, con el fin de darle más consistencia al proceso y, sin duda, para evitar el fraccionamiento vivido en la II República, referente democrático anterior.

-¿Cómo aglutinaron el poder los partidos, cómo se estructuraron, después de 40 años de férrea dictadura?

-El sistema de partidos resultante del proceso democratizador quedó perfilado tras las primeras elecciones de 1977 y, sobre todo, una vez celebradas las generales de 1982. Así, en la etapa de la Transición, y tras la eclosión de múltiples opciones –la famosa “sopa de letras”-, la mayor parte del electorado español concentró su confianza en dos opciones principales –UCD por el centro-derecha y el PSOE como alternativa progresista- y en otras dos más minoritarias –AP en el conservadurismo y PCE más a la izquierda-. No hay que olvidar tampoco los resultados logrados por el entonces denominado nacionalismo moderado de las regiones que más reivindicaban su derecho a la autonomía política –Convergencia en Cataluña y PNV en Euskadi-.

-¿Te ha llegado algo entre la gente de a pie muy crítica con el proceso de la Transición y que, muy a menudo, son los que más elocuentemente reflejan la realidad de una sociedad?

-Ahora hay una actitud muy crítica con los años de la Transición, como si allí se encontraran las bases de todos los males que acucian a este país en la actualidad. Igual que considero un error la imagen oficialista de un proceso democratizador “idílico”, tampoco es un acierto ese acoso y derribo al modelo de cambio que permitió la consolidación de un régimen de libertades en España. Está claro que hay cosas que no se hicieron y que hubiera sido conveniente haber hecho, pero no hay que olvidar la coyuntura histórica del momento que, simplemente, hacía inviable poder llevar a cabo ciertas medidas, por muy justas que hoy nos puedan parecer. Más críticos tendríamos que ser con los más de 30 años que hemos vivido después de terminar el proceso, en los que ya no había esas limitaciones y, en cambio, tampoco se hizo lo que se había dejando pendiente en la Transición.

¿Cómo ha sido este trabajo de coordinar las plumas que han ido tratando los diferentes temas que se abordan en el libro?

-La verdad que ha sido muy satisfactorio. Con la colaboración de mi compañera Mónica Fernández Amador, hemos prestado una cuidadosa atención a los textos remitidos, unificando criterios y corrigiendo erratas, además de insistir en algunos casos en los plazos de entrega. Como ya hicimos en volúmenes anteriores, nos hemos preocupado de que la obra tenga un detallado índice onomástico, una herramienta obligada en cualquier libro que pretensa ser útil para investigaciones futuras. La calidad profesional y humana de los autores ha facilitado, sin duda, el trabajo de edición, por lo que quiero aprovechar para dar de nuevo las gracias a todos los participantes en la obra.

-La verdad es que el libro es riguroso en cuanto que toca los temas más importantes que se trataron en la Transición y que más huella han ido dejando: la autocomplacencia, lo de “ser modélicos”, el sistema electoral, el discurso político, las miradas hacia otros países y sus diferentes situaciones ¿En España durante la Transición pesaron tanto o más los poderes fácticos y económicos que los poderes políticos?

-Se llaman poderes fácticos por algo y no cabe duda de que siempre pesan mucho. ¿Acaso no ocurre hoy día? En cualquier caso, yo creo que en cierto modo hubo una confluencia de intereses entre esos agentes de la vida social por los que me preguntas. Quizás la mejor salida para todos ellos era el establecimiento de un régimen democrático como el vigente en el resto del mundo occidental. Es decir, siempre que no se pusieran en riesgo determinados privilegios ni, por supuesto, el sistema de producción capitalista. No obstante, eso tampoco era exclusivo de la situación de España a la muerte del dictador, sino que afectaba a todas las democracias consolidadas.

-¿La derecha española le ganó la partida en la Transición, y durante su proceso, a la izquierda?

-Podríamos responder afirmativamente a esa cuestión si nos quedamos con la interpretación histórica del proceso que ha hecho la propia derecha o, incluso, si atendemos a la reacción que algunos sectores de la izquierda están teniendo hoy día al analizarlo. Sin embargo, aunque ahora no parezca muy popular decirlo, yo no estoy muy de acuerdo con esa conclusión. Si tenemos en cuenta que la derecha era entonces, sobre todo, el franquismo o sus herederos, hay que recordar que buena parte de ellos –continuistas, pseudoreformistas- no querían la democracia, tal y como se entendía en los países con mayor tradición. Es decir, o deseaban mantener las esencias del régimen surgido de la guerra civil –eso representaba la Alianza Nacional del 18 de Julio o el Frente Nacional-, o bien pretendían una democracia limitada como la que Manuel Fraga intentó impulsar desde el primer Gobierno de la Monarquía. Por tanto, es preciso recordar que fueron las reivindicaciones de los movimientos sociales y de las organizaciones de la oposición democrática –aunque algunas fueran de centro-derecha- las que impulsaron el proceso. Y, si bien es cierto que no lograron sus objetivos máximos, sí consiguieron la instauración de una democracia plena y que una parte de los sectores surgidos del franquismo entendiera la necesidad de pactar un acuerdo con sus adversarios para alcanzar una salida satisfactoria a la complicada situación existente.

-¿Fue la UCD y la figura de Adolfo Suárez los dos peones utilizados por la derecha española, la más conservadora, para afrontar la transición española?

-Por la derecha española, puede; por la más conservadora, no. Esos sectores apoyaban a Blas Piñar y, sobre todo, a Manuel Fraga. En torno a UCD, en general, se situaron los elementos más dinámicos y modernos de la derecha, además de aquellos que, procedentes del franquismo y con pragmatismo, vieron la opción como una vía para prolongar su actividad política. Eso no significa, en absoluto, que tanto Suárez como el resto de dirigentes del partido centrista no utilizaran todos los resortes que tuvieran a su alcance para ejercer el poder, tanto los más democráticos como aquellos otros menos confesables y heredados de la situación dictatorial. En cualquier caso, y en su conjunto, UCD contribuyó de forma esencial para consolidar el nuevo régimen parlamentario.

Como decíamos anteriormente, se está mirando mucho a la Transición y cabe recordar que hace unos años, en “tiempos de bonanza”, se hacía más para “admirarla” y considerarla como “modélica”, y hoy, más que nunca, para encontrar y ver en ella graves errores en los que se aprecian muchas de las consecuencias de algunos problemas que nos afectan… Bien, dejando aparte de que la Transición fuese más o menos modélica o una mentira, según quien lo mire, ¿por qué “demonizar” el revisionismo en torno a la misma?, ¿por qué no podemos o no se puede ir a encaminar esfuerzos a cambiar aquello que, hasta simplemente por el paso del tiempo, ya no esté vigente para estos tiempos?, ¿por qué cada vez que hablamos de “tocar” la Constitución todos los partidos políticos (o casi todos) se ponen en guardia?

-Estoy totalmente de acuerdo con el espíritu que refleja este conjunto de reflexiones y preguntas. Un texto constitucional no se debe cambiar todos los meses, pero tampoco tenemos que considerarlo eterno, inmutable. Estoy convencido de que este inmovilismo constitucional, por llamarlo de algún modo, perjudica precisamente lo que se quiere defender. En cualquier caso, ni la Constitución del 78 es tan perfecta como se nos quiso “vender”, ni es la responsable de todas nuestras desgracias. Después de más de siete lustros, puede ser un momento oportuno de llevar a cabo una reforma que actualice sus artículos básicamente en un doble sentido: profundizar en la democracia, sobre todo tras los fallos detectados en el sistema durante las décadas que ha estado vigente, y adecuarla a la sociedad española del siglo XXI. Aunque sea una cuestión concreta, en esa reforma debe estar muy bien reflejada la necesidad de prevenir contra cualquier tipo de corrupción en la vida pública.

– Estamos ante una transición a la democracia participada por unos partidos, pero no tanto por la ciudadanía; pero desde hace un tiempo ha sido mucha la gente que se ha lanzado a la calle para reclamar mayor participación ciudadana, viajando hacia una democracia asamblearia…. ¿por qué, vuelvo a repetir, la gran mayoría de nuestros políticos (herederos de aquellos que protagonizaron la Transición) se desvinculan de esa calle y se aferran a los acuerdos alcanzados hace más de treinta y tantos años?

-Quizás sea muy osado en mi respuesta, pero creo que es por miedo y por ignorancia. Pienso que pueden tener miedo a lo que teman que se escapa de su control o a lo que ponga en riesgo los privilegios de algunos. Y si hablo de ignorancia es porque hay mucha, aunque esto no sea patrimonio exclusivo de la llamada clase política. En este sentido, no creo que el conocimiento y la experiencia sean méritos muy valorados en la promoción vigente en los partidos.

-¿Hasta qué punto crees que los nacionalismos en España tuvieron e imprimieron su huella en la Transición?

-Es incuestionable que las reivindicaciones de los nacionalismos periféricos formaban parte de las luchas contra el franquismo, es decir, por la democratización en España. Por ello, la Transición debía contemplar también una salida a ese problema histórico y lograr encauzar esas peticiones en el marco constitucional del nuevo régimen. Y así nació el llamado Estado de las Autonomías, una solución que, con todos sus defectos, ha permitido establecer un marco de convivencia muy aceptable durante más de tres décadas.

-Desde tu punto de vista, y dado cómo está de sensible el tema vinculado con la Monarquía, ¿se puede hablar de debilidad auténtica de la misma?; ¿se ha sobrevalorado demasiado positivamente a la figura del Rey Juan Carlos y a la Monarquía en España?

-La debilidad actual de la Monarquía no es ajena a la del resto de instituciones del Estado. Y esto no debe entenderse como algo extraño, en la medida en que los ciudadanos están viendo cómo las instancias oficiales no actúan de una manera adecuada para resolver sus graves problemas. Además, muchos de sus representantes parecen instalados en el limbo de lo que han convertido en su profesión, más preocupados por su supervivencia que por la misión que la sociedad les encarga. Sobre Juan Carlos I mi opinión es similar a la del proceso de Transición: no es la perfección personificada que sus hagiógrafos y modernos cortesanos pregonan, pero tampoco hay que prescindir de los aspectos positivos que su reinado ha proporcionado a España, muchos en comparación con quienes han ocupado la Jefatura del Estado con anterioridad. Podemos decir que la Monarquía desempeñó un papel histórico importante y, desde mi opinión, beneficioso para España tras la muerte de Franco. Esto no significa, en absoluto, la necesidad de perpetuarlo ni que no se pueda plantear con rigor y respeto la opción republicana.

– Ahora quizás me digas que podemos “pecar” de mirar a la historia preguntándome cosas demasiado “socorridas”, pero no lo puedo evitar: ¿el golpe de Estado, del  23-F… fue: a) un auténtico golpe militar; b) un golpe militar que fue consentido, debidamente controlado, para que la Transición viajase por donde convenía a los poderes económicos y políticos o  c) simplemente un montaje del que se tardará, aún años, a desenmarañar a los verdaderos protagonistas y organizadores (eso si es que, alguna vez se sabe)…

-Considero que la respuesta correcta no está en ninguna de las tres opciones, al menos por separado. Es decir, para mí, en los acontecimientos desarrollados en febrero de 1981 hubo un poco de las tres posibilidades, aunque esta respuesta pueda parecer contradictoria, cómoda o poco rigurosa. Como historiador, confío en que alguna vez nos acerquemos un poco más al conocimiento de las principales claves de lo sucedido.

 

Los partidos en la Transición. Las organizaciones políticas en la construcción de la democracia española. Rafael Quirosa-Cheyruze y Muñoz (ed.)

424 páginas       17 x 24 cms. 24,00 euros. Biblioteca Nueva

Exhaustivo análisis del panorama político, social y sindical de la España de la Transición.

Este libro profundiza en el papel de los partidos políticos en el proceso de transición a la democracia llevado a cabo en España tras la muerte del general Franco y, para ello, participan en su redacción veintitrés especialistas. La obra está estructurada en tres partes. Una primera sección incluye reflexiones de carácter general y los estudios sobre lo sucedido en otros países como Portugal, México y las repúblicas del Este europeo. En la segunda, se analizan las organizaciones políticas de ámbito estatal, desde los partidos ultraderechistas a los marxistas-leninistas, pasando por Alianza Popular, UCD, CDS, los socialistas y los comunistas vinculados al PCE. Finalmente, en un tercer bloque se incluyen los textos que estudian los partidos nacionalistas y regionalistas que tuvieron actividad política en los años de la Transición, tanto en las llamadas comunidades históricas, como en las reguladas por el artículo 143 de la Constitución.

Rafael Quirosa-Cheyrouze, editor de esta obra, es profesor titular de Historia Contemporánea y responsable del grupo de investigación «Estudios del Tiempo Presente» en la Universidad de Almería. Tras dedicar sus primeros trabajos a la etapa de la crisis de los años 30 del siglo XX, en los últimos años ha centrado su labor al estudio de la Transición.

 

Índice

PRESENTACIÓN.—POLÍTICA Y PROCESO DEMOCRATIZADOR, Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz ……. 13

La Transición como objeto de estudio ……………… 13

La estructura del libro ……………………………. 16

PRIMERA PARTE

PLANTEAMIENTOS GENERALES

CAPÍTULO 1.—MADE IN SPAIN, DE LA AUTOCOMPLACENCIA A LA CRISIS, Encarnación Lemus López …….. 25

De la crítica a la revalorización ……………………………………………………………… 26

El modelo y la observación internacional ………………………………………………… 30

La atención internacional hacia los elementos del modelo …………………………. 33

CAPÍTULO 2.—¿UNA MODÉLICA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA (1976-1982?

¿(NOS) CONVIENE REVISITAR (RESIGNIFICAR) LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA A LA DEMOCRACIA?, Montserrat Duch Plana ……… 37

Miedo y consenso ……………………………… 39

Mitos y tabúes …………………………………….. 43

Memorias colectivas ………………………….. 47

CAPÍTULO 3.—EL SISTEMA ELECTORAL: ¿UNA DECISIÓN NEUTRAL?, Álvaro Soto Carmona . 49

El sistema electoral ………………………. 51

Elecciones …………………………………………. 54

Sistema de partidos ……………………………………………….. 59

CAPÍTULO 4.—EL DISCURSO POLÍTICO EN LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA: IDEOLOGÍA Y EXPECTATIVAS

DE PODER EN EL DEBATE EN TORNO A LA CONSTITUCIÓN DE 1978, Mario P. Díaz Barrado ………… 65

La Transición a través de un método de análisis ………………………… 66

El método de las regulaciones: poder y conflicto ……………… 68

Topologías del discurso: Ideología y mentalidad ……… 70

Las Cortes Constituyentes, 1977-1979 ……………. 72

El Pleno del 21 de julio de 1978 …………. 74

Epílogo ………………….. 88

CAPÍTULO 5.—FORÇAS ARMADAS E PARTIDOS POLÍTICOS NA REVOLUÇÃO PORTUGUESA DE 1974-1975, Fernando Rosas ………. 91

Do golpe de Estado à Revolução ……………………………. 92

As mudanças da Revolução …………………. 96

O desfecho da Revolução. A democracia parlamentar …………. 99

A revolução, marca genética da democracia portuguesa ………….. 106

CAPÍTULO 6.—LOS GRUPOS POLÍTICOS EN LOS PROCESOS DE TRANSICIÓN EN LOS PAÍSES DE

LA ANTIGUA EUROPA DEL ESTE, Guillermo Á. Pérez Sánchez ………….. 107

De las «revoluciones de liberación» de 1989 a los inicios de la «triple transición» en la antigua Europa del Este ………… 109

Carácter y aplicación de la (triple) transición …………………. 110

Por la vía de la triple transición: la acción de los grupos políticos ……….. 112

Los países de la Europa Central y Suroriental …………….. 113

A modo de conclusión ………… 122

CAPÍTULO 7.—TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA Y PARTIDOS POLÍTICOS EN MÉXICO, José Woldenberg …….. 125

El cambio político en México ……………. 125

Los partidos políticos …………….. 128

Coda

SEGUNDA PARTE

LAS ORGANIZACIONES DE ÁMBITO ESTATAL

CAPÍTULO 8.—LA EXTREMA DERECHA EN LA TRANSICIÓN POLÍTICA A LA DEMOCRACIA (1973-1982), José L. Rodríguez Jiménez …….. 143

La extrema derecha, factor de riesgo para la consolidación de la democracia …….. 143

Mirando al pasado. El involucionismo, antes y después de la muerte de Franco …… 144

El fracaso electoral. Factores internos y externos …………………. 148

El fracaso de la estrategia golpista ………………………… 156

La agonía de la extrema derecha. La disolución de Fuerza Nueva ………… 159

CAPÍTULO 9.—ALIANZA POPULAR Y LA TRANSICIÓN: LA DIFÍCIL FORJA DE UNA DERECHA DEMOCRÁTICA ESPAÑOLA, Charles Powell …………………………………………………… 163

Introducción ……………………………………………………………………………………….. 163

Unos antecedentes no tan lejanos: Fraga y el tardofranquismo (1969-1975) …. 166

Un punto de inflexión decisivo: el primer Gobierno de la Monarquía (1975-1976) …… 170

Alianza Popular y Fraga ante la Reforma Suárez (1976-1977) ……………………. 171

La era del consenso y la difícil búsqueda de un espacio político propio (1977-1979) ….. 174

Del fin del consenso a la dimisión de Suárez (1979-1981) …………………………. 177

Del 23-F a las elecciones del cambio: AP y el espejismo de la «mayoría natural» (1981-1982) ……. 180

Conclusión …………… 182

CAPÍTULO 10.—UN PARTIDO POLÍTICO PARA LA REFORMA: LA UCD DE ADOLFO SUÁREZ (1976-1982), Manuel Ortiz Heras …….. 185

Características favorecedoras del sistema de partidos ……………………………….. 188

Partido construido desde el poder e instrumento del reformismo ………………… 191

Fortalezas y debilidades de UCD ………………… 196

CAPÍTULO 11.—LA CREACIÓN DE CENTRO DEMOCRÁTICO Y SOCIAL EN 1982, Mónica Fernández Amador y Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz …….. 201

Crisis en UCD y alejamiento de Suárez …………………… 202

La constitución de Centro Democrático y Social ……………………. 206

Las elecciones generales de 1982 ……………………… 214

CAPÍTULO 12.—DEL «LABERINTO» SOCIALISTA AL «PARTIDO DE LA TRANSICIÓN», Abdón Mateos López ………….. 221

Reformistas revolucionarios ………………………… 226

Federalistas y autogestionarios …………………………. 227

Socialdemocracia y mediación internacional …………………. 228

CAPÍTULO 13.—COMUNISMO Y NACIONALISMO EN LA TRANSICIÓN (PCE Y PARTIDOS

COMUNISTAS DE NACIONALIDAD), Antonio Elorza Domínguez ……… 235

El legado de la Internacional ……………… 235

PCE: una transición fallida ……………… 240

El fracaso del «Euskocomunismo» …………….. 241

La irresistible caída del PSUC ………………. 243

Conclusión …………………… 246

CAPÍTULO 14.—ORTO Y OCASO DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA EN ESPAÑA (1959-1994), Julio Pérez Serrano ………. 249

La cuestión de la revolución española en el debate comunista desde 1956 …… 250

La nueva izquierda y las Organizaciones Frente …………….. 252

Las corrientes de la izquierda revolucionaria …………………………… 254

El drenaje comunista hacia el marxismo-leninismo …………… 254

Conclusiones y reflexiones finales …………………….. 285

TERCERA PARTE

LOS PARTIDOS NACIONALISTAS Y REGIONALISTAS

CAPÍTULO 15.—¿SOBERANÍA O DEMOCRACIA? SOBRE LOS NACIONALISMOS Y LA TRANSICIÓN

DEMOCRÁTICA, 1975-1982, Xosé M. Núñez Seixas ……………………………….. 293

CAPÍTULO 16.—ORGANIZACIÓN Y PAPEL POLÍTICO DEL NACIONALISMO MODERADO CATALÁN

DURANTE LA TRANSICIÓN, Astrid Barrio López ……………….. 307

Nacimiento y ruptura de la primera Convergència ………………. 308

El papel de CDC y de UDC en la primera etapa del proceso de transición ……. 309

El primer fracaso electoral …………………. 310

La unificación del nacionalismo moderado catalán: Convergència i Unió ……. 313

El segundo fracaso electoral …………….. 314

A la tercera va la vencida: el acceso al Govern de la Generalitat …………….. 315

De partido de presión a la irrelevancia en la arena estatal ………….. 317

Las fallidas aportaciones del nacionalismo moderado catalán a la recomposición del espacio centrista ………. 319

Conclusiones …………… 321

CAPÍTULO 17.—EL NACIONALISMO VASCO DEMOCRÁTICO DURANTE LA TRANSICIÓN (1974-1981), Ludger Mees ………. 323

Las particularidades de la Transición en el País Vasco …………………. 323

El peso de la historia: el PNV, de una transición a la otra …………………. 325

Reorganización, implicación reformista y rechazo de las tentaciones frentistas (1975-1977) ………….. 328

Consolidación y expansión: el conflicto con el grupo Ormaza, la Constitución y el proceso estatutario (1977-1981) ……….. 331

Unas reflexiones finales ………… 340

CAPÍTULO 18.—LOS NACIONALISMOS RADICALES DE LA PERIFERIA DURANTE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA, Gaizka Fernández Soldevilla ………. 345

Génesis: la dictadura franquista …………….. 345

El nacionalismo vasco radical ………………. 348

El nacionalismo gallego radical……. 352

El nacionalismo catalán radical ………… 355

Conclusiones ………. 357

CAPÍTULO 19.—LOS PARTIDOS DE ÁMBITO NO ESTATAL EN LAS COMUNIDADES DE RÉGIMEN COMÚN DURANTE LA TRANSICIÓN (1977-1983), Montserrat Baras, Juan Rodríguez Teruel y Oscar Barberà …………… 359

Introducción ……………………… 359

Aragón: el PAR ………………. 361

Baleares: el PSM y la UM ……………… 362

Canarias de la UPC a las AIC ……….. 364

Cantabria: el PRC ……………. 366

Comunidad Valenciana: la UV ……………………………………………………………….. 368

Extremadura: AREX y EU …….. 369

Navarra: la UPN ………….. 370

La Rioja: el PRP ………….. 372

El surgimiento de los PANE en las comunidades de régimen común: una visión comparada ………… 373

Conclusiones …………… 377

CAPÍTULO 20.—DE ASA AL PSA. SOCIALISMO Y ANDALUCISMO EN LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA ESPAÑOLA, Fernando Arcas Cubero ………. 379

Orígenes…… 379

Coordenadas ideológicas del nuevo regionalismo andaluz ………………… 380

Democracia, personalismo y socialismo …………….. 382

La aparición pública de la Alianza Socialista de Andalucía: el mitin del Casino de la Exposición de Sevilla ………. 384

Quiénes eran en Málaga …………. 385

La articulación nacional …………. 388

De ASA al PSA ………….. 389

Un «poder andaluz» ………………. 390

El impacto del PSA en el socialismo andaluz …….. 392

NOTA SOBRE LOS AUTORES …………. 395

BIBLIOGRAFÍA ………. 405

ÍNDICE ONOMÁSTICO ……. 413

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/quirosa.htm