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Que no nos salven

Coral Bravo. El Plural, 24/07/2014 | 28 julio 2014

_PrElPluralDelante de los descendientes de Franco, la Iglesia utilizó la misa para pedir “un nuevo alzamiento militar”

 

 

Delante de los descendientes del dictador Franciso Franco, la Iglesia utilizó la misa para pedir “un nuevo alzamiento militar” para salvar España

“Jamás he sido de derechas, reveló el Papa Francisco. Pero en España hay misas pidiendo otra Cruzada u otro Alzamiento”, escribía hace unos días el director de este diario, Enric Sopena, denunciando unos hechos que son, cuanto menos, peligrosos, por evitar otros calificativos.

Y es que el pasado viernes, 18 de julio, se ofició una misa, en Los Jerónimos de Madrid, en homenaje al dictador Francisco Franco y a todos esos “valientes” que lucharon por “la salvación de España”, conmemorando el día en que, hace exactamente setenta y ocho años, se produjo el Golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de la Segunda República Española. Y, delante de los descendientes del dictador, la Iglesia utilizó la misa para pedir “un nuevo alzamiento militar” para salvar España.

Como vemos, el pensamiento totalitario, obsoleto, retrógrado y fascista que condujo a España al caos más terrible y a una dictadura de cuarenta años sigue vivo; sigue vigente, por más que nos pueda parecer surrealista. Es el pensamiento brutal y despiadado de la extrema derecha. Es el pensamiento antidemocrático por excelencia, el que alienta el fascismo, la intolerancia, la guerra, el genocidio, la cruzada religiosa, el fanatismo.

Es el pensamiento más negro de todos; es el monstruo de mil caras que asesinó en la Guerra Civil a muchos miles de españoles por ser demócratas y defensores de los derechos civiles; el que asesinó a 17 millones de judíos, 8 millones de polacos, 500.000 gitanos, 300.000 discapacitados y 2.000 testigos de Jehová en el holocausto nazi. Es el pensamiento de la España negra que asesinó a Lorca por ser demócrata y homosexual. El que asesinó a Machado en el exilio, por ser republicano. El que convirtió a este país en negro y triste, inmensamente triste, durante cuatro décadas. Murió Franco, pero el franquismo no murió, porque el franquismo realmente no era Franco.

Y es que religión y fascismo van siempre de la mano. No hay más que leer un poco la historia de Occidente en el siglo XX para confirmarlo. Pocos meses antes del triunfo de Hitler, el entonces Cardenal Eugenio Pacelli, futuro Papa Pío XII, firmaba un acuerdo con Alemania, como representante del Vaticano, en el que, como en todos sus Concordatos, la Iglesia quedaba, en todos los ámbitos, amplia y descaradamente beneficiada. Es mucha la investigación y la literatura sobre el recorrido del llamado “oro nazi” que se confiscó a los judíos alemanes; y es mucha también la que relata la supuesta estrechísima relación entre el nazismo y la Iglesia Católica, como “El Papa de Hitler” de John Cornwell.

La relación entre la Iglesia y el franquismo está más que demostrada por investigadores de reconocido prestigio, extranjeros y españoles, como el historiador Julián Casanova, quien, en su obra “La Iglesia de Franco”, expone su ampliamente documentada y detallada investigación sobre este tema, tema que en generaciones anteriores ningún historiador se atrevía  a tocar. Es una obra fundamental para entender el terrible siglo XX español, del que nos tienen tan desinformados. A través de su extensa, profunda y minuciosa investigación, este historiador, reconocido en medio mundo como uno de los más grandes expertos de la historia del siglo XX español, muestra la estrechísima y simbiótica relación entre la Iglesia Católica, la Guerra Civil española y el franquismo. No olvidemos que la Iglesia consideró esa guerra fraticida y monstruosa como una “Cruzada cristiana” contra la República, es decir, contra la democracia, los derechos civiles y humanos, el progreso y la modernidad (a todo lo cual llamaron “hordas rojas”).

Y todo parece indicar que siguen en las mismas obscenas directrices. Directrices muy peligrosas, porque, como dijo Denis Diderot, del fanatismo a la barbarie sólo media un paso. Y me pregunto ¿de qué quieren salvar a España estos salvapatrias? La quieren salvar, sin duda y como siempre, del progreso, y de la modernidad, y de los Derechos Humanos, y de la paz, y del bienestar, y de la cultura, y de la sanidad digna, y de la democracia, y de la libertad. Pues infinitamente mejor que se queden en casa, se tomen una tila bien cargada y se pongan a leer a Krishnamurti; y, como diría Mario Benedetti, que no nos salven.

Coral Bravo es Doctora en Filología

http://www.elplural.com/opinion/que-no-nos-salven/