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Calles de Madrid: de Margaret Thatcher al cerro desde donde se bombardeó la ciudad

La  Marea, | 30 septiembre 2014

_PrLaMareaMadrid tiene calles que celebran golpes de estado o rememoran los lugares desde donde se bombardeó la ciudad

 

 

28 de septiembre de 2014. Antonio Maestre

Madrid tiene calles que celebran golpes de estado o rememoran los lugares desde donde se bombardeó la ciudad, en lo que parece una grave falta de sensibilidad por la elección de los nombres de los espacios públicos. La comisión de Artes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid aprobó conceder una calle a Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, con los votos a favor de PP y UPyD y la abstención de PSOE e IU (A la espera de aprobarse en Pleno). La polémica sobre la concesión de la calle al empresario se une a la que tan sólo hace unos días hubo sobre la plaza que se adjudicó a Margaret Thatcher, donde incluso hubo una acción de Juventud Sin Futuro, cambiándole el nombre por Plaza de la Juventud Exiliada. Las concesiones de calles a personalidades y entidades dependen de las filias de cada mayoría parlamentaria y en multitud de ocasiones siguen unos procesos de selección totalmente partidistas y que no cuentan con la opinión de la ciudadanía.

La calle a Isidoro Álvarez no será la primera que tenga un presidente del Corte Inglés, ya que Ramón Areces, tío del recientemente fallecido y que también fuera dueño de los grandes almacenes, posee una con su mismo nombre en el barrio de Moratalaz. Otros empresarios como Alfredo Mahou, sí, el de la cerveza, también cuentan con su propia plaza. Pero existen multitud de calles que sobrepasan los límites de lo tolerable.

Las calles de la vergüenza

La calle del Cerro de Garabitas tomó su nombre en el año 1952, en sustitución de la Calle Gerona, en el obrero barrio de Puente de Vallecas. El nombre era un homenaje al cerro de la Casa de Campo desde el cual, en la Guerra Civil, las tropas nacionales comandadas por el General Varela ubicaron una posición artillera desde la que bombardearon la ciudad causando multitud de muertos entre los habitantes. Es decir, Madrid tiene una calle que conmemora un lugar desde donde de mataron madrileños y se destruyó la ciudad.

Otra de las calles que esconde una historia mas terrible es la del Doctor Vallejo Nágera, el Mengele español, que también tiene una placa en el distrito de Arganzuela. En ella, se recuerda la figura del principal promotor de la eugenesia política en el régimen de Franco. Vallejo Nágera es el ideólogo de la teoría de la inferioridad de los rojos y las mujeres que consolidó en el Gabinete de Investigaciones Psicológicas, una institución creada en 1938 para dotar de carácter científico la represión contra los comunistas y donde estudió para ello a presas y soldados republicanos en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña en Burgos. La placa que asoma en el callejero de Madrid recuerda al hombre que escribió: “A la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas de la mariposa de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella”.

Son muchas las calles que están en Madrid dedicadas a reverenciar el “glorioso alzamiento nacional” de 1936 y a sus protagonistas. El 28 de marzo de 1939 las tropas franquistas entraron en Madrid y acabaron con el asedio al que venían sometiendo a la cuidad desde noviembre de 1937. La hazaña de las tropas nacionales de haber destruido Madrid y entrar victoriosos fue premiada con una plaza en el año 1939 en el madrileño distrito de El Pardo, conmemorando dicha fecha, y que todavía allí continúa. Un distrito, el de El Pardo, donde no podía faltar la Plaza del Caudillo.

El lema de Falange, el Arriba España que Jose Antonio Primo de Rivera usó para conformar su ideario fascista, y del que se apropió el franquismo tras el fin de la guerra posee una calle en el distrito madrileño de Ciudad Lineal. También Agustín De Foxa y Torroba, el creador de “El cara al sol”, el otro emblema del franquismo, tiene su placa en una calle de Madrid.

Las calles que todos los madrileños comparten

La historia de Madrid posee una historia granada y valiosa suficiente para que el nombre de los lugares públicos que son de todos representen a cada uno de los madrileños. Las calles que se recogen en Las calles de Madrid, la magna obra del cronista de la ciudad Pedro de Répide, recoge la inmensa historia que subyace en cada espacio del callejero que acabó intoxicado tras la Guerra Civil y que perdura hoy en día. Ejemplos de estas calles hay muchos, uno de ellos es la de Álvarez Gato, o también llamada calle del Gato, el linaje que da nombre a todos los madrileños y que tiene su origen en la conquista de la ciudad. Un avezado asaltante comenzó a trepar las murallas que dominaban los “moros” hincando su daga en las rendijas de las piedras provocando asombro entre sus compañeros de asedio que aclamaron que “parecía gato”.

Es muy censurable que existan personajes, lugares o sucesos tan oscuros con un calle que recuerde su memoria y existan historias del Madrid más auténtico que sólo se recuerde en los libros de los cronistas. Como la historia del Perro Paco. En la década de 1880 en la Calle Alcalá, en el mismo local donde ahora hay un Starbucks, existía el Café de Fornos. Solía morar el local un perro vagabundo que al colarse en el café hizo amistad con el Marqués de Bogaraya. El aristócrata le puso el nombre de Francisco, y desde aquel día el Perro Paco empezó a hacerse famoso entre los asistentes al café, ya que prácticamente fue acogido como la mascota de los asistentes al que era uno de los lugares de encuentro de la sociedad madrileña de la época. Tal era la fama del Perro Paco que acudía con Frascuelo en su calesa a las corridas de toros de forma habitual. Un día que el can decidió acudir por su cuenta a una plaza de toros en el año 1882 ocurrió una tragedia. El novillero que ese día estaba en la plaza fue abucheado, entonces el Perro Paco saltó al ruedo a ladrar al torero como el resto de ciudadanos. El novillero, herido en el orgullo, asestó una estocada al pobre animal que acabó con la vida del insigne perro madrileño. Si no llega a ser por la rápida intervención de la policía el torero hubiera sido linchado por los madrileños al ver cómo el Perro Paco no volvería a comer las sobras bajo sus mesas del Café de Fornos. El Perro Paco no tiene calle en Madrid, aunque fuese mucho más llorado por los madrileños que Margaret Thatcher.

http://www.lamarea.com/2014/09/28/calles-de-madrid-de-margaret-thatcher-al-cerro-desde-donde-se-bombardeo-la-ciudad/