Una.. y mil esculturas a la memoria de cada republicana represaliada
La memoria de las mujeres republicanas debe tener en Navarra un lugar y una imagen
Edurne Eguino – Concejala de I-E en el Ayuntamiento de Pamplona
«Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia». Es una frase de Litto Nebbia, músico argentino, exiliado de la dictadura de su paÃs.
Que la historia la escriben quienes ganan y que, además, la historia presta mucha más atención a los hombres son la doble razón por la que la memoria histórica de lo acontecido a las mujeres republicanas, durante la guerra, durante el franquismo y también durante la democracia esté tan necesitada de conocimiento y de reconocimiento hoy en dÃa.
No es casual que haya sido en Sartaguda donde los esfuerzos de la memoria histórica han cristalizado especialmente en ese Parque de la Memoria que es ya un hito de nuestra geografÃa, sobre todo de nuestra geografÃa humana.
Ser conocida como ‘el pueblo de las viudas’ es ya un reconocimiento de los horrores vividos por aquellas mujeres cuyos hijos o maridos o hermanos o padres, o todos ellos de una vez, fueron impunemente asesinados.
Los castigos y escarnios públicos a los que fueron sometidas, como los paseos con el pelo rapado y los efectos del aceite de ricino se conocen bien, pero es mucho más lo silenciado durante tantos años.
El silencio por los robos de bienes y tierras que las dejaron sin nada para seguir adelante y que no podÃan denunciar.
El silencio del trabajo esclavo para quienes mataron a sus familiares, muchas veces entre castigos y palizas en privado.
El silencio por los bebés e hijos robados y que no volvieron a ver o, peor aún, cuando los veÃan en casa de sus propios torturadores.
El silencio de quienes no soportaron más y se suicidaron o se volvieron locas de tanto sufrimiento.
El silencio de quienes querÃan ahorrar sufrimientos a sus propios hijos e hijas, a quienes no contaron nada durante toda su vida.
Cada una de estas mujeres torturadas y silenciadas merece su propia escultura. Una obra que grite a los vientos, todo lo que callaron, cada tortura, cada emoción reprimida, cada injusticia no reparada. Un lugar que las evoque una a una y a todas juntas para que oigan roto su silencio, que su vida y sus valores merecieron la pena, que siguen vivas, que no hicieron nada malo, que son dignas de nuestra admiración.
Esa otra historia que mencionaba Litto Nebbia y que en los últimos años se escribe a jirones y paladas, entre exhumaciones, documentales y testimonios orales de quienes han dejado de callar, o de quienes siempre hablaron pero no habÃa quien escuchara, está siendo un rÃo caudaloso.
Un rÃo que tenemos que seguir alimentando con tesón, con trabajo y con iniciativas, aún sabiendo que nunca llenará el embalse de la memoria completa.
La memoria de las mujeres republicanas debe tener en Navarra un lugar y una imagen, una presencia fija que complete para quedarse el recuerdo y las palabras que se les brindan en los homenajes en fechas señaladas.