España financió a la dictadura de Videla
Archivos secretos revelan que el rey Juan Carlos, banqueros y funcionarios del gobierno de Suárez firmaron acuerdos económicos con el régimen argentino
Archivos secretos revelan que el rey Juan Carlos, banqueros de la talla de los BotÃn y los principales funcionarios del gobierno de Suárez firmaron millonarios acuerdos económicos con el sangriento régimen argentino
DANILO ALBIN Bilbao 20/10/2014
El exterminio de seres humanos no sólo conlleva una serie de prácticas abominables, capaces de reducir a miles de personas «a la diezmillonésima parte de una mierda», tal como le gustaba decir a uno de los más crueles carceleros del franquismo. Ya fuese en la Alemania de Hitler, en la España de Franco o en la Argentina de Videla, las polÃticas represivas absorbÃan una parte sustancial del presupuesto estatal. Desde el soldado que activaba las cámaras de gas en Auschwitz hasta el torturador que hacÃa retorcer de dolor a sus vÃctimas en Buenos Aires, pasando por el verdugo español que destrozaba a sus condenados en el garrote vil… Todos, absolutamente todos, cobraban religiosamente a final de mes.
En mayo de 1976, cuando aún no se habÃan cumplido dos meses del golpe de estado en Argentina, los cuerpos policiales que aterrorizaban a los habitantes ya habÃan gastado un 70% de su presupuesto anual… y aún quedaba mucha gente por morir. En vÃsperas de un invierno austral que prometÃa sangre y dolor, los jefes policiales se vieron obligados a pedir una inyección de 12 millones de dólares. Según los cálculos realizados entonces, las tareas represivas iban a insumir, al menos en 1976, unos 400 millones de billetes americanos.
Videla necesitaba dinero fresco, pero antes tenÃa que encontrar paÃses que quisieran socorrerleVidela necesitaba dinero fresco, pero antes tenÃa que encontrar paÃses que quisieran socorrerle. Entonces, aquel general de bigotes y mal genio se acordó de la Madre Patria, que acababa de enterrar al dictador Franco y que empezaba, con muchas dificultades, a experimentar el camino de la democracia. Exactamente al revés que en Argentina, donde las desapariciones se habÃan convertido en moneda diaria. La comunidad internacional conocÃa ese extremo, algo que parece no haber importado mucho en Madrid: según consta en una gran cantidad de expedientes secretos localizados por Público, España firmó acuerdos económicos que dieron aire a la maltrecha dictadura y sus terribles tácticas de exterminio.
Los archivos en poder de este periódico demuestran que el rey Juan Carlos fue el encargado de facilitar los acuerdos entre la España de la transición y la Argentina de los vuelos de la muerte. El 1 de julio de 1976, el monarca recibió en su despacho al embajador de Videla en Madrid, el general Leandro Enrique Anaya. De acuerdo al informe reservado elaborado por el diplomático, el rey tuvo «expresiones de beneplácito por el éxito con que nuestro Gobierno está afrontando los problemas económicos coyunturales que éste vive», al tiempo que se mostraba muy generoso ante la próxima a España el ministro de EconomÃa de la dictadura, José Alfredo MartÃnez de Hoz, uno de los máximos defensores del ultraliberalismo en Sudamérica.
Ante un Anaya que se salÃa de su uniforme, el rey Juan Carlos prometió que el responsable de EconomÃa argentino «tendrÃa la mejor acogida y disposición de banqueros, inversores e industriales, para concurrir al encauzamiento y solución de los problemas que pudieran plantearse y/o proponerse. En tal sentido, dijo que España estaba en el mejor estado anÃmico para concretar operaciones comerciales y financieras con la República Argentina». A lo largo de las semanas siguientes quedarÃa claramente demostrado que no se trataba de simples elogios
De las palabras a los hechos
La primera buena noticia para Videla tenÃa un irresistible olor a parrilla. Cuatro dÃas después de la reunión entre Anaya y el rey, Argentina anunciaba que habÃa firmado un convenio con España para retomar la venta de carne a este paÃs europeo, paralizada desde hacÃa seis años. El acuerdo se habÃa cocinado durante una visita realizada a Madrid por los responsables de la Junta Nacional de Carnes de Argentina y traÃa como consecuencia inmediata una primera remesa de cuatro mil toneladas de piezas vacunas para el mercado español, lo que reportarÃa tres millones ochocientos mil dólares de ganancias para Buenos Aires.
Cuatro dÃas después de la reunión, Argentina anunció un convenio con España para retomar la venta de carneEl ministro MartÃnez de Hoz llegó a España pocas semanas después de este acuerdo, exactamente un 22 de julio de 1976. Durante su estadÃa, el funcionario pudo moverse con total libertad por los despachos más importantes e influyentes del paÃs. Entre las personalidades que le abrieron la puerta se encontraban el rey Juan Carlos, con quien se reunió en la mañana del 23 de julio, y el gobernador del Banco de España, Luis Coronel de Palma, que además ostentaba el tÃtulo de Marqués de Tejada. También tuvo tiempo para reunirse a solas con el banquero Alfonso Escámez —presidente del ya desaparecido Banco Central— a quien le prometió que la dictadura argentina le devolverÃa la sucursal que habÃa sido expropiada por el gobierno peronista de Héctor Cámpora en 1973.
En su intensa campaña por encontrar amigos con dinero, la Junta Militar también se contactó con el poderosÃsimo Emilio BotÃn (padre) para anunciarle que su Banco Santander recuperarÃa las dos filiales que le habÃan quitado los peronistas. Coincidiendo con la visita de MartÃnez de Hoz, el diario Informaciones reveló que «en la última Junta General de Accionistas» del Santander, BotÃn se habÃa referido al «futuro y perspectivas económicas en la Argentina». «Después de los recientes acontecimientos polÃticos acaecidos en aquel paÃs, tenemos fundadas esperanzas de que se volverá a la prosperidad del pasado, pudiendo asegurar que nuestra organización allÃ, que incluye cerca de 500 empleados y nueve sucursales, está plenamente preparada para participar en el resurgimiento de aquella gran nación. El nuevo gobierno argentino nos ha ofrecido devolvernos las sucursales de Córdoba y Rosario que nos fueron expropiadas en 1973. Estamos en estos momentos concretando las condiciones en que ha de efectuarse dicha devolución», declaró el presidente del Banco Santander.
«Después de los recientes acontecimientos polÃticos, tenemos esperanzas de que se volverá a la prosperidad del pasado», dice BotÃnEl mismo dÃa en que la prensa hacÃa público el apoyo de BotÃn a los dictadores, tanto él como otros banqueros se sentaban a comer con MartÃnez de Hoz. Ante la apretada agenda del funcionario argentino —que tenÃa menos de 48 horas para tratar de consolidar las relaciones económicas con polÃticos y empresarios españoles—, el Marqués de Tejada, haciendo gala de su cargo de gobernador del Banco de España, se encargó de prepararle un multitudinario almuerzo, en el que logró reunir en un mismo comedor a lo más selecto del sector público y privado. De acuerdo a la nómina de invitados que poco después fue enviada a la Junta Militar, en aquella comida de trabajo estaban presentes 64 personalidades españolas, entre las que figuraban los ministros de Comercio, Industria y Hacienda, asà como los presidentes de los principales bancos de la época y un buen número de empresarios. El principal tema de conversación fue la relación entre España y Argentina, asà como las posibilidades de negocios para ambos estados.
Los representantes de ambos paÃses se volvieron a ver las caras el 1 de diciembre de 1976, bajo el agobiante calor de Buenos Aires. Ese dÃa comenzaron las conversaciones secretas entre MartÃnez de Hoz y el ministro de Comercio español, José Lladó, quien habÃa sido designado por el presidente Adolfo Suárez para negociar un millonario acuerdo con la dictadura. Las tratativas duraron 72 horas, al término de las cuales ambos ministros rubricaron un documento conjunto. De acuerdo al contenido de esos papeles secretos, ambos estados acordaron «poner en práctica un programa de cooperación económica y financiera» por el cual España venderÃa a Argentina «bienes de equipo, barcos de caracterÃsticas especiales, dragas y otros elementos flotantes, asà como equipos de carga y descarga para puertos, locomotoras y demás material ferroviario, y otros equipos y plantas industriales» por un valor global de 290 millones de dólares.
Para facilitar las cosas, el Banco Exterior de España se comprometÃa a establecer «una lÃnea especial de crédito» que permitirÃa «amparar compras argentinas por un valor máximo de 150 millones de dólares». Además, España se comprometÃa a otorgar a Argentina «un crédito en condiciones concesionarias por valor de 50 millones de dólares». «Parte de este crédito —añade el documento reservado— será utilizado para colaborar en el desarrollo de la industria naval argentina».
Ese mismo 3 de diciembre, ambas delegaciones firmaron el «Protocolo de Cooperación Comercial y Financiera entre la República Argentina y el Gobierno de España», un documento que llevaba el sello de «confidencial» y en el que se establecÃan los pasos a dar por cada paÃs. Por un lado, la dictadura se comprometÃa «en el plazo más breve posible» a firmar contratos con la empresa Astilleros Españoles para la construcción de «dragas y remolcadores de diversos tipos y eventualmente otro tipo de buques a sugerencia de la SecretarÃa de Estado de Intereses MarÃtimos», por un valor aproximado de 140 millones de dólares.
Además, el gobierno militar garantizaba que se otorgarÃan «las máximas facilidades» para que las instituciones y empresas del sector público o privado argentino adquiriesen a España «bienes de capital por un valor de 150 millones de dólares» que serÃan financiados mediante la lÃnea de crédito otorgada por Madrid. La generosidad española con el régimen de Videla también incluyó un crédito financiero de 50 millones de dólares para la dictadura, destinado en buena parte a la compra de material naval.
Las otras cifras
Sólo durante los tres dÃas que duró la visita del ministro español a Buenos Aires —entre el 1 y el 3 de diciembre— desaparecieron más de 100 personas. Los ciudadanos españoles, a pesar del apoyo económico que este paÃs prestaba a la dictadura argentina, tampoco escaparon del horror. De hecho, pocas semanas después de rubricar el pacto financiero con el gobierno de Suárez, los subordinados de Videla no tuvieron ningún inconveniente en secuestrar, torturar y asesinar a un joven gallego que vivÃa en Buenos Aires. Se llamaba Urbano López Fernández, tenÃa 28 años, era auditor contable y en pocos meses iba a ser padre por segunda vez. El 31 de diciembre de 1976, mientras algunos brindaban, Urbano era fusilado junto a otros cuatro jóvenes.
Pese al apoyo, los subordinados de Videla secuestraron, torturaron y asesinaron a un joven gallego. La desaparición de este ciudadano español no pareció inquietar demasiado al gobierno, que decidió continuar adelante con los negocios previstos. Entre el 22 y el 27 de abril de 1977, una delegación militar argentina, encabezada por el capitán de navÃo Raúl Francisco Bondoni, se trasladaron a Madrid con el objetivo de firmar varios contratos «para la provisión por parte de Astilleros Españoles de un tren de dragado, dique seco, seis remolcadores de diversos elementos flotantes y material portuario de apoyo por un valor aproximado a los 220 millones de dólares», señala otro de los documentos reservados.
De acuerdo a distintos informes elaborados por la embajada de Argentina en España, las relaciones comerciales entre ambos paÃses alcanzaron su máximo histórico en plena dictadura. Por ejemplo, en 1977 se produjo «un notable incremento del comercio global que alcanza los 450,8 millones de dólares, cifra que no registra precedentes hasta el presente», destacaba la ConsejerÃa Económica de la embajada en un informe. También resaltaba que el comercio entre España y Argentina «ha mantenido, en general, una tendencia creciente, que se ha producido por el aumento conjunto de las importaciones y exportaciones españolas a nuestro paÃs. En este perÃodo, el comercio global pasó de 14,7 millones de dólares en 1961 a 450,8 millones de la misma moneda en 1977, lo que representa un ritmo de crecimiento anual promedio del 23,8%».
Falsa caridad
Los negocios secretos entre España y Argentina no habrÃan tenido un final feliz, al menos desde la óptica de los funcionarios de la dictadura. En abril de 1983, cuando ya faltaba muy poco para que el régimen se desvaneciera, el nuevo consejero comercial de la embajada argentina en España, Sebastián Iturrioz, elaboró un informe en el que desmontó la supuesta «caridad» de polÃticos, empresarios y banqueros españoles. En su nota de carácter «reservado», el funcionario advertÃa que «España hizo su negocio sin otorgar ninguna concesión».
Entre otros puntos, Iturrioz advertÃa que los acuerdos alcanzados entre ambos paÃses en materia pesquera «permitió a la flota española desembarazarse de numerosas unidades —algunas obsoletas— que habÃan quedado inactivas». Además, el gobierno de Suárez «desequilibró la relación societaria entre las partes y sometió al socio argentino (mayoritario) al arbitrio de la voluntad de aquél». «Otro gran acierto de España —añadÃa el consejero— consistió en su intensa participación en obras públicas que le fueron adjudicadas sin contrapartidas y —a veces— en perjuicio de las propias empresas argentinas», destacaba. Las reuniones con la Madre Patria, siempre bañadas en whisky y canapés, ya eran parte del pasado.
http://www.publico.es/politica/551005/espana-financio-a-la-dictadura-de-videla