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«El franquismo llegó incluso a sancionar a maestros fallecidos»

Diario de León, | 7 enero 2015

represion_maestros-provincia_leonBeatriz Mayo hace recuento en un libro de los docentes represaliados en la provincia

 

 

  1. GANCEDO | LEÓN 07/01/2015

Dentro de esa tremenda lección histórica que supuso la última guerra en España, el capítulo referido a la ‘depuración’ (según la terminología franquista) de los maestros republicanos constituye uno de los más escalofriantes pasajes de una Historia en absoluto lejana. Furioso contra un estamento social especialmente formado y en muchos casos convencido de la necesidad para el país de una escuela pública, laica y gratuita, el aparato represor de la dictadura, a través de sus numerosos tentáculos, cayó de inmediato sobre los maestros de pueblos y ciudades observando con lupa su pasado y procediendo ampliamente a su cambio por personas adictas al nuevo régimen. En el libro La represión de maestros en la provincia de León durante la guerra civil (editorial Eolas), la investigadora Beatriz Mayo hace recuento detallado de los casos documentados y muestra numerosos testimonios a cual más revelador.

«La idea surgió, en primer lugar, a partir de mi deseo e ilusión de transmitir lo que los papeles localizados en los principales archivos, las fuentes de primera mano, contaban —explica la autora—. Después, a lo largo del proceso de investigación, comprobé la necesidad de exponer lo que de verdad le sucedió al magisterio en esos años de transición entre la II República y la dictadura de Franco, marcados por una guerra civil».

En cuanto al trabajo de documentación, Beatriz Mayo, diplomada en Educación Social, licenciada en Pedagogía y doctora en Educación, dice haberlo afrontado «con la intención de informar de la verdad, de dejar hablar a los datos que aparecen en los documentos. En ningún momento se trata de un libro enfocado a repartir papeles de víctimas y verdugo. Este trabajo pretende ser una pieza más, significativa y necesaria, del amplio mapa de la represión del magisterio en España, a la vez que permite comparar los hechos sucedidos en León con los de otras zonas de España».

La obra presenta conclusiones de carácter distinto pero complementario. «En primer lugar se muestran las cifras concretas del proceso depurador que ofrecen los expedientes y, en segundo, se exponen todos aquellos procesos y factores que, fuera de la norma establecida, influyeron decisivamente en la depuración política. Así, se describe cómo a las causas políticas reguladas por la legislación de la época se añadieron otros factores paralelos tales como las revanchas personales, el caciquismo, los ajustes de cuentas o la delación interesada», detalla.

En cuanto a los números globales, Beatriz Mayo concreta que en todo León se han localizado «920 expedientes de depuración, pero esta cantidad no se corresponde con la totalidad de los maestros que había en la provincia en aquellos años. Según otros estudios sobre la materia, en 1935 había 1.954 maestros, siendo esta provincia la cuarta de toda España». «Es muy posible que los expedientes no localizados se hayan extraviado a causa de los avatares varios propios de la guerra», puntualiza.

Más allá de los números están, ante todo, las vidas. Unas historias personales sobre las que Beatriz Mayo reflexiona lo siguiente: «En todas ellas se truncó la vida profesional, y por lo tanto también la personal, del maestro o maestra, ya que todos tuvieron que dejar sus escuelas y sólo tuvieron la oportunidad de recuperarlas los que mostraron su ‘buen hacer’ profesional. Todo ello en un proceso manchado por factores ajenos a la norma: por ejemplo, existieron arbitrariedades como la satisfacción de necesidades vengativas de unos emitiendo cargos amañados; testimonios sin conocer personalmente al sancionado; acusaciones hechas por un testigo llegaron a ser conocidas por el resto, coaccionando las opiniones de unos y otros; afirmaciones calcadas, copiándose entre sí la acusación; y testimonios falsos con la finalidad de destituir en el cargo a la maestra y así reponer a otra, familiar de alguno de los testigos, entre otros».

«Durante el proceso de represión se consideró a muy pocos maestros y maestras aptos para la enseñanza —asegura esta investigadora zamorana afincada en Azadinos—. La Comisión Depuradora de León tuvo una actitud fuerte hacia el magisterio ya que la mayoría de los expedientes ejecutados por la misma propusieron alguna sanción con efectos graves en la vida profesional y personal del acusado. Según los datos analizados se puede afirmar que la depuración nacional fue menos dura que la de León, siendo las sanciones más propuestas en esta provincia la separación definitiva del servicio y suspensión de empleo y sueldo por un año».

Y concluye: «Fueron sancionados los maestros presos sólo por el hecho de estarlo, la mitad con la separación definitiva del servicio, y a la mayor parte se le acusó de cargos políticos. Todos los maestros huidos o desaparecidos también fueron sancionados con la separación definitiva. Incluso se sancionó a los maestros que ya habían fallecido».

http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/el-franquismo-llego-incluso-sancionar-maestros-fallecidos_947427.html