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Pierpaolo Barbieri : «La España de Franco fue una colonia informal del III Reich»

El Cultural, 16/12/2015 | 17 diciembre 2015

hitler-188x300El joven economista e investigador publica La sombra de Hitler

 

 

SALVADOR MARTÍNEZ MAS |

El joven economista e investigador cuestiona la implicación de la Alemania nazi en el conflicto fratricida español en La sombra de Hitler, editado por Taurus.

El joven economista e investigador Pierpaolo Barbieri (Buenos Aires, 1987) defiende que la Alemania nazi logró convertir a la España de Franco en una colonia sometida a la voluntad de un Estado nacionalsocialista hambriento de recursos naturales con los que llevar a cabo su rearme. Barbieri firma el libro aparecido este año en el mundo anglosajón Hitler’s Shadow Empire: Nazi Economics and The Spanish Civil War (Ed. Harvard University Press, 2015). El volumen es un fruto de varios años de concienzudo trabajo que permite repensar la implicación de la Alemania nazi en el conflicto fratricida español. Este libro vio la luz en España bajo el título La sombra de Hitler (Ed. Taurus).

Barbieri, que escribió este estudio histórico-económico aprovechando su paso como investigador por las prestigiosas Universidades de Cambridge y Harvard, defiende que la relación entre la Alemania de Adolf Hitler y la España de Francisco Franco fue todo menos un «fracaso». Esto es lo que suelen asumir los principales historiadores que han estudiado la cuestión. Para dar fundamento a su conclusión, el intelectual nacido en Buenos Aires pero afincado en Nueva York, recuerda que, en sólo tres años, el III Reich logró redireccionar el 70% de las exportaciones españolas a la Alemania nazi en detrimento de Gran Bretaña y Francia, los principales inversores extranjeros que tenía la España de los años treinta.

Pregunta.- La relación de la Alemania nazi con el bando nacional en la Guerra Civil de España es una cuestión histórica que ya ha sido tratada por no pocos especialistas, como el español Ángel Viñas, el alemán Hans-Henning Abendrooth o el británico Christian Leitz. ¿Qué ha querido aportar usted?

Respuesta.- Había algo de lo que quería dar cuenta, y es una reinterpretación de la política alemana que se ha venido haciendo en los últimos diez o quince años en el mundo anglosajón y en Alemania. Era importante unir ese conjunto de investigaciones a las ya hechas sobre la Guerra Civil española.

P.- ¿En qué consiste esa reinterpretación?

R.- Lo que reivindico es la importancia del pensamiento colonialista dentro del Estado alemán de aquella época. La idea es responder a cómo se planteaba entonces el ejercer el poder fuera de Alemania. Es muy fácil pensar que hay una línea recta que une la llegada al poder de los nazis en 1933 con el proyecto de la búsqueda del Lebensraum, es decir, la expansión territorial, formal, genocida y finalmente efímera que intenta Alemania en la Segunda Guerra Mundial, donde Hitler termina fracasando.

P.- ¿No existe tal línea recta?

R.- La estrategia del Lebensraum no era la única estrategia del imperialismo alemán. Lo que reivindico es que la estrategia alemana aplicada en España, durante la Guerra Civil española, se acerca más a otra idea que compite con la del Lebensraum en las altas instancias del Estado nazi. A saber, la búsqueda de la proyección del poder político y económico fuera de Alemania para obtener hegemonía sin llegar a conquistar ni hacerse con colonias.

P.- ¿Hablamos de la Weltpolitik?

R.- Así es. Teniendo en cuenta las investigaciones anteriores, yo reivindico la relevancia de algo que me parece central. Y es que entre 1936 y 1939 los españoles no tienen cómo decirle que ‘no’ a los alemanes. En este momento se ve que la Weltpolitik alemana aplicada en España no sólo apunta a la extracción de recursos y a la penetración económica que se pueda lograr con ella sino que, además, es eficaz. En el contexto de la Guerra Civil los documentos de la época muestran la clara dependencia del bando nacional respecto de la Alemania nazi. Ésta tuvo una relación con España de imperialismo informal como también existía con los Balcanes.

P.- ¿Hasta qué punto se puede decir que España fue una colonia del III Reich?

R.- Fue una colonia informal. En la España del bando nacional había una simpatía ideológica con los alemanes pero los alemanes no deseaban imponer un régimen con su ideología. Con los documentos de la época en la mano, se ve que los oficiales de la Alemania nazi en España o con relación a España siempre trataron de lograr el beneficio económico y la hegemonía económica de Alemania.

P.- ¿Qué se buscaba en España?

R.- Los recursos naturales que España tenía eran esenciales para una economía alemana que se encontraba atada (por las imposiciones del Tratado de Versalles, ndlr.). Por eso, desde la perspectiva de Berlín, importaba más la penetración económica que la ideología de un régimen nuevo en España. Por su puesto, Alemania apoyó a Franco, pero los principales motivos de la política alemana en España eran claramente económicos y no tanto políticos. En esto los nazis se diferencian de los fascistas italianos, que también se implicaron apoyando a Franco por motivos de política exterior. Los alemanes no priorizaban la ideología, sino el beneficio económico.

P.- Pero había un pulso en las altas instancias de la Alemania nazi entre quienes perseguían imponer el Lebensraum y los partidarios de la Weltpolitik.

R.- Había una batalla ideológica en el régimen alemán, donde está claro que actores como Hjalmar Schacht priorizaban un control de Alemania sobre Europa que fuera informal y económico y no colonial en el sentido tradicional, es decir, a través de la conquista de países con tropas.

P.- ¿En calidad de colonia informal, qué ofrecía concretamente España?

R.- España es especial para Alemania porque representa una gran oportunidad de hacer negocios debido a la necesidad de apoyo extranjero. En los años treinta España era demasiado pobre como para poder iniciar cualquier guerra, especialmente una guerra consigo misma. En este contexto, lo decisivo que resulta el apoyo extranjero da a los alemanes una importancia máxima en el esfuerzo de guerra del bando nacional. No sólo en la ayuda inicial que consiste en mover las tropas de Franco desde Marruecos al sur de España, sino con todo el apoyo aéreo que recibió el bando nacional, la Legión Cóndor, los tanques, etcétera. Todo este apoyo luego permitiría a los alemanes pedir algo a cambio.

P.- ¿Intervenir en España era una inversión?

R.- Sí, y a quí hay que tener en cuenta el pensamiento económico de Schacht. Él quería romper las relaciones comerciales de Alemania con Estados Unidos y el Imperio Británico para reorientar la economía germana hacia aquellas geografías o países donde Alemania pudiera imponer su hegemonía. Esto se aplicó a los Balcanes y a España, donde los nacionalistas, sin ese apoyo alemán, no podían ganar la guerra. En este contexto, no es correcto pensar, especialmente de cara al periodo que va de 1936 a 1939, que la relación entre España y Alemania fue una de socios que se tratan de igual a igual. Al contrario, los alemanes pedían y los españoles cedían.

P.- ¿Hasta qué punto fue un éxito para Alemania esa política colonial en España?

R.- En sólo tres años, el III Reich logró que más del 70% de las exportaciones españolas se redireccionaran de Gran Bretaña y Francia – tradicionalmente los mayores inversores extranjeros en España – a la Alemania nazi.

P.-¿Qué eran esas exportaciones?

R.- Hierro, interesante por su calidad en España, wolframio, esencial para la maquinaria de guerra nazi, pirita, clave para los mecanismos de ignición de la industria alemana y también alimentos.

P.-¿Por qué sólo se puede hablar de España como colonia informal hasta 1939?

R.- Porque la España de Franco comienza a tener una relación más de igual a igual con Alemania sólo cuando Hitler lanza la guerra. Cuando Hitler decidió ir a buscar el imperio formal, el Lebensraum, perdió el imperio informal en el que había estado España. A partir del inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler decide invadir Polonia, España empieza a negociar la deuda con Alemania, al igual que los convenios comerciales e incluso se plantea ampliar las relaciones comerciales con otros países, como el Reino Unido. Y, en ésto, la ideología del régimen franquista pasó a un segundo plano.

P.-¿En qué medida la biografía de Hjalmar Schacht y sus responsabilidades en la Alemania nazi son importantes para la España de aquella época?

R.- Él fue el presidente del Reichsbank. En 1924 contribuyó a estabilizar la hiperinflación. Y después de dejar unos años el cargo, volvió a la presidencia del Reichsbank de la mano de Hitler, prometiéndole hacer todo lo posible desde esa institución para ayudar a la creación de empleo y al rearme. A pesar de que Schacht no tiene una influencia directa sobre la política española del III Reich y de que, cuando la Guerra Civil española está en sus momentos claves, él ya está saliendo del alto mando alemán, él fue el arquitecto de la política económica de Hitler. Por eso lo llamaban el «dictador económico» de la Alemania nazi. El proyecto económico de Hitler no es de Hitler, sino de Schacht, y éste se convirtió en el principal vocero de la estrategia de la Weltpolitik.

P.-¿En qué consistió ese proyecto?

R.- En crear el espacio económico para permitir el rearme alemán, con una producción de armas que se emplearían por supuesto en España, y en poner en marcha una estrategia colonial. Para esto, el rearme era clave, porque, según él, sólo una Alemania fuerte podría ejercer un control económico en Europa. Él pensaba que iba a controlar a Hitler y que, cuando la economía se recuperase, podría reducir la cantidad de inversión en la industria armamentística para moverla hacia otras partes de la economía. Pero la realidad es que Hitler se lo acabaría sacando de encima para elegir como sustituto a Hermann Göring, quien no entendía de economía.

P.- Y así que se acabó imponiendo en la Alemania nazi la idea del Lebensraum.

R.- Sí, pero no con gente que supiera de economía. Los partidarios del Lebensraum pensaban que la voluntad política bastaba para controlar la economía. Schacht no pensaba esto, porque la inflación no se puede controlar con voluntad política. Es algo que no se puede erradicar por ley, sino algo que ocurre independientemente de lo que diga la ley.

P.- ¿Fue Schacht miembro de esa vieja política clase alemana identificada con la República Weimar que pensaba que el partido nazi podría servir para poner orden y después deshacerse con ellos, aunque luego ocurriera precisamente lo contrario?

R.- Exacto, él era de esos conservadores que pensaban que Alemania no tenía ni soberanía ni posibilidades económicas por las restricciones impuestas tras la Primera Guerra Mundial. Hitler era, para Schacht, una herramienta para llegar al poder. Pero, al final, creer que uno podía gobernar a pesar de los nazis era pura arrogancia.

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