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Tres de marzo de 1976, homenaje y memoria musical

Iñaki Uriarte. Deia, | 3 marzo 2016

3marzo-no-olvidamos0Aquella alevosa matanza oficial ha sido anualmente recordada por Martxoak 3 Elkartea

 

POR IÑAKI URIARTE – Jueves, 3 de Marzo de 2016 –

HOY hace cuarenta años, el 3 de marzo de 1976, en Gasteiz, después de una larga serie de paros laborales de 54 días, se realiza una jornada de huelga general con una enorme respuesta social de obreros, también de estudiantes y el comercio de muchas zonas de la capital, que culmina con una asamblea unitaria de trabajadores a las 5.00 de la tarde en la iglesia de San Francisco de Asís, en el barrio de Zaramaga. El templo está abarrotado. La Policía Armada española, que rodea impaciente y amenazante el lugar, con la aprobación de sus (ir)rresponsables superiores, prepara una criminal emboscada: ordena desalojar el templo e inmediatamente empiezan a gasear con botes de humo su interior. Provocan el pánico, la multitud intenta salir, en la calle las fuerzas represivas los están esperando para perpetrar una matanza colectiva e inmediatamente disparan, ametrallándolos con fuego real, para solucionar una reunión pacífica.

Gracias a la oportuna y admirable acción de un gasteiztarra que grabó el bastardo diálogo de asesinos entre la policía y sus mandos, se conoce la indudable y premeditada voluntad de hostigar hasta matar. El lenguaje de aquellas bestias uniformadas y armadas, ya publicado, es preciso que se recuerde por su miserable y criminal espíritu: “Si hay gente, a por ellos…”, “Gasear la iglesia…”, “Hemos tirado más de 2.000 tiros…”, “Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia…”, “Aquí ha habido una masacre…”, “Nosotros, que tenemos las armas, a mansalva y sin duelo de ninguna clase…”.

Allí, como consecuencia del asalto, la policía asesinó a cinco jóvenes trabajadores. Tres murieron en el acto y dos más a consecuencia de las heridas. Romualdo Barroso, Francisco Aznar, Pedro María Martínez Ocio, José Castillo y Bienvenido Pereda. Posteriormente, en las manifestaciones de solidaridad, moría en Basauri Vicente Antón Ferrero y en Tarragona, Juan Gabriel Rodrigo. Hubo también algo más de 150 heridos por balas.

IMPACTO EMOCIONAL Aquella alevosa matanza oficial, que impresionó vivamente en toda la península y Europa, originando innumerables protestas, ha sido anualmente recordada por Martxoak 3 Elkartea. También y afortunadamente hubo una singular actitud. El cantautor catalán Lluís Llach, sobrecogido por la tristeza y el dolor, en un estado de enorme impotencia anímica, empieza a componer una obra de homenaje aquella misma noche, cuando los muertos eran tres, así lo refleja la letra del canto, y todavía suenan las campanadas a muerto.

Figura intelectual, artística, de verbo profundamente sentimental y enorme dulzura emisiva, sus creaciones son un repertorio de reconocimiento a las cualidades de la naturaleza y la humanidad. Siempre comprometido con valores intrínsecos a su personalidad como identidad, lengua y cultura, desde un posicionamiento de izquierda solidaria.

La descripción humana de la tragedia se transcribe en su expresión y emisión componiendo una bellísima cantata fúnebre, Campanades a morts, cuya escucha, aún hoy, produce respeto, dolor y emoción. En poco más de 17 minutos, describe a una multitud de personas exigiendo sus derechos y clamando sus razones. Enfrente, las armas, la represión, la identidad fascista de un gobierno español que perdura después del dictador bajo el patrocinio de un rey descendiente político impuesto por aquel y continúa con su hijo. Miles de intencionados disparos y siete muertos.

Un año después, la cantata fue grabada en disco en una exquisita obra con la colaboración en los arreglos y la elaboradísima dirección musical de Manel Camp y, especialmente, la extraordinaria contribución de la Coral Sant Jordi, dirigida por el gran maestro Oriol Martorell. Entre un clamor de coros y orquesta, in crescendo, que añade gravedad tonal y el valor figurativo de una aportación vocal que representa el grito colectivo de la condena social reforzando el dramatismo, emitido con doloroso acento por la palabra de Llach. A ritmo de marcha fúnebre, con absoluta espiritualidad en una impresionante por rotunda exclamación de incontenible ira: Assassins de raons i de vides que mai no tin-gueu repós en cap deis vostres dies i que en la mort us persegueixin les nostres memóries (Asesinos de razones y de vidas, que nunca tengáis reposo en ninguno de vuestros días y que en la muerte os persigan nuestras memorias)”. Una de las frases musicales más bellamente desgarradoras por su angustiosa emisión en el prolongado gesto y pasión fonética que ha escrito la poesía. Nunca quizás antes se habían oído letras acusadoras dichas con tanta contundencia. El dolor que captura a Llach tiene un momento sublime con la palabra, que repite tres veces asesinos, asesinos, asesinos, estremece y adquiere su auténtico valor de denuncia universal expresando el dolor de la razón humana frente a la matanza militar, al crimen de Estado. Una inapelable sentencia plena de musicalidad y sensibilidad.

LABOA, PICASSO… Este clamor, por encima de percepciones lingüísticas, fáciles de captar, no deja indiferente a nadie, transmite y crea en el oyente una conciencia y complicidad solidaria y subversiva. Musicalmente, un vasco lo equiparará a la vehemencia de Mikel Laboa en sus Lekeitio, sobre la masacre de Gernika. Plásticamente, cualquier persona sensible se situará virtualmente en la concurrencia de retorcidos gritos que participan como clamor de un pueblo en la composición del Guernica de Pablo Picasso. Si como, acertadísimamente, describió el crítico de arte Santiago Amón, “el Guernica es el grito humano más terrible que se ha lanzado en la historia del arte”, esta es la partitura más condenatoria que ha escrito la música en su historia.

Con motivo del trigésimo aniversario, en 2006, se organizó en Gasteiz un homenaje especial a las siete víctimas de la matanza con una pacífica manifestación en la que participamos numerosas personas de diversos ámbitos, irracional y salvajemente hostigada por la Ertzaintza. Posteriormente, en el Araba Arena, y en presencia de muchos testigos de la matanza, se interpretó con una nueva dimensión artística la obra en directo, con Lluís Llach al piano, proclamando con su voz junto al acompañamiento coral del majestuoso Donostiako Orfeoia y la orquesta Sinfonía Gasteiz con setenta jóvenes músicos bajo la dirección de Enrique Ricci. Un acto inolvidable por sus especiales características emotivas y compositivas de enorme expresividad y profunda evocación sentimental. Ninguna sociedad puede prescindir de las páginas más significativas de su biografía colectiva, bien sea por epopeyas triunfales, por épicos episodios, o por desgracias sufridas. Todavía, cuarenta años después, es imprescindible exigir la verdad, justicia y reparación. La memoria colectiva es la esencia de la identidad de un pueblo. No podemos olvidarnos de recordar.

Asimismo, es un gesto de reconocimiento a todas las víctimas del amplísimo terrorismo gubernamental del Reino de España y admiración colectiva del pueblo vasco a quien desde Catalunya, como siempre, nos acercó un mensaje tan íntimo, sincero y emotivo. La decisión, valentía y solidaridad con los fallecidos, tan espontánea como inmediata, afectiva y arriesgadamente como los homenajeó Lluch, merecen ser recordadas y reconocidas perpetuamente como una obra maestra de la música heroica. Con dicho motivo, el Ayuntamiento de Gazteiz pretendía declararle Hijo Adoptivo, pero las fuerzas reaccionarias españolas, PP y PSOE, enemigas de todo significado identitario del pueblo vasco, se han opuesto, lo que significa que respaldan la masacre. No obstante desde ámbitos laborales, sociales y culturales le reconocemos su gesta de modo más sencillo y sincero.

Campanades a morts es para quienes la escuchan un patrimonio musical inmaterial que deberá ser perpetuamente recordado para conocimiento de generaciones futuras como una historia emocional, un bien cultural en modo de monumento sonoro.

Moltes gracies, Lluís Llach, Eskerrik asko!

http://www.deia.com/2016/03/03/opinion/tribuna-abierta/tres-de-marzo-de-1976-homenaje-y-memoria-musical