Un preso en la fachada de la antigua Dirección General de Seguridad
Miles de hombres y mujeres fueron detenidos, torturados o asesinados en las dependencias donde hoy cuelgan los carteles de Leopoldo López
Willy Meyer. Exdiputado europeo. Dirección de IU
He visto con sorpresa como el Gobierno de la Comunidad de Madrid del Partido Popular, ha decidido colocar en la fachada de su sede en la Puerta del Sol —antigua Dirección General de Seguridad durante el franquismo— un cartel con el preso venezolano Leopoldo López, condenado por la justicia de su país, al parecer, por instigar manifestaciones no autorizadas con el resultado de 43 muertes en 2014. Como todo procedimiento judicial y su resultado, es susceptible de ser criticado. Aquí en nuestro País de Países, suele ser habitual que muchas condenas relacionadas con la presunta incitación a la violencia con resultado de muerte a menudo son fuertemente criticadas. Pero si de la crítica legítima alguien intentara mediante publicidad enaltecer a la persona condenada, el ministro de turno de Interior procedería a perseguir e impedir a los autores de ese enaltecimiento.
Lo que no suele ser normal, y este es el caso, es que un gobierno regional de un Estado se convierta en altavoz de la defensa y enaltecimiento de un preso condenado en otro Estado.
Pero incluso esa actuación, tomada con toda la legitimidad aunque no se comparta, remueve las conciencias del antifranquismo, de los miles de hombres y mujeres detenidos, torturados o asesinados en las dependencias donde hoy cuelgan los carteles de Leopoldo López. Al día de hoy, esos héroes y heroínas, nuestros mártires protagonistas de la lucha por la libertad y la democracia, no han sido merecedores de ninguna reseña oficial, de ningún reconocimiento, en la fachada de aquel siniestro edificio de la Brigada Político Social, donde en sus calabozos y despachos se detuvo desde 1939 a 1977 de forma sistemática a todas las personas antifranquistas.
Conviene recordar, a los efectos de la simbología, que nada más acabar la guerra civil, José Finat y Escrivá de Romaní, Conde de Mayalde, fue Director de Seguridad. Integrante de Falange no ocultó sus simpatías por la Alemania nazi. El historiador Josep Fontana cuenta sobre él que “era el conde de Mayalde un hombre con las manos manchadas de sangre que, como director general de Seguridad, había invitado en 1940 a Heinrich Himmler para que visitara Madrid, con el fin de establecer formas de colaboración con la Gestapo”. Contra ese tipo de sujetos se enfrentaron nuestros héroes y heroínas que, al día de hoy, no han tenido la suerte de Leopoldo López de ser reconocidos y reparados por los distintos gobiernos de la Comunidad de Madrid.
La campaña del Partido Popular, con la inestimable ayuda de Felipe González para pedir la libertad del preso López, se circunscribe a su interés en apoyar a la mayoría parlamentaria venezolana contra el Presidente electo y por tanto legítimo de Venezuela, esto es , toman partido y actúan de una parte de Venezuela contra otra parte de Venezuela. Pero incluso esa actuación de parte es legítima aunque no se comparta. Yo mismo procuro defender los logros sociales de la Revolución Bolivariana y a su Presidente Maduro de las constantes agresiones de la derecha europea y norteamericana e imagino que todas las personas como yo, que son muchas, recibiremos la crítica unánime de los defensores del preso López.
Lo que no se entiende del Partido Popular y su aliado en este asunto, Felipe González, es que tanta pasión, tiempo y dedicación, no lo empleen con otros presos que en parte son responsabilidad del Estado Español, que fueron y son parte de la responsabilidad de los gobiernos del PSOE y del PP. Me refiero a los saharauis presos en cárceles de Marruecos por luchar para ejercer su Derecho a la Autodeterminación, por la descolonización del Territorio No Autónomo del Sahara Occidental. España, como administradora de ese proceso de descolonización, es responsable de ese pueblo y su futuro.
Estos días, los presos Saharauis juzgados y condenados por los sucesos acaecidos en 2010, en la disolución violenta por parte de la fuerza ocupante marroquí del campamento de la dignidad en el Aaiún (Agdaym Izik), están en huelga de hambre para exigir su libertad, tal y como viene reclamando el Parlamento Europeo en relación a todos los presos saharauis que luchan por su libertad.
El silencio del Partido Popular y de Felipe González sobre estos presos con los que sí tienen responsabilidad, a diferencia del preso López, es notorio y lamentable.
