Estella abraza la memoria de sus represaliados en un emotivo acto
La ciudad homenajea a 49 estelleses y vecinos asesinados en el 36 y a los que pasaron por su cárcel
CRISTINA SOLANO – Domingo, 10 de Abril de 2016
ESTELLA-LIZARRA – Con lágrimas en los ojos. Así vivieron ayer cientos de estelleses el emotivo homenaje que organizó el Ayuntamiento para recordar a los 49 estelleses y vecinos que fueron asesinados por la represión franquista. El tributo se hizo también en memoria de aquellos que fueron encarcelados en el Palacio de los Reyes de Navarra, hoy museo Gustavo de Maeztu.
Ahora una placa recoge en el atrio de ese edificio el nombre de los 49 asesinados y el homenaje al resto. Mientras que en el recuerdo de los presentes quedará el día de ayer, en el que las familias de los asesinados recibieron el calor y el cariño de la ciudad.
La coral Ereintza abrió el acto al entonar Al Alba, todo un son de homenaje hacia los represaliados. Después cogió la batuta la banda, que interpretó el himno de la República para dar paso al alcalde de la ciudad.
Koldo Leoz se dirigió a los presentes y recordó cómo Estella se convirtió en el centro de la represión para los vecinos de la Merindad. “Desgraciadamente como queda reflejado en la obra Navarra 1936: de la esperanza al terror, Estella se convirtió en el centro de la represión de la Merindad. Desde nuestra ciudad en los días posteriores al golpe salieron 23 grupos armados hacia Allo, Andosilla, Cárcar, Berbinzana, Falces, Larraga, Miranda, San Adrián y otras poblaciones para dar batidas contra los que consideraban rebeldes, es decir, las personas de izquierdas y nacionalistas que encontraron a su paso”, señaló.
DE 22 PUEBLOS Desde ese momento, la cárcel se comenzó a llenar de presos que, como explicó Leoz, “defendían la democracia, la libertad, la justicia social, el comunal y las libertades vasconavarras”. Fueron muchos, tanto de Estella como de la Merindad. “El 13 de agosto había en esta cárcel 147 presos de 22 localidades. Todos ellos fueron humillados, muchos torturados y un número escalofriante, fusilados en cunetas, tapias y ribazos”, lamentó. Así para todos ellos y para sus familias se dirigió el homenaje de ayer.
La hija de Cirilo Salsamendi, asesinado en Lácar el 12 de septiembre de 1936, María Puy, fue la encargada de descubrir la placa en representación de todas las familias.
Emotivo también fue el aurresku que bailaron 24 parejas de danzaris de Larraiza e Ibai Ega y al que se sumó el alcalde de la ciudad del Ega. Al finalizar, cada uno mostró el nombre de uno de los asesinados y en las manos de Leoz recayó el del que fuera entonces alcalde de la ciudad, Fortunato Aguirre. Un atronador aplauso sonó en la repleta plaza de San Nicolás en honor a todos ellos. El Agur Jaunak, cantado por la coral y tocado por los txistularis del grupo Padre Hilario Olazarán sirvió para despedir el acto. El concejal de Cultura, Regino Etxabe, que ha contado con la ayuda de Jesús Mari Txasko para organizar todo, deseó que el homenaje fuera en favor de la convivencia.
Tras el mismo, los recuerdos tomaron las conversaciones de los presentes. María Puy Salsamendi visiblemente emocionada recordaba cómo la noche anterior a que matasen a su padre pudieron acudir a la cárcel a verle. Su hermana Silvia explicó que los recuerdos son muy duros. “Aquella noche, yo miraba todo el rato al suelo, tengo grabado en la memoria cómo eran las losas. Hace unos meses vine al museo y me tuve que ir. No lo soporté”, explicó. Precisamente, la nieta de María Puy Salsamendi, Olaia Santxez grabó hace unos años un corto, Los Rojos Zumaques, en el que su abuela recuerda la historia y que estaba previsto que se emitiera ayer en Arbeiza en una jornada sobre la Guerra Civil.
No faltaron al homenaje las hijas de Fortunato Aguirre. Mirentxu señaló que este tipo de actos “emocionan mucho. Durante años vivimos en la oscuridad”, recuerda. Visiblemente afectado estaba Fernando Galdeano cuyo familiar, Jesús Galdeano también fue asesinado. “Los homenajes ayudan y no sentimos odio”.
BÚSQUEDA Merche Leza es nieta de Federico Leza y lamentaba que todavía desconocen dónde está enterrado. “Nos gustaría investigarlo y llegar a saberlo. Mi padre murió con la pena de no haberlo encontrado”.
Jesús Garrués, sobrino de Miguel Garrués, lamentaba que este homenaje “llega tarde”. “La culpa la tiene el PSOE que cuando llegó al poder, tras la dictadura, debería haber permitido la búsqueda de los asesinados. En nuestro caso, estaba en una cuneta en Villatuerta pero para cuando autorizaron las exhumaciones, ya habían anchado la carretera y ahora no sabemos dónde está”.
A Estella llegaron también familiares de otros represaliados como por ejemplo María Oscoz, hija de Julián Oscoz, de Cárcar. “A mi padre lo llevaron a Pamplona, pero me gusta venir a estos actos porque son un homenaje para todos”.
En el tributo estuvieron todos los ediles de Estella, excepto los de UPN. También el consejero de Educación, José Luis Mendoza; el director de Memoria Histórica, Álvaro Baraibar, las parlamentarias María Solana, Consuelo Satrústegi y Tere Sáez y representantes políticos de muchas localidades de la Merindad.
HOMENAJEADOS
49 estelleses o vecinos. Luis Adrián, Fortunato Agirre (43 años), Gervasio Aramendía (38), Emilia Arraiza (52), Joaquín Azcárate (25), Jesús Azcona (29), Francisco Azcona (25), José María Ciordia (31), Francisco Elizalde (38), Jesús Galdeano (15), Miguel Garrués (19), Mariano Girau (28), R. César Goyena (37), Cesáreao Goyena, Florencio Herce (34), Ernesto Lafuente, Félix Lasa, Federico Leza (36), Antonio Lisarri (31), Justo Martínez (25), Alfonso Martínez (25), Paulino Martínez (45), Leandro Nagore (51), Vicente Núñez (54), Francisco Nagore (19), Inocencio Pérez (28), Eladio Pérez (33), Clemente Ros (36), Luis Álvarez (62), Emilio Azcona (47), Rafael Zalacain (53), Aurelio Gurpegui (28), Cirilo Salsamendi (50), Jesús Salvatierra (43), Eugenio Torrano (46), Fabian Urra (26), Miguel Vega (34), Ramón Valcárcel (37), Félix Elorz (42), Lorenzo Zurbano (27), Ramos Sola (42), Jesús Dorronsoro (51), Nazario Zúñiga (43), Teodoro Solchaga (35), Jorge Igúzquiza (32), Vicente Echavarren (38), Cándido Harina, Alfonso Ángel Larraona y Antonio Odria (49 años, este último fue asesinado en un campo de concentración nazi).
El resto. El homenaje es extensivo a todos los que pasaron por la cárcel de Estella.