Moción por el reconocimiento por parte del Ayuntamiento de los mostoleños represaliados
Intervención de la concejala Beatriz Mogrovejo para el reconocimiento de los mostoleños represaliados durante el régimen franquista
Intervención de la concejala del grupo municipal de Ganar Móstoles, Beatriz Mogrovejo Gil, para el reconocimiento por parte del Ayuntamiento de la ciudad de los mostoleños represaliados durante el régimen franquista.
Buenas tardes Presidente, buenas tardes a todas y todos.
Esta es una moción para defender con el corazón, y es desde ahí desde donde pienso hablar, con la emoción y el respeto que merecen todas y cada una de las personas que fueron asesinadas o murieron encarceladas después de la Guerra Civil de este país, a las que 75 años después no se les ha devuelto siquiera el nombre, o siquiera el cuerpo, o siquiera su memoria.
El campo de concentración de Albatera (Alicante), que sirvió de prisión a más de 15000 represaliados, es el campo de la desmemoria. Después de que el horror habitara ese terreno durante más de seis meses, se plantaron cientos de palmeras con la intención de no dejar rastro de lo que allí ocurrió. Y con la Historia, muy a nuestro pesar, muy al pesar de miles de familiares que reclaman la memoria de sus seres queridos, han querido también plantar palmeras. No rescatar la Historia, no devolver los cuerpos, no facilitar el recuerdo y el homenaje de las personas represaliadas en la posguerra es dejar que las palmeras sigan decorando nuestras memorias, donde el silencio es el dueño.
Decía la exposición de motivos de esta moción que conocer el pasado es fundamental para asegurar la no repetición de los peores episodios de nuestra historia, así como un acto de justicia.
No es nostalgia lo que ponemos hoy encima de la mesa, es justicia. Una justicia que se lleva años reclamando, que no se ha visto nunca compensada , una asignatura pendiente de nuestra Historia que tenemos obligación de atender. No estamos hablando de hechos acontecidos hace dos siglos, estamos hablando de nuestros padres y nuestras madres, de nuestros abuelos y abuelas, de nuestra historia más reciente. Estamos hablando del eco que resuena en miles de casas… no es extraño escuchar, cuando esta conversación sale en unos u otros espacios, esas frases que comienzan “a mi abuelo le pasó que…” “mi padre recuerda de entonces que…”, “mi abuela fue una de las que en la cárcel de…”. Ya es hora de que sepamos el nombre de esas personas.
Ya es hora de que Gerardo Muñoz y Muñoz no sea un anónimo en este pueblo. Gerardo Muñoz y Muñoz era un maestro de Móstoles, un hombre defensor de la República que fue fusilado en el año 39, una vez finalizada la guerra, por ser eso, defensor de la República. Seguramente ya no exista el balcón al que fue atado y ser foco de insultos y vejaciones después de un paseo humillante por las calles de este pueblo, sirviendo de escaparate y castigo ejemplarizante, pero si el balcón existiera, Gerardo debería tener allí su placa y compensar con ello el recuerdo amargo que su hija Celia aún guarda de aquel momento.
Es hora de que uno de nuestros rincones tenga el nombre de Segundo Arribas Aguado, gestor del Ayuntamiento de Móstoles, 2º teniente alcalde y panadero de esta ciudad. He encontrado su breve biografía en una página de internet que se llama “Quiénes eran”. En esta página puedes encontrar cientos y cientos de historias de familiares que escriben en apenas cuatro párrafos la triste historia de sus seres queridos, el nombre de su padre, su tía, su abuelo, a lo que se dedicaban, su fotografía y fotografías de los pocos recuerdos que tengan, lo que pensaban y defendían, sus condenas y su muerte. Las nietas de Segundo, Amor y Ana, son las que recuerdan a su abuelo en esta página. Fue condenado a muerte por el delito de “Auxilio a la rebelión”, es decir, por defender la democracia frente a los golpistas.
El régimen franquista hizo un daño tan grande que aun seguimos lamiendo sus heridas, y lo hizo fuera y dentro de nuestras fronteras, cinco mil españoles y españolas fueron asesinadas en los campos de exterminio nazis, dos de ellos mostoleños, Gabriel Lorente Campayo y Teodoro Gómez Martín. Tras ser capturados fueron recluidos en campos de prisioneros de guerra donde se respetaba mínimamente la Convención de Ginebra, pero el gobierno de Franco negoció el traslado de todos los españoles a campos de concentración como apátridas y allí fueron exterminados, se les negó la vida y se les negó su patria. A través de esta moción se les devolverá a Gabriel y a Teodoro su patria y su pueblo natal, Móstoles.
En definitiva, es hora de que devolver el nombre a los que les robaron la vida por defender la libertad.
Me voy a permitir una anécdota que ocurrió en nuestro despacho hace apenas unos días como prueba de la necesidad de rendir homenaje a las familias que sufrieron la represión.
Un vecino de Móstoles se enteró que esta moción iba a ser traída al pleno y no dudó en venir hasta el Ayuntamiento y compartir con nosotros los años de represión a los que se vieron sometidos en nuestro municipio y sus vivencias más tristes de una época que lejos de querer olvidar, lo que desean es que se recuerden, porque olvidar era también una orden. Desde aquí nuestro sincero homenaje también a la Familia Jara, de Móstoles. Llegue nuestro abrazo y nuestra alegría.
Gerardo Muñoz, pocos días antes de ser fusilado, escribía un poema a un compañero de celda fusilado pocos días después en el Cementerio del Este, y comenzaba con este verso:
“Presencié ya tres veces la salida de hombres que jamás han de volver”
Ha llegado la hora de que vuelvan, a nuestra memoria y a nuestras calles.
Segunda intervención:
Le ley de la Memoria Histórica es una ley vigente tal y como la conocemos ahora mismo desde el año 2007. No se elaboró y se aprobó movida por un sentimiento de nostalgia, se aprobó por una cuestión de verdad, de justicia y de reparación
Es insuficiente, pues no recoge la apertura de las fosas comunes donde aún yacen cientos de represariados, pero es que además el Partido Popular ha negado dotación presupuestaria a esta Ley, quedando relegada a ser una ley sin implantación.
La política adecuada para la memoria histórica debe estar guiada por los principios de la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, y ojo, no lo decimos nosotros, lo dice la trasnochada, nostálgica, rencorosa de una época pasada de la Organización de Naciones Unidas, y lo que estamos haciendo es, al menos en nuestro pueblo concierne, cumplir con lo que dice la ONU.
Ayer mismo, el pleno del Ayuntamiento de Madrid, aprobaba la creación del comisionado de la Memoria Histórica, precisamente para asesorar y proponer las actuaciones municipales al respecto del cumplimiento con la ley 52/2007.
Y lo hacen porque el Ayuntamiento de Madrid, como este Ayuntamiento y como todos los Ayuntamientos debiera, entiende que las leyes están para cumplirlas. Y estamos suspendiendo en su cumplimiento, insisto, son las Naciones Unidas las que nos dicen que tenemos un suspenso rotundo en materia de verdad y justicia.
Mientras que en Alemania se eliminaban cualquier vestigio que recordara la oscura etapa del nazismo, en nuestro país se ha mantenido por los años la exaltación del mismo, manteniendo símbolos, placas conmemorativas, insignias que exaltan a funcionarios franquistas, e incontables nombres de calles en las diferentes ciudades y pueblos de este país, de reconocidos asesinos del franquismo, e incluso con el propio nombre del dictador Francisco Franco, un dictador que tiene el vergonzoso record de ser el dictador que más sentencias de muerte firmó personalmente: “era una cuestión de trámite”, decía, por eso lo hacía mientras desayunaba, antes de la siesta o viajaba en su coche. Claro, que para el Partido Popular, eso no es un delito, así lo manifestó su ministro de Justicia cuando la justicia argentina reclamaba la extradición de ex-ministros franquistas.
Mientras que en París se homenajea cada año a la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, también conocida como División Leclerc o La Nueve, compuesta de 150 republicanos españoles, en España mantenemos la tumba del dictador en el centro de un mausoleo levantado sobre los cuerpos de casi 34.000 personas que allí yacen, y se consienten y permiten exaltaciones fascistas ante su tumba sin el más mínimo pudor. Es la ONU la que insta al gobierno español que resignifique el Valle de los Caídos, y sea un lugar guardián de la memoria y por supuesto se retire el cuerpo de Francisco Franco.
Aun muchos libros de texto con los que estudian nuestros hijos mantienen la idea de igual responsabilidad en el conflicto y la mayoría de nosotros hemos crecido bajo la premisa del “borrón y cuenta nueva”. Y ustedes siguen en esa dialéctica.
No se trata de odiar, se trata de reconstruir una parte de la historia que han querido invisibilizar, olvidar, decorar con palmeras, como el campo de refugiados de Alicante.
Si hablamos de verdad el suspenso vuelve a ser rotundo, porque la falta de información es más que evidente y ni siquiera la Ley de Memoria Histórica del 2007 soluciona el problema. El acceso a los documentos es restringido, y los vacíos legales que generan este problema no han sido abordados.
Resumiendo, que Móstoles coloque placas con el nombre de las personas fallecidas en las posguerra, o nombre de calles o celebre homenajes públicos a la República y a las personas que lucharon por ella no es más que un grano de arena. Ojalá todos los municipios de este país tomen el mismo ejemplo, y grano a grano seamos capaces de construir la maravillosa playa que la memoria de nuestra Historia está pidiendo a gritos.
