“Queda una sombra alargada del franquismo en la sociedad”
Julián Casanova cierra el curso de la UVT sobre Memoria Histórica
F.J.M.
El catedrático de la Universidad de Zaragoza Julián Casanova aseguró ayer en Teruel que la sombra del franquismo sobre la sociedad, las instituciones y la política española todavía es alargada después de que el país perdiera la posibilidad de consolidar una democracia como estaban haciendo durante ese tiempo otros países de Europa occidental, algo que ha pasado factura a los españoles.
Casanova fue el encargado de cerrar el curso de la Universidad de Verano de Teruel sobre Memoria Histórica que ha impulsado la Asociación Pozos de Caudé y en el que se ha abordado la guerra civil y el primer franquismo desde la perspectiva de la historia, la memoria y los archivos.
El prestigioso investigador, un referente en Europa de la historia contemporánea de este continente, reflexionó sobre qué fue el franquismo, pues tuvo una deriva a lo largo de sus cuarenta años que fue de la dictadura militar caudillista a otra fascistizada para culminar en una dictadura autoritaria.
El historiador dejó bien claro durante su intervención que la guerra civil no la provoca otra causa que «el fracaso militar de la conquista del poder», que es lo que desencadena la contienda. Matizó igualmente que «la excepcionalidad de España es lo que pasó después del 45».
El catedrático universitario advirtió sobre el renacimiento de miradas que se giran hacia el pasado y dijo que esa tendencia «va en serio». Lo dijo como un «aviso» porque en su opinión muchos de los procesos que se están viviendo actualmente en Europa «tienen conexiones con la historia».
Antes de su intervención en el curso de la Universidad de Verano de Teruel, Casanova manifestó a este periódico que una dictadura de 40 años como fue la de Franco es «muy difícil de definir en una sola pieza».
Régimen franquista
«El franquismo empieza como una reacción nacional, católica, ultrarreaccionaria frente a la República, se consolida como un régimen fascista hasta 1945, pierde todo el carácter fascista después de ese año, sobrevive a la posguerra europea y al momento del boom económico de los años 60 en toda Europa, y llega hasta la crisis de los años 70», explicó Casanova, quien precisó que con esa trayectoria es muy difícil definirlo en una sola pieza, estando además como está basado en el triunfo de una guerra civil, «y eso es una seña de identidad hasta el final, no hay mejor fotografía que ver cómo la fiesta nacional hasta el último día del franquismo conmemorando un golpe de Estado era el 18 de julio; eso yo creo que es una identidad clarísima».
A la pregunta de qué queda todavía del franquismo en la sociedad española, Casanova contestó que en su opinión «queda todavía una sombra alargada en las instituciones, en la política y en la sociedad porque no hay una ruptura después del franquismo en la Transición».
No obstante, el historiador aclaró que España «supo bastante bien romper con esa larga tradición de cuarenta años». En cualquier caso, Casanova defendió la tesis de que «la gran peculiaridad de la historia de España es que se perdieron del 45 al 75 treinta años de consolidación democrática» con respecto al resto de Europa occidental, «y eso lo hemos pagado en la sociedad civil, que es menos democrática que en otros países, y también lo hemos pagado en las estructuras políticas».
«Sí que hay una sombra alargada y por supuesto en el tema de la guerra y de la memoria, que es a lo que está dedicado este curso, hay que ver que hay un sector muy importante de la derecha política que no ha asumido el pasado, y no es un problema de asumirlo para revisarlo, es un tema de dignidad, de las víctimas que buscan a sus familiares, es una cuestión que cualquier derecha democrática en Europa lo hubiera salvado hace tiempo», indicó Casanova.
A este respecto, argumentó que el suelo del Partido Popular es por ello «muy antisocialista, muy en contra del cambio, en torno a la soberanía nacional, un suelo muy consolidado a través del orden, y en eso hay una evidencia clarísima del franquismo, pero el PP también ha sabido renovarse desde ese punto de vista y hoy por ejemplo posiblemente tiene una base social más joven que la del Partido Socialista».
Incidió en este sentido en que «hay un cordón umbilical en los dirigentes políticos de la derecha con lo que fue el franquismo, lo que pasa es que ese cordón umbilical, cuando toca que ser democrático, no tiene ningún problema en serlo». Sobre la forma como podrá cambiar esa situación, opinó que se trata de un «proceso gradual de educación», lo mismo que el asalto al poder en las democracias.
La sesión de ayer, al igual que ha ocurrido con otras ponencias, contó con la participación de un joven historiador formado en la Universidad de Zaragoza, que pone de manifiesto el trabajo desarrollado a nivel académico en las últimas décadas por esta institución. El ponente, Sergio Murillo, habló sobre las guerras de memoria en Aragón durante la Transición española y señaló que lamentablemente el relato de hoy sobre la guerra sigue equiparando a víctimas y asesinos.
«Con eso es muy difícil dignificar a las víctimas del franquismo», señaló Murillo, quien además recordó que el Partido Popular lo que ha estado haciendo en los últimos años ha sido desarticular todos los proyectos que se habían iniciado con la ley de memoria.
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