ApologÃa del franquismo
TodavÃa tenemos que soportar artÃculos de opinión que justifican el golpe militar contra la legalidad democrática de la República
FRANCISCO VIGUERAS | 05.09.2016
OCHENTA años después de la represión franquista, que dejó más de 100.000 desaparecidos en fosas comunes, todavÃa tenemos que soportar artÃculos de opinión que justifican el golpe militar contra la legalidad democrática de la República y periódicos que contribuyen a su difusión. Semejante infamia sólo puede suceder en este paÃs, donde hacer apologÃa del franquismo no es delito. En cambio, serÃa impensable en Alemania, donde la legislación vigente prohibe expresamente justificar la barbarie provocada por HÃtler y negar el holocausto.
Los autores de estos libelos progolpistas consideran que la guerra civil fue provocada por quienes intentaron imponer la revolución en los años treinta. Es decir, ahora resulta que el gobierno democrático, salido de las urnas en las elecciones del 36, es culpable de haber intentado eliminar los privilegios de una minorÃa y hacer reformas para lograr una sociedad más justa e igualitaria. Pero no se conforman con eso y se atreven a mantener la equidistancia. Comparan a Federico GarcÃa Lorca con José Antonio Primo de Rivera o a Calvo Sotelo con Blas Infante. Es necesario, por tanto, hacer algunas precisiones.
Para empezar, GarcÃa Lorca fue un poeta comprometido con el progreso y la modernidad, que firmaba manifiestos por la libertad y contra el fascismo, que colaboró en las misiones pedagógicas de la República y llevó la cultura a los pueblos, a través de su teatro ambulante La Barraca. En cambio, José Antonio Primo de Rivera fue el lÃder de Falange Española, un partido paramilitar que participó activamente en la represión, siendo responsable de miles de asesinatos, mediante los tristemente célebres «paseÃllos». Recordemos que eran falangistas de José Antonio los que torturaron a Lorca en La Colonia, un corredor de la muerte donde el poeta pasó sus últimas horas de angustia y desesperación, antes de ser asesinado. Por este motivo, hemos logrado retirar el monolito falangista que habÃa en la Plaza de BibataubÃn y pronto conseguiremos quitar el nombre de José Antonio de la fachada de la catedral de Granada.
El historiador estadounidense Stanley G. Payne nos dice que José Antonio colaboraba en la conspiración contra la legalidad democrática desde la cárcel de Alicante. Advirtió a los militares golpistas que les daba de plazo tres dÃas, a partir del 15 de julio, para sublevarse o, de no hacerlo, la Falange actuarÃa por su cuenta. Partidario de la «dialéctica de los puños y las pistolas», el propio Franco fue el más interesado en el fusilamiento del lÃder fascista para utilizarlo como mártir de su «cruzada». El caso es que, mientras Federico permanece desaparecido en alguna fosa del barranco de VÃznar-Alfacar, José Antonio se encuentra enterrado con todos los honores en el Valle de los CaÃdos, junto al dictador, para vergüenza de la sociedad democrática.
Estos mismos autores elogian a José Calvo Sotelo y desprecian a Blas Infante. Pues recordemos también que Calvo Sotelo fue ministro durante la dictadura del general Primo de Rivera y diputado en el Congreso durante la República. Desde su escaño, hacÃa llamamientos animando al uso del ejército para acabar con las hordas rojas. De sus intervenciones parlamentarias, destaca aquella en la que dijo: «El poder debe ser conquistado por cualquier medio». Simpatizante de Mussolini y del fascismo italiano, Calvo Sotelo intentó convencer a Franco para que adelantase el golpe militar contra el gobierno democrático de la República. Con ese historial progolpista, no se merece una avenida con su nombre en Granada.
En cambio, Blas Infante promovió la Reforma Agraria para mejorar las miserables condiciones de vida de los jornaleros, recuperó nuestra identidad histórica y fue el primero en reivindicar el autogobierno para AndalucÃa. Infante unió a los andaluces, frente a quienes intentan dividirnos. Por todo ello, se merece el tÃtulo de «padre de la patria andaluza», otorgado por el Parlamento Andaluz en el año 1983, y exigimos que sea anulada la sentencia que lo condenó a muerte, tres años después de ser asesinado.
http://www.granadahoy.com/article/opinion/2361856/apologia/franquismo.html