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De tumba republicana a vertedero de escombros

Interviú, 05/01/2017 | 10 enero 2017

El Ayuntamiento de Madrid destruyó, cuando gobernaba el PP, la fosa con los restos de Mateo Morral, la madre de Pablo Iglesias y de defensores de la capital en la guerra

 

Fecha: Ana María Pascual •

Pese a que guardaba restos de alto valor histórico, de ilustres y no tan ilustres ateos y librepensadores, anarquistas y soldados, el osario del Cementerio Civil de Madrid fue destruido hace 15 años con la excusa de una inundación, y sus huesos fueron incinerados y arrojados a un cenicero común. Lo hizo la anterior concesionaria de los servicios funerarios, sin que el ayuntamiento informara ni lo documentara. Familiares y expertos en Memoria Histórica claman contra el desmantelamiento, del que saben ahora por el empeño del sobrino de uno de los soldados que cayeron defendiendo Madrid en 1936.

No está claro si Nemesio Álvarez Saborido, de 17 años, salió de su aldea en Ourense en el verano de 1936 para unirse en Madrid a la defensa de la República, o si le pilló el golpe militar en la capital, adonde había emigrado en busca de porvenir. Lo cierto es que el joven Nemesio se alistó en el batallón UHP (sigla de Uníos Hermanos Proletarios, proclama del bando republicano) y murió en la batalla de Madrid, en noviembre de 1936, junto con casi toda su compañía.

Desde que dejó Freas de Eiras, aldea del Concello de Ramiras, el destino de Nemesio fue una incógnita para su familia. Su sobrino Marcelo Álvarez, de 52 años, veterinario en Ourense, se empeñó en descubrir el desenlace de la historia, y con ello, sin pretenderlo, ha abierto una polémica relacionada con la gestión de los cementerios municipales de Madrid.

En 2005 el veterinario gallego se embarcó en un empeño que aún no ha concluido. “Fue después de que mi padre falleciera. Padeció alzhéimer. Una noche se agitó en sueños; preguntaba por su hermano Nemesio, lo buscaba. Me propuse encontrarle”. Para ello, recorrió un camino arduo; una odisea de llamadas y correos electrónicos infructuosos en busca de un nombre. “Hasta que me personé en el Archivo General de la Guerra Civil, en Salamanca, no encontré la primera pista. Por teléfono me habían dicho que no tenían nada de mi tío. Pero sí que lo tenían”, explica Marcelo Álvarez.

Después de descubrir el alistamiento de Nemesio en el batallón  UHP, Marcelo Álvarez contactó con el colectivo Combatientes.es, que se dedica a difundir los nombres de los represaliados por el franquismo y de los soldados y milicianos del bando republicano. “Me enseñaron cómo buscar por mi cuenta, y así logré una noticia del diario ‘La Libertad’ en la que daba cuenta de la muerte de mi tío y de sus compañeros”.

El sobrino logró la partida de defunción en la que consta que Nemesio fue enterrado en el Cementerio Civil de Madrid. Y allá se fue hace unos meses para homenajear a su pariente en el 80 aniversario de su muerte. Pero lo que encontró fue un desastre. “Alrededor de 1946 sacaron los restos de los milicianos del UHP y los depositaron en el osario del Cementerio Civil

–cuenta Marcelo Álvarez–. Es lo que se hacía antes en los cementerios pasados diez años desde la inhumación. Pero el osario está en un estado ruinoso, se ha convertido en un vertedero, con neumáticos y basuras. Es indignante. He pedido explicaciones y ningún responsable me contesta”.

Manuel Torres Iribarne, director de Cementerios de Madrid, sí que ha respondido a interviú: “El osario no existe ya como tal. Según me ha informado el anterior director de Cementerios, en 2000 o 2001 se desmanteló, aprovechando que se produjo una inundación por la rotura de una tubería. Los huesos que contenía se incineraron en el crematorio del Cementerio Sur y las cenizas se depositaron en el cenicero general que hay allí”.

No hay rastro burocrático de aquellas medidas, ni comunicación alguna a las familias de los muertos que descansaban allí, ni proceso de alegaciones en el que se hubiera dado cabida a opiniones de historiadores o colectivos de la Memoria. Torres, que lleva seis años dirigiendo los cementerios municipales de Madrid, indica a esta revista que “no existe información documental del desmantelamiento, porque se hizo con el personal del cementerio y no se necesita ninguna licencia para trasladar o destruir un osario; es diferente a una exhumación; es una cuestión interna del cementerio”.

http://www.interviu.es/reportajes/articulos/de-tumba-republicana-a-vertedero-de-escombros