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El asesino de García Caparrós sigue vivo

El Plural, 26-02-2017 | 27 febrero 2017

‘Él pudo seguir su vida: tener familia, nietos, pasear por las calles’

 

‘El asesino del joven malagueño podría ser un policía, de unos 55 años en 1977. Él pudo seguir su vida: tener familia, nietos, pasear por las calles’

JOAQUÍN RECIO @jrecioglez

Dom, 26 Feb 2017

Que el asesino de García Caparrós siga vivo sería un desafío al tiempo, probablemente el autor material del disparo ya no esté vivo, por una cuestión lógica del ciclo de la vida. El problema es que siga vivo el asesinato de Manuel José, ese joven de 18 años que recibió la bala de un policía armada, y que no se haya nunca cerrado ese caso, ni con reparación, ni con justicia, ni con verdad.

El asesino de García Caparrós podría ser un policía de unos 55 años en el año 1977. Él pudo seguir su vida, disfrutar de sus momentos bellos: tener familia, nietos, pasear por las calles libremente de la “Democracia”. En cambio desde aquel momento la familia de García Caparrós ha intentado prosperar con toda esa fatalidad que les vino. El padre y la madre de Manuel José fallecieron pocos años después. La pena era muy grande, como la dignidad de esta familia que después de 40 años se alza con toda la fuerza de la memoria de aquel 4 diciembre. Como vengo a contar en este artículo, un 4D muere un malagueño…

Pero no murió la dignidad de un pueblo que siempre ha recordado, en su expresión más popular como es el carnaval de Cádiz, aquel 4 de diciembre:

Días de guerra/De fascistas en la acera/Rezando a su dictador/Tarde de espanto/Málaga entera llorando/Mataron a Caparrós, Caparrós/Y las cadenas/Cayeron nuestras cadenas/Y bailaron las estrellas/Suspiraron los abuelos/No había ya en el mundo entero/Batallón que nos pudiera/Y las cadenas/Y el sudor de nuestra frente/To pa los terratenientes/Pa que hicieran la faena/Rojos contra la pared/Blas Infante por los muros (…)

Esto decía la letra de Martínez Ares, que ha sido un himno grande para la memoria andaluza junto aquella primera letra de Raza Mora (“un cuatro de diciembre muere un malagueño…”). Hoy esta letra de carnaval está colocada en el Paseo García Caparrós en La Roda de Andalucía, por poner un ejemplo de su uso popular para reivindicar otra lectura del 4D.

Precisamente eso es lo que está aconteciendo en estos días. Una lectura distinta de lo que fue el 4D desde una perspectiva de superación de los problemas históricos de nuestra tierra. El 4D no es una cifra en sí misma, es un proceso que se tiene que reinventar incluso 40 años después.

Por eso el asesino de García Caparrós no ha muerto porque el silencio sobre aquel asesinato ha seguido vivo. Por eso no murió nunca y sigue más vivo que nunca, porque el fascismo que acabó con su vida tampoco ha muerto.

La familia García Caparrós, con sus tres hermanas al frente, se ha dispuesto a librar lo que sin duda sería la última batalla por la verdad y la reparación. Así lo dicen en una carta que han dirigido a la sociedad andaluza y que el pasado 23 de febrero entregaron a todos los grupos políticos del Parlamento de Andalucía: «Hemos vivido durante 40 años con mucho dolor por la pérdida brutal de nuestro hermano, pero también hemos vivido el calor del pueblo andaluz que cada año lo recuerda y que incluso ha propiciado que Manuel José García Caparrós sea Hijo Predilecto de Andalucía por la Junta de Andalucía, o hijo predilecto de  Málaga y también de su provincia. Reconocimientos que nunca llegan tarde si sirven para difundir lo que ocurrió aquel 4 de diciembre».

Precisamente en estos días en que se celebra el 28 de febrero, fecha sin duda institucional de Andalucía, el Poder Andaluz otorga las medallas y galardones. Como viene siendo habitual siempre quedan fuera las víctimas de la Dictadura, pese a que el movimiento memorialista lleva año exigiendo reconocimiento. Por supuesto oqueda fuera de esas medallas oficiales todo aquel que no sale en la foto. Lo que es incómodo para el Gobierno de la Junta de Andalucía no existe en la historia contemporánea. Pues esta reflexión final es quizás el motivo del éxito del documental sobre García Caparrós, porque finalmente tras cuarenta años de aquel 4D se le da la palabra a personas sencillas y otras más importantes en la historia concreta, y no sirve este documental para otra cosa que para conocer los hechos y pensar sobre Andalucía tras cuarenta años. Como dice Isidoro Moreno en este mismo documental, uno de los tres grandes problemas de Andalucía es la subalternidad política respecto al conjunto del Estado, que con este gobierno de la Junta se agrava.

Esta realidad que vivimos es sin duda asfixiante, pues en Andalucía hay una teoría puesta en práctica que podríamos llamar negacionista. Se niega que otros pueblos puedan decidir y que Andalucía debe ser la autonomía solidaria que ayude a que no se rompa España. ¿De verdad nos han preguntado qué papel queremos jugar?

También se niega que seamos iguales respecto a otros territorios, porque en verdad estamos alineados en el nacionalfolclorismo español, o como diría algún amigo, en el peronismo rociero.

Lo que tampoco se puede negar es que estas preocupaciones nacionales no son tales para la mayoría del pueblo trabajador, aquel que se levanta a las seis de la mañana a coger aceituna o el que espera en la cola del paro a partir de las nueve. La preocupación sigue siendo cuestiones tan primarias como el techo y el pan. Entonces ¿de qué Andalucía hablamos? ¿ dónde estamos debatiendo los andaluces y las andaluzas el futuro de Andalucía? Salir a la calle es una opción más que necesaria para frenar esta deriva hacia una Andalucía de pandereta y subalterna, pero tampoco se sabe a ciencia cierta si la calle es el espacio para el debate. Hay demasiado corsé, mirada frigia de especuladores de chiringuitos, que no permiten generar un espacio diverso y plural que radicalmente pida empleo, justicia y dignidad. Hay que desbordar las calles pero también los envases. Demasiada política enlatada, en tetra brick.

Evidentemente el que mató a García Caparrós sigue vivo, porque no lo hemos matado. Sigue el fantasma del miedo anclado en la mayoría de la población, que no ve en la movilización ni en la lucha la salida a la crisis. Una crisis que vino para quedarse y un miedo que vino también para quedarse.

Si hemos mantenido vivo el espíritu del 4D durante cuarenta años será que la batalla no está perdida. Si la familia de García Caparrós va a recorrer Andalucía entera pidiendo justicia la batalla no está perdida. Si salimos a la calle “porque todos los días son 4 de diciembre” seguramente matemos al asesino de García Caparrós, y ahí entonces ya habremos ganado la batalla.

Joaquín Recio es escritor y coordinador de la cooperativa editorial Atrapasueños.

http://www.elplural.com/andalucia/2017/02/26/el-asesino-de-garcia-caparros-sigue-vivo