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Editorial: Una perniciosa utilización política de la Historia

El Mundo, 18/03/2017 | 20 marzo 2017

La decisión del Ayuntamiento de Madrid de cambiar el nombre de 47 calles es innecesaria, inoportuna y errónea

 

La decisión del Ayuntamiento de Madrid de cambiar el nombre de 47 calles de la capital en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, en vigor desde 2007, es innecesaria, inoportuna y errónea, además de un nuevo ejemplo de la perniciosa forma de entender la política del equipo de Manuela Carmena, más cercana a la propaganda que a las necesidades reales de los madrileños. Nadie, salvo quienes confunden su labor de servicio a la ciudadanía con la imposición de una visión ideológica en todos los ámbitos de la vida pública, considera que esta medida era prioritaria.

Y sin embargo, mientras muchos problemas acuciantes que afectan a la vida cotidiana de los madrileños siguen sin resolverse, desde que el equipo de Ahora Madrid, con el apoyo del PSOE, accedió a la alcaldía se propuso acometer urgentemente esta tarea. Y lo hizo aun sabiendo que provocaba el malestar de muchos habitantes de la capital, que lo entendieron como una manifestación revanchista sobre hechos que ocurrieron hace más de 80 años y que sólo deberían interesar a los historiadores.

Por eso, el despropósito no se hizo esperar, dada la torpe actuación de la felizmente destituida Celia Mayer. La entonces concejal de Cultura ordenó retirar una placa de un muro del cementerio parroquial de Carabanchel Bajo en homenaje a ocho carmelitas fusilados durante la Guerra Civil y beatificados posteriormente, otra lápida dedicada al sindicalista y falangista José García Vara y un monolito al Alférez Provisional. Ante la flagrante ilegalidad de los hechos, el Ayuntamiento tuvo que rectificar y restituir en su lugar los tres elementos retirados.

Quizá lo único positivo de este asunto haya sido la capacidad de rectificación del Ayuntamiento a partir de aquel suceso. Tras un primer proyecto disparatado en el que se pretendía cambiar el nombre de más de 100 calles y plazas, Carmena decidió prescindir del equipo asesor perteneciente a la Cátedra de la Memoria Histórica de la Universidad Complutense y decidió crear otro formado por expertos independientes.

Este nuevo Comisionado, corrigiendo la visión sectaria del primero, ha reducido el alcance a sólo 47 espacios urbanos y ha propuesto una serie de nombres para sustituir a los actuales que son razonables y no tienen un marcado carácter ideológico. La mayor parte de los nombres sugeridos merecen tener una calle en la capital, dada su relevancia política, literaria, científica o educativa. Pero esa no es la cuestión, ya que se les podría haber asignado un lugar de nueva creación en la ciudad.

Lo preocupante, porque enrarece la convivencia entre los madrileños, es que todo el proceso se haya realizado por motivos políticos e ideológicos. El equipo municipal dirigido por Manuela Carmena debería centrar su actuación en resolver los problemas reales que existen en la ciudad. Su labor es la de gobernar para toda la población, tanto para quienes le votaron como para los que no lo hicieron.

No es de recibo querer reducir su actuación política a un permanente show mediático jugando con la sensibilidad que aún despierta en nuestro país lo ocurrido durante la Guerra Civil y la posterior dictadura. Los españoles optaron en la Transición por la convivencia y por superar definitivamente aquel nefasto momento de nuestra historia reciente. Pretender reabrir las heridas es un acto de irresponsabilidad política.

http://www.elmundo.es/opinion/2017/03/18/58cc3279468aebc8378b4577.html