La voz y la memoria de Alas Argüelles vuelven al claustro
El Paraninfo de la Universidad fue el escenario de la lectura dramatizada de la obra ‘El Rector’, en homenaje al catedrático fusilado
PABLO A. MARÍN ESTRADA | OVIEDO.
31 mayo 2017
La palabra y la memoria viva de Leopoldo Alas Argüelles (1883-1937) volvieron ayer al Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo en la lectura dramatizada de ‘El Rector’, la obra teatral de Pedro de Silva que la propia institución académica y el sindicato Comisiones Obreras promovieron en conmemoración del ochenta aniversario de su fusilamiento en la Cárcel Modelo de Oviedo.
El Paraninfo del viejo caserón de la calle San Francisco fue el escenario en el que un elenco de ocho actores dirigidos por José Neira pusieron voz a una pieza que recrea el drama real vivido por el último rector republicano de la Universidad asturiana, encarcelado, condenado a muerte y ejecutado en el Oviedo que se alzó bajo el mando del general Aranda. «Es un merecido y bienvenido homenaje a quien tanto quiso y tanto hizo por esta casa», afirmó el actual rector, Santiago García Granda, momentos antes de que comenzara la lectura dramatizada.
En el acto estuvieron presentes familiares de Alas Argüelles, como sus nietos Cristina Tolivar Alas y el catedrático de Derecho Administrativo y colaborador de EL COMERCIO Leopoldo Tolivar Alas, además del autor de la obra, Pedro de Silva.
Arropados únicamente por un sobrio soporte audiovisual y un juego de luces, los actores revivieron la tragedia del hijo de Leopoldo Alas ‘Clarín’ desde los antecedentes premonitorios de la Revolución de Octubre del 34 hasta los últimos momentos del rector en el patio de la cárcel, en la que fue fusilado junto a otros cuatro presos. Además del propio Leopoldo Alas Argüelles, interpretado por Manuel Valiente, fueron desfilando los distintos protagonistas reunidos por De Silva en su texto para poner voz a quienes estuvieron más cerca del rector desde el principio del drama: su esposa Cristina (Inamary Hernández), su amigo Lucio (José Neira), su primo Agustín (Miguel Ángel José) o el canónigo de la Catedral don Benjamín (Jorge Melero).
«Un hombre justo»
También se escucharon en off las voces de quienes lo juzgaron y condenaron y las de aquellos que tuvieron en sus manos la posibilidad de salvar en última instancia la vida del condenado: el mismo general Franco (Iván Rubio), su mujer, la ovetense Carmen Polo (Rosa María García), o el asistente del autoproclamado Generalísimo, el coronel Fusta (Heriberto Álvarez). Unos y otros fueron ayer, como hace ocho décadas, los protagonistas de esta crónica de la muerte anunciada de «un hombre justo», tal vez la calificación que mejor define a Alas Argüelles y que se reitera en varias ocasiones en el texto de Pedro de Silva.
Los hechos históricos en los que se basa la obra parten de la detención de Leopoldo Alas Argüelles y el posterior Consejo de Guerra celebrado en enero de 1937 que lo condenó a muerte bajo las acusaciones de haber participado en actos públicos de organizaciones de izquierda y haber ocupado cargos en el régimen republicano.
Ni los testimonios favorables de relevantes personalidades de la derecha ovetense, incluido el nuevo rector, ni la clemencia solicitada por su esposa, sirvieron para evitar su ejecución el 20 de febrero del mismo año.
