Málaga: Palizas y calabozos en la antigua Aduana
El histórico dirigente del PCE Manuel Ruiz BenÃtez reclama que la Aduana sea declarada Lugar de Memoria
El histórico dirigente del PCE Manuel Ruiz BenÃtez reclama que la Aduana sea declarada Lugar de Memoria Histórica, porque albergó la Brigada PolÃtico-Social, la policÃa secreta franquista
En una de las cuatro ocasiones en la que Manuel Ruiz BenÃtez (Málaga, 1940) fue detenido, interrogado y encarcelado por la policÃa secreta franquista, la Brigada PolÃtico-Social, que tenÃa su sede en unas dependencias de la Aduana, le introdujeron en un cuartucho acolchado, con numerosas porras colgadas en una pizarra.
«Estaba acolchado para que no se oyeran los gritos ni los golpes, querÃan meterme miedo. A algunos les habÃan puesto hasta electricidad en los testÃculos»,explica.
Aunque a Manuel no le quedan huellas de las palizas que recibió en este edificio, que hoy alberga el flamante Museo de Málaga, subraya: «Yo no perdono ni olvido».
En su casa conserva un documento de la Junta de AndalucÃa que le reconoce como luchador por la libertad y la democracia, en su condición de antiguo preso franquista. Este histórico dirigente comunista estuvo preso cuatro años y medio en las cárceles de Málaga, Jaén y Carabanchel por sus ideas polÃticas.
Por eso, y en nombre de otros muchos compañeros que pasaron por la antigua comisarÃa que daba a la TravesÃa del Pintor Nogales, reclama a la Junta de AndalucÃa que la Aduana sea declarada Lugar de Memoria Histórica, como ya lo han sido la antigua prisión provincial, el Peñón del Cuervo y desde hace unos dÃas, la antigua cárcel de mujeres y el Cementerio de San Rafael.
El que fuera considerado a finales de los 60 por la propia policÃa franquista el lÃder del PCE en Málaga, ligado al partido desde 1957, reorganizador de las Juventudes Comunistas y uno de los fundadores de CCOO en Málaga, en 2008 publicó el libro A la sombra de los recuerdos. ‘Memorias de un perchelero’, en el que, entre otras muchas experiencias, recordaba su paso por los calabozos de la policÃa secreta en la comisarÃa de la Aduana.
«Tras un mostradorcillo habÃa un pasillo con ocho o nueve calabozos para ocho o diez personas y en cada uno un agujero para asomar la cabeza y que te dieran la comida; la porquerÃa de esos calabozos no te la puedes imaginar», destaca. Además, habÃa que pedir permiso para ir al servicio, acompañado, pues no habÃa en las celdas. «Pero si en un dÃa ibas dos veces, te decÃan que te lo hicieras encima».
«En todas las ocasiones en las que me detuvieron en la Aduana me pegaron, usaban las manos y las porras», cuenta. La intervención de su abogado, el exalcalde Francisco GarcÃa Grana, que era llamado con urgencia por la familia de Manuel, logró frenar en varias ocasiones estas prácticas, cuenta.
Manuel Ruiz BenÃtez recuerda que, ya desde que participó en la plataforma ciudadana La Aduana para Málaga, «insistÃa en que habÃa que limpiar esto con agua de azahar» y recordar la represión franquista. Además, con motivo de la inauguración del Museo de Málaga escribió a la actual consejera de Cultura, Rosa Aguilar, para transmitirle esta propuesta.
«Yo no quiero protagonismo, los jóvenes deben saber que aquà hubo una represión. SerÃa de justicia», recalca, al tiempo que recuerda que en Portugal, una placa recuerda la sede de la policÃa secreta durante la dictadura de Oliveira Salazar. Lo mismo pide para la Aduana.
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