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Una tierra bañada en sangre

Emilio Sales Almazán. | 20 noviembre 2017

La Memoria de aquellos que han significado parte fundamental de nuestra fraterna historia permanece y por ello les hace estar entre nosotros

UNA TIERRA BAÑADA EN SANGRE

Pronto se cumplirán los dos años cuando nos dejaba mi apreciado y respetado Compañero José Maria Ruiz Alonso. ¡Cómo pasa el tiempo!, parece que apenas han pasado días y el crudo invierno ya se ha instalado en nuestros corazones, pero la Memoria de aquellos que han significado parte fundamental de nuestra fraterna historia permanece y por ello les hace estar entre nosotros.

Poco tiempo antes de su fallecimiento me comentó que iba a mandarme la actualización de la base de datos de las personas naturales de la provincia de Toledo que desde hacía años había elaborado y actualizando con su trabajo de investigación y con las aportaciones que se iban haciendo desde distintos lugares, en las que, humildemente, también colaboré.

Hay que recordar su gran trabajo en la obra que publicó por el año 2004, “LA GUERRA CIVIL EN LA PROVINCIA DE TOLEDO.UTOPÍA, CONFLICTO Y PODER EN EL SUR DEL TAJO (1936-39)”, y que al final del segundo tomo hacía una relación donde figuraban 3389 toledanas y toledanas asesinados por el franquismo. Recuerdo que en mi corta sapiencia en el tema le pregunté la razón por la que dividía en tres grupos a estas personas, asesinadas, ejecutadas y muertas en la cárcel.  La contestación fue esclarecedora, aunque es cierto que todas eras victimas asesinadas por el franquismo, había que distinguir entre los muertos del primer terror, aquellas que no tuvieron ni el más mínimo “juicio” (aunque fueran pantomimas creadas por tribunales ilegales) que debían considerarse asesinadas, las que fallecieron en las prisiones, en muchos casos por hambre, enfermedades que tenían cura y, cómo no, por palizas y torturas que se consideraban en el grupo de muertos en la cárcel, y aquellos que tuvieron algún tipo de juicio, aunque como ya he indicado eran burdas representaciones y que, como ya indicó el cuñadísimo de Franco, era la justicia al revés tanto en cuanto los golpistas les acusaban de auxilio a la rebelión, estos entrarían en el grupo de ejecutados.

Pasado el tiempo la lista ha ido aumentando de manera considerable. Exactamente no tengo aun la cifra actualizada a finales de 2017, pero seguramente se acerque a los 5.000. Dado que la maldita parca se inmiscuyó sin que nadie la hubiera llamado, esos datos no me llegaron por lo que decidí, hace unos meses, ir poniendo al día los datos a la espera que me pudiera llegar la información que José María guardaba en su ordenador. Pero no es exactamente de esa relación de personas que acabaron sus días por el terror fascista a lo que quería referirme. Cada nombre que voy pasando es una vida truncada, es un asesinato que tiñó de sangre nuestra tierra (en términos generales ya que las muertes se produjeron en diversas zonas de nuestro país y alguna allende los Pirineos), y de esa oscurecida tierra por la sangre derramada quiero hablar.

Prácticamente todas las localidades de la provincia tienen en su currículo algún vecino natural de ellas asesinado, desde la más pequeña hasta la más numerosa en habitantes. Pero es estremecedor ver las cientos de personas que fueron inmoladas en localidades como Toledo, Talavera, Ocaña, Quintanar de la Orden, Madridejos, etc., etc. Cientos de vidas que me dan a pensar que esta tierra se impregnó de tanta sangre que dudo que las lluvias de toda la eternidad puedan limpiar.

Porque aun hoy se niega lo evidente. Es una pregunta lanzada al aire que seguramente no tenga respuesta por la sinrazón de los descendientes de los asesinos que todavía están reivindicando que ganaron la guerra. Venceréis pero no convenceréis dijo Miguel de Unamuno ante el nutrido foro de exaltados fascistas.

Talavera del Tajo. 20/11/2017

Emilio Sales Almazán. Foro por la Memoria de Toledo