Virgilio Fernández, exbrigadista: «Los fascistas siempre han estado ahû
Tiene 98 años y es uno de los últimos supervivientes que vivió de primera mano la contienda
Juan Miguel Baquero / Ana Ordaz – Madrid
Virgilio Fernández tiene 98 años y es uno de los últimos supervivientes que vivió de primera mano la contienda
Sirvió en el servicio sanitario del batallón Dombrowski en la XIII Brigada que participó en las batallas de Brunete, Belchite o el Ebro
El exbrigadista analiza desde la memoria el presente: «Si no se conoce la historia se cae en el mismo hoyo otra vez»
Con casi un siglo de vida, cuenta con palabras, miradas, gestos y la lucidez de quien ha visto de cerca la grandeza y miseria del ser humano. Virgilio Fernández del Real (Larache, 1918) es uno de los últimos supervivientes que vivieron de primera mano la guerra civil española. En el frente. En las trincheras. Esas que nunca ha abandonado en el plano ideológico.
Su relato, su historia vital, es memoria viva. Virgilio Fernández querÃa defender la democracia y se enroló como soldado en el servicio sanitario de la resistencia republicana. No tenÃa ni 18 años. Nacido en el antiguo protectorado español en Marruecos. Acabó integrado en el batallón Dombrowksi en la XIII Brigada Internacional para vivir un puñado de las batallas más duras de la contienda: Brunete, Guadalajara, Belchite, el frente de Aragón, el Ebro… Ahora vive en México y está pasando una temporada en Madrid. La misma ciudad donde hacÃa prácticas en 1936 en el hospital La Princesa cuando los fascistas provocan la guerra de España.
¿Cómo acaba un joven enrolado en la guerra?
Yo trabajaba en el hospital de la Princesa [Madrid]. El dÃa 18 me enteré de que se habÃa levantado Franco pero pensé que serÃa como antes, en el 32, cuando se levantó Sanjurjo. Y no le di mucha importancia, pensé que eso durarÃa poco. El lunes fui a trabajar y ya se habÃa tomado el Cuartel de la Montaña la noche anterior. Entonces empezaron a llegar heridos. Iba a cumplir 18 años, y yo daba anestesia o limpiaba heridas.
Acaba pasando por multitud de frentes, durante meses.
32 meses. Después de regresar del Ebro se disolvieron las Brigadas, pensando inocentemente que las potencias Inglaterra, Francia y Estados Unidos iban a pedir a Franco que retirara a los alemanes y a los italianos. Pero no.
¿Recuerda cuál fue el más duro y complejo de superar?
Al final de la batalla del Ebro, cuando nos retirábamos, hubo unas batallas en las sierras de Pandols y Cavalls donde un dÃa contamos mil heridos. Los muertos ni los vimos. Nos los traÃan [a los heridos] y habÃa que pasarlos en barca al otro lado del rÃo porque el puente estaba destruido. Y pasar mil heridos en barca… ya lleva.
Claro que hubo otras batallas. Una de tanques, importante, cerca de Morata y una muy fuerte también fue la de Belchite. Las Brigadas estaban para romper el frente o para, cuando nos lo habÃan roto, ir a taponar. Entonces, si no era una de las dos cosas, estábamos descansando allà o allá. El descanso podÃa durar tres dÃas o 15.
¿Qué encuentra un equipo médico en un conflicto regado por batallas encarnizadas, como fue la guerra de España?
Primero éramos el equipo para un batallón, pero fue creciendo tanto el número de médicos y practicantes como la movilidad. Nos habÃan regalado los suizos un camión especial hecho como quirófano. TenÃa su mesa de operaciones, su autoclave, dónde lavarse las manos… Y nos ponÃamos muy cerca del frente, para las heridas esas que, si no se actúa ahorita, se muere, se desangra.
La barbarie de la guerra.
La cosa es que las guerras hoy son más aviones y tanques que infanterÃa. Cada vez van avanzando más las máquinas. Es horrible. El que tiene más armamento es el que gana. Nosotros lo empezamos sin tener un bando militar. No habÃa ninguna disciplina ni quien pudiera poner disciplina. En la mañana venÃan de Madrid al frente en coches y taxis, claro, ¡requisados! Ellos [los fascistas] tenÃan un ejército que venÃa desde Burgos, y la columna con el general Mola, y tenÃan una disciplina. Y nosotros nadie mandaba en nadie. Eran gentes civiles que habÃan agarrado un fusil, muchos de ellos ni sabÃan usarlo.
¿Es una clave para explicar por qué la República y la democracia pierden la guerra?
Se perdió la guerra por la diferencia de armamento, por la diferencia de ejército, la diferencia de disciplina, la diferencia del principio. Después ya algo de armamento tuvimos, una aviación muy heroica pero muy pequeña comparada con lo que tenÃan ellos. Y, desde luego, ellos tenÃan mandos que habÃan estudiado cosas militares. El militar más importante que tuvimos fue el general Rojo.
Determinante fue el apoyo de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini.
Eso por una parte. Por otra la alianza que hicieron de no intervención, que querÃa decir que nosotros no podÃamos salir al mercado del armamento y comprar lo que hiciera falta, no nos dejaban comprar. Pagando. Porque a Rusia lo que se le compró se le pagó. El Banco de España tenÃa dinero y se fue pagando, no fue ningún favor que hicieron. Francia llegó al punto de que sabÃamos que habÃa un tren con munición y armamento que venÃa de Rusia en la frontera de Irún, y no nos dejaron pasar hasta que Franco llegó a tener esa área.
Y con apenas 20 años sale del paÃs por la frontera francesa ante el asedio franquista y acaba en un campo de concentración en Saint Cyprien, que define como «una playa con alambres de púas».
SÃ. Hicieron un acotamiento de la playa con postes y alambres de púas y senegaleses fuera cuidando que no nos saliéramos. Nos daban de comer lentejas con arena. Primero dormÃamos en el suelo y al aire, y después nosotros mismos hicimos unas barracas y ahà dormÃamos, en el suelo, pero ya tapados por un techo.
Un año después, en 1939, conoce por un anuncio en un periódico que su madre le busca. ¿Cómo fue esa historia?
Ella vivÃa en Madrid. Cuando ya se sabÃa que habÃamos perdido se fue a Alicante y tomaron un barco a Francia. Mi madre, una hermana y mi hermano.
¿Se llegó a reencontrar con su familia en NormandÃa?
SÃ. Alguien me dijo «hay un anuncio, que te andan buscando». Lo busqué, escribà y ella se habÃa cambiado a NormandÃa, a un pueblo. El jefe de policÃa vio a mi familia y me hizo un laissez passer [dejar pasar] para que pudiera salir del campo [de concentración] e ir a NormadÃa.
Ahà esperamos hasta que juntaron dinero en México, mi hermana ya habÃa pasado, y consiguió un préstamo y pagó un pasaje en un barco norteamericano. Y fuimos de Burdeos a Nueva York. De ahà La Habana, Progreso, el Yucatán y en Veracruz nos estaba esperando mi hermana.
La Memoria Histórica… Si no se conoce la historia se cae en el mismo hoyo otra vez.
Sigue la actualidad polÃtica y social española, ¿qué opinión le merece?
En términos generales en México y en todo el mundo manda el 1% que es el que tiene el dinero. Los Estados Unidos hasta ahora no han permitido que en ninguna parte haya varios partidos que puedan llegar al poder. Siempre hay dos. En Francia; en Estados Unidos, los demócratas y los republicanos; en México, el PAM o el PRI; aquÃ, el PP o el Partido Socialista, que de socialista no tiene nada. Felipe González, que al principio parecÃa que se iba a comer el mundo, resultó ser un señorito andaluz, que nada más le preocupaba cuánto ganaba su familia. Él permitió todos los contratos basura.
La crisis de Catalunya está provocando encarcelamientos a polÃticos, represión en la calle… ¿Cree que los miembros del Govern y los Jordis son presos polÃticos como en el franquismo?
Claro que hay presos polÃticos. Y polÃtica es todo esto. Creo que los catalanes prefieren salir de España estar bajo un gobierno con tanto corrupto, aunque dentro de Cataluña también lo hay. Yo prefiero que no se separen. Es más, prefiero que desaparezcan las fronteras, los pasaportes y todo eso. Pero, los catalanes deben decidir qué tipo de gobierno quieren tener.
Entonces, considera que hay presos polÃticos en España.
Claro, son presos polÃticos. Como están diciendo ahora, esta huelga no es una huelga obrera sino una huelga polÃtica. Sà señor. Es mucho mejor una huelga polÃtica que una guerra que nos impuso Franco. Para eso no protestaron tanto.
En las manifestaciones unionistas están apareciendo, con impunidad, grupúsculos de marcado carácter…
Fascista. Y sacan las banderas, y el brazo en alto [hace el saludo fascista].
¿Están encontrando su caldo de cultivo?
Aquà han existido siempre. Esta gente durante la guerra estaban camuflados y algunos con carnet del Partido Comunista o anarquistas. Cuando empieza la guerra todo el mundo intenta tener un carnet para que no lo tomen como de la Quinta Columna y vivir más tranquilos. Esos han estado siempre ahÃ.
¿Por qué piensa que están «siempre ahû?
Porque aquÃ, desde que murió Franco y hubo lo que llaman Transición, no hemos tenido un Gobierno que ponga reglas para evitar que esos fascistas sigan existiendo. En cambio, el Partido Comunista estuvo ilegal por mucho tiempo y le dieron en la Transición la oportunidad de ser legal, cosa que fue mal, porque el Partido Comunista era más efectivo cuando era ilegal que después.
¿Y eso enlaza con que España no haya cerrado las heridas de la guerra civil? El Gobierno ignora la Memoria Histórica, hay simbologÃa franquista en las calles, el paÃs está sembrado de fosas comunes…
La Memoria Histórica… Si no se conoce la historia se cae en el mismo hoyo otra vez.
¿Cree que el paÃs de la desmemoria no entiende todavÃa que sacar a los muertos de las fosas es una cuestión de Derechos Humanos?
El muerto, muerto está y no se va a resucitar. Pero la gente quiere saber y, sobre todo, que se sepa que no los mataron por ser bandidos sino por una injusticia. Eso es lo principal. Si el sacar los muertos y ponerlos en un sitio con el nombre arreglara algo… pero sà entiendo que la gente que tenga todavÃa esas costumbres y quiera saber exactamente si lo mataron pero que era injusto, que no habÃa hecho nada. Y cuando vine a España la primera vez, ya muerto Franco, todavÃa quedaban la calle del GeneralÃsimo, Sanjurjo… esto se me hacÃa muy raro.
El actual rey, Felipe VI, ha participado en algún reconocimiento a los combatientes republicanos de La Nueve. Pero en ParÃs, aquà los ignoran. Y el Gobierno ha sido capaz de hacerlo con la División Azul. ¿Le gustarÃa algún homenaje aquà para quienes lucharon por la democracia?
A las Brigadas, sÃ. Yo cuando veo al Felipe lleno de ‘cosas’ [se señala la pechera], como si hubiera ganado cincuenta batallas, siempre creo que estamos en un teatro musical. Antes, su padre era General de la Armada, de la Aviación, tenÃa todos los uniformes… Es un fantoche. Sà tendrÃan que reconocer que vinieron gentes que no eran aventureros, que no venÃan por lo que iban a ganar, que no iban a saquear los pueblos, no iban a violar a las mujeres, como sà traÃan a la legión extranjera. Esta cosa de oÃr a Queipo de Llano decir a las mujeres: «Van a ver ustedes, no saben lo que es un hombre, ahora se lo van a mostrar mis legionarios, no esos maricones comunistas».
El regreso del programa Salvados de Jordi Évole se ha adentrado en la capital de Daesh, Raqqa. Aparece un ciudadano español que combate al denominado ‘Estado Islámico’, como otros extranjeros, y en el brazo lleva una bandera republicana con la insignia de las Brigadas Internacionales. ¿Encuentra relación entre la voluntad y objetivo de estos soldados voluntarios y quienes combatieron el fascismo en la guerra de España?
SÃ. Combatir por una causa justa es lo que hicieron ellos. Ellos vinieron aquà no sólo para luchar por la República española, era para luchar contra Hitler, contra Mussolini. Hay un libro que se llama El yugo y las flechas, escrito por el que era el embajador norteamericano en España, y describe lo que pasó, y fue a hablar con Roosevelt y le dijo «estamos equivocados, habÃa que ayudar a la República».
Pero tenÃan más miedo a Stalin que a Hitler. Entonces, no hicieron nada. Y les costó mucha sangre y mucho dinero. Cuando llegué a Nueva York, habÃa una señora que iba registrando los nombres y qué religión tenÃa cada uno. Entonces me dijo: «¡¿Cómo se viene de Europa ahora?! ¡TendrÃa que estar luchando contra Hitler!». Y le dije: «Señora, yo ya estuve 32 meses, ahora mande usted a su hijo». Fue una equivocación y permitió a Hitler completar toda la estrategia de cómo iba a arrasar los pueblos. Por eso Francia cayó en nada, cuestión de semanas. Nosotros duramos 32 meses conteniendo a esa cantidad de armamento y aviones y tanques.
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