Marcha atrás a la primera querella admitida en España por el «genocidio franquista»
El magistrado del juzgado de Bergara archiva la causa abierta por su predecesora por los crÃmenes de la dictadura
Roger Pascual
Barcelona – Lunes
«Fue bonito mientras duró», suspiraba este lunes Jesús Mari Txurruka, bisnieto de una asesinada por el franquismo, al conocer el frenazo a la primera querella admitida por un juzgado español por genocidio contra los crÃmenes de la dictadura. La jueza Maider Imaz Mendizabal, sustituta en el juzgado de instrucción número 4 de Bergara, habÃa abierto diligencias y habÃa citado, a partir del 17 de enero, a los testigos. Pero su relevo, Hugo Jacobo Calzon Mahia, ha zanjado de un plumazo esta vÃa y ha archivado la causa.
El nuevo magistrado se ha remitido a la doctrina del Supremo que, en la sentencia que declaró inocente al exjuez Baltasar Garzón por tratar de enjuiciar la dictadura, consideró que los hechos denunciados habÃan prescrito y avaló la vigencia de la ley de amnistÃa, que perdonó los crÃmenes anteriores al 77. «Parece claro que la mano polÃtica ha provocado el cambio inmediato de juez para echar por tierra la iniciativa», denuncia la plataforma vasca contra los crÃmenes del franquismo en un comunicado. Esta entidad ya ha presentado un recurso al archivo de la causa, aunque no creen que prospere.
Josu Ibargutxi, integrante de esta organización, ha deseado que haya más jueces valientes como Imaz. «Nos hizo ilusión ver que habÃa una juez suficientemente valiente y esperemos que no todos los jueces hagan caso a la fiscalÃa y se dediquen a copiar y pegar el argumentario. El Gobierno no puede permitir que se admitan estas querellas».
La coordinadora de la llamada querella argentina -en el paÃs suramericano sà se ha abierto una investigación que avanza a duras penas por las trabas impuestas desde España-, impulsó que los ayuntamientos afines presentaran una avalancha de denuncias, de las que solo habÃa dado fruto la de Elgeta (icono de resistencia franquista).
«Es otra frustración más. No hay manera de avanzar. Está claro que cuando se ha entreabierto una puerta la cierran de un patadón», reflexionaba Txurruka. La madre de su abuela fue tiroteada en 1936 a la salida de su caserÃa, mientras que su tÃo abuelo, Paskual Askasibar, fue deportado durante la guerra y murió en un campo de concentración nazi.