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Nicolás Sánchez-Albornoz: «Un cementerio nacional en Cuelgamuros es imposible»

InfoLibre, 02/07/2018 | 3 julio 2018

El nonagenario historiador, fugado del Valle de los Caídos en 1948, pide al PP que acepte la exhumación de Franco

Ángel Munárrizamunarriz@infolibre.es @angel_munarriz

Afirma que la derecha tiene la oportunidad de desmarcarse de la dictadura: «Es necesaria una reconversión democrática sincera del partido conservador y de la Iglesia»

Considera inviable la propuesta de Cs de un cementerio tipo Arlington por el desequilibrio simbólico del Valle

Hombre ilustrado, de luces, Nicolás Sánchez-Albornoz (Madrid, 1926), historiador exiliado hijo de historiador exiliado, el liberal Claudio Sánchez-Albornoz –presidente del Gobierno de la República en el exilio de 1962 a 1970–, aporta un testimonio de triple interés sobre el Valle de los Caídos. El primero, por su historia familiar. El segundo, por su calidad de intelectual. El tercero, porque siendo poco más que un adolescente, con 18 años, dio con con sus huesos en Cuelgamuros, aunque jamás utilice este episodio como argumento de autoridad y, de hecho, siempre haya insistido en que más duros que el suyo fueron otros trabajos forzosos, no sólo en el Valle de los Caídos, sino sobre todo en las obras de construcción de ferrocarriles, en la línea Madrid-Burgos, en el Canal del Guadalquivir…

Sánchez-Albornoz fue condenado por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo en 1947 por pertenecer a la Federación Universitaria Escolar, la vieja FUE. Su crimen fue una pintada en la Complutense: «¡Viva la Universidad libre!». Seis años de cárcel, que debía pasar en el Destacamento Penal de Cuelgamuros.

Pero de allí se escapó. Compañeros de la FUE exiliados en Francia organizaron su fuga, un sensacional episodio que forma parte de la épica de la resistencia antifranquista, tan escasa de hitos victoriosos. «Consiguieron convencer a Bárbara Probst, por entonces una estudiante norteamericana, de que se prestara a conducir el automóvil que nos condujo desde San Lorenzo de El Escorial a la frontera francesa», explicaba Sánchez-Albornoz a El País en 1976. Y añadía: «Nos entregaron salvoconductos falsos […]. Paco Benet viajó clandestinamente desde París a Madrid para ultimar los detalles. Un domingo escapamos dos hombres del destacamento penal. Fuimos Manuel Lamana y yo. Él vive ahora en Buenos Aires, es novelista. Por cierto, ha editado el libro Otros hombres. En él […] relata, en forma novelada, la actividad clandestina de la FUE y también nuestra huida. Bárbara nos condujo hasta Cataluña. Después caminamos durante tres días y logramos, por fin, pasar a Francia».

Tras su huida a Francia, en agosto de 1948, se marchó a Argentina. De ahí, cuando las cosas se pusieron feas, a Estados Unidos, donde le ofrecieron un puesto en la New York University en 1968. Regresó a la España democrática, donde fue el primer director del Instituto Cervantes (1991-1996). Presidente de la Fundación Sánchez-Albornoz, Don Nicolás asiste con optimismo a la anunciada voluntad del Gobierno de exhumar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos, que él prefiere llamar «Cuelgamuros». El nonagenario historiador responde a infoLibre amable y concisamente, sin la menor tentación retórica o sentimental.

PREGUNTA: ¿Cree que esta vez sí, que esta vez el Gobierno sacará los restos de Franco de la basílica?

RESPUESTA: Sí, sí. Me parece creíble. Pero esto a su vez plantea el problema de qué hacer con todo el conjunto, qué destino darle.

PREGUNTA: Es un asunto pendiente.

RESPUESTA: Es un problema desde hace 40 años. Es increíble que haya tardado tanto tiempo en plantearse de forma seria. Los gobiernos no han abordado el problema, ni siquiera los socialistas. Tampoco la sociedad le ha dado prioridad, porque ha habido tiempos en los que la gente y el gobierno querían ocuparse de conseguir cosas más urgentes en la idea de que dentro de la derecha debía haber un cambio de mentalidad que permitiera abordar con menos irritación el cambio de destino de Franco y del Valle de los Caídos.

PREGUNTA: ¿Lo ha habido?

RESPUESTA: La derecha no ha hecho una reconversión sincera a la democracia. Al contrario, rechazó desde el primer momento a la Ley de Memoria Histórica, no ha contribuido a eliminar los vestigios de la dictadura, incluso se ha opuesto a financiar el rescate de los restos de los fusilados. Todo esto hace dudar a la gente de la reconversión hacia una derecha conservadora, pero que no tenga nada que ver con la dictadura.

PREGUNTA: ¿No puede ser éste el momento de ese cambio?

RESPUESTA: Ahora ha habido una circunstancia inesperada para ellos, el conflicto catalán. El Gobierno del PP ha declarado que su posición se debe a una defensa de la democracia, que todo lo hace por la democracia… Pero se declaran demócratas a su modo, según su definición. No aceptan que hay una contradicción entre ser demócrata y mantener el pasado de la dictadura. Eso ha colmado la paciencia de la gente. En este momento, en términos generales, hay un cabreo por este cinismo de la derecha española. Creo que eso está creando las condiciones para el cambio, que puede decidir una actuación sobre la presencia de Franco en Cuelgamuros, pero también sobre la subsistencia del símbolo mismo de Cuelgamuros, que tiene mala solución.

PREGUNTA: ¿Qué le parece la propuesta de Ciudadanos de crear un «cementerio nacional» tipo Arlington?

RESPUESTA: Allí hay muertos de todas las guerras, enterrados codo con codo. Esta propuesta llega tarde y me parece imposible. Los republicanos en ese supuesto cementerio nacional en Cuelgamuros, llevados allí sin el consentimiento de las familias, seguirían enterrados bajo el símbolo de un monumento que chirría con esa equidistancia que debería reinar entre los cuerpos de uno y otro bando. El primer símbolo que chirría es la cruz, en representación de la cruzada que los llevó a la muerte. ¿Qué solución tiene eso? Bueno, pues parecería lógico erigir para compensar una gran hoz y un martillo o un compás masónico de la misma altura que la cruz.

PREGUNTA: Lo dice con sarcasmo, claro.

RESPUESTA: Evidentemente. Por eso digo que la propuesta de cementerio nacional llega tarde y es imposible. Hay que entregar los restos a las familias. El Gobierno se negó, igual que con los restos de los republicanos que están en fosas comunes o cunetas. Hay una diferencia entre unos restos y otros. El partido conservador todavía se considera heredero del pasado de la dictadura. Habrá que seguir esperando su transformación.

PREGUNTA: Los mensajes que llegan desde el Arzobispado de Madrid apuntan a una posible disposición del cardenal Carlos Osoro a colaborar.

RESPUESTA: Es esperanzador, desde luego. Veremos a cuánto llega y cuánto dura. Yo preconizo una reconversión sincera y a fondo de la derecha, y también de la Iglesia, en favor de la convivencia democrática en el país, que hasta ahora no se ha dado.

PREGUNTA: ¿Deben salir también, a su juicio, los restos de José Antonio Primo de Rivera? Él es ejecutado durante la guerra. Es un caso distinto.

RESPUESTA: No es cuestión de si la muerte es en un momento u otro. Es otro símbolo, a su manera fascista, de la cruzada de Franco. Hay que entregarlo a su familia.

PREGUNTA: ¿Cree que es posible cambiar el significado del Valle de los Caídos? Hay quien opina que es imposible, que lleva una huella franquista indeleble.

RESPUESTA: El nuevo significado pasaría por eliminar todos los símbolos. Los mosaicos de la bóveda, el culto religioso, la cruz.

PREGUNTA: Al margen del Valle de los Caídos, quedan múltiples asignaturas pendientes en relación con el franquismo. Ahí están esas medallas con recompensa económica a Billy El Niño que conocemos estos días.

RESPUESTA: Ha faltado impulso. Cuelgamuros es un ejemplo de un problema de dimensiones mucho mayores. Falta la exhumación de los restos de los represaliados y su entrega a las familias. No ya a sus hijos, sino a sus nietos. Esto es un problema humanitario, no ideológico.

PREGUNTA: ¿Es usted partidario de una comisión de la verdad?

RESPUESTA: La comisión de la verdad es la investigación histórica. Y por fortuna cada vez hay más historiadores que desvelan la verdad frente a los mitos de la dictadura. ¿Que esto tiene que producirse en una comisión nacional? Pues ahí habrá que pensar si es oportuno o no. Yo, entre otras por razones profesionales (se ríe), confío en la investigación histórica.

PREGUNTA: ¿Tiene sentido derogar la ley de amnistía?

RESPUESTA: No sé si realmente es necesario. Hay crímenes de lesa humanidad que no prescriben.

PREGUNTA: ¿Falta una disculpa del Estado?

RESPUESTA: El Estado tiene que intervenir para contribuir a la recuperación de los cadáveres. ¿Si falta una disculpa? Es que, según se mire, si este Estado es heredero de la República, no es responsable, sino víctima. Depende de a lo que nos refiramos.

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