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Ricard Vinyes: «La Memoria de la derecha española es sangrienta y tiene muchas cosas de las que avergonzarse»

Público, 24/10/2018 | 29 octubre 2018

El historiador publica ‘Diccionario de la Memoria Histórica’El historiador publica ‘Diccionario de la Memoria Histórica’, una obra que reúne 264 conceptos y que tiene por fin «recopilar todo lo aprendido para aprender a pensar mejor». En esta entrevista, Vinyes repasa todos los temas de actualidad relativos a la Memoria Histórica como el Valle de los Caídos, la impunidad de Billy el Niño o el robo de bebés.

MADRID ALEJANDRO TORRÚS

Ricard Vinyes (Barcelona, 1952) es catedrático en Historia por la Universidad de Barcelona y comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento de la misma ciudad. Es uno de los mayores expertos en el robo de bebés a madres republicanas por parte de la dictadura franquista en el período 1938-1948 y, también, formó parte del Comité de Expertos que estudió el futuro del Valle de los Caídos en 2011. Vinyes es, además, uno de los historiadores que más ha tratado la problemática relación, en muchos casos, entre Historia y Memoria. A esta última, de hecho, la define como una «imagen del pasado que se renueva constantemente en el presente».

La semana pasada presentó en el Ayuntamiento de Madrid su última obra, Diccionario de la memoria colectiva (Gedisa Editorial), en la que ha participado como coordinador de 187 especialistas. El proyecto consiste en la definición amplia de 264 conceptos como crímenes de lesa humanidad, genocidio, justicia universal, genocidio, Auschwitz, Gulag o Valle de los Caídos.

«Esta obra es importante en cuanto permite ordenar todo lo aprendido hasta ahora para pensar mejor. Es esa la intención y el objetivo del libro: pensar mejor estos procesos sociales de recuperación de la Memoria en distintas partes del mundo», explica Ricard Vinyes a Público.

Con motivo de la presentación del Diccionario de la Memoria, preguntamos al historiador por la relación de la derecha y la izquierda con la Memoria Histórica, así como por conceptos como «reconciliación», «olvido» o «impunidad». Estas son las reflexiones y aportaciones de Vinyes.

Sobre la derecha y la Memoria: las declaraciones de Casado sobre los «carcas de izquierdas y la fosa del abuelo».

«Ese discurso de Casado está causado por el complejo que tiene la derecha española sobre su propia Memoria Histórica. Es una memoria sangrienta, absolutamente sangrienta. Una Memoria que tiene muchas cosas de las que avergonzarse. El problema que tiene la derecha española es que está muy vinculada con el autoritarismo y la dictadura franquista. Y eso es un enorme problema. Sería mucho mejor que no fuera así. En Francia o Italia no pasa, allí la Memoria de la derecha también tiene antifascismo. En España, en cambio, está vinculada al al fascismo, al falangismo y al franquismo. Creo que de ahí viene ese complejo de llamar a todo el mundo fascista. Jamás había escuchado tanto las palabras fascistas como en boca de los que tienen fascista dentro. La derecha tiene mucho de qué avergonzarse. No pueden establecer un parámetro memorial de competencia con la izquierda y, por lo tanto, solo les queda el desprecio.

Sin embargo, fíjese que con la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) la derecha sí que practicó la Memoria. Sobre todo en su etapa más potente de la etapa Aznar y los primeros años posteriores. La AVT se convirtió en un auténtico lobby, convirtieron la Memoria en su propia autoridad y tuvieron el respaldo de la Administración, de tal manera que podían convocar una concentración en contra de la interrupción del embarazo y se quedaban tan anchos».

La derecha frente a la Guerra Civil y la dictadura

«La derecha se ha sentido más cómoda debatiendo sobre la Guerra Civil que sobre la dictadura franquista. Tiene una explicación. En la Guerra Civil es muy fácil establecer la teoría de la equiparación o de los dos demonios. La frase de que todos cometieron crímenes y tal. Pero en la dictadura eso no es posible. Además, al levantar la manta de la dictadura aparecen una serie de rostros y una serie de nombres que son conocidos y eso genera tensión. Entonces apelan a las metáforas de cerrar heridas. La dictadura siempre les escocerá mucho más. Es un conflicto reciente donde aún hay responsables vivos y donde el valor ético está claro: hay buenos y hay malos. Y eso les molesta».

La relación entre la izquierda y la Memoria.

«La mayor parte de la izquierda política organizada no ha querido saber nada de Memoria Histórica durante muchos años. Me refiero al PSOE, al PCE y a muchos otros más marginales. A lo largo de los 80, la izquierda estuvo en el poder en el  Gobierno central, en muchas comunidades autónomas, en ayuntamientos como en de Madrid… y tuvo una política de Memoria que consistía en decir que lo único que había que recordar era no recordar nada porque a través del recuerdo podría estallar un nuevo conflicto social. En esos años la izquierda hizo muchos disparates y quiso romper con el pasado.

«Durante años la política de Memoria de la izquierda fue decir que no había que recordar nada»

Sin embargo, gracias a una combinación de factores como el trabajo de asociaciones de memoria, de académicos y de diferentes movimientos civiles junto a la recuperación de la Memoria que se estaba dando en Europa y en el mundo (sobre todo en América) consiguió que se pusiera el tema memoria en la agenda política de este país. Y eso cambió todo. Incluso Zapatero hizo una Ley de Memoria Histórica. Se tardó mucho, pero se dio la vuelta».

La Transición: olvido o silencio y Ley de Amnistía

«No estoy de acuerdo con los que dicen que en España hubo un pacto de olvido o algo así. No, no. Aquí hubo silencio, que es diferente. La gente sabía perfectamente qué había pasado. Es importante comprender cómo eran las cosas en la Transición y no lo digo para justificar sino para comprender. Cuando uno lee los textos del debate en Cortes sobre la Ley de Amnistía entonces se da cuenta de lo que estaba pasando en este país. Gentes con una autoridad moral extraordinaria como Marcelino Camacho están pidiendo prácticamente la impunidad para los franquistas. Eso fue una muestra de enorme generosidad, pero también fue un modo de atribuirse lo que tenían que pensar los demás, que también habían sido maltratados. Esto sirve para explicar una coyuntura compleja y difícil en la que se pidió silencio a la población. Pero el silencio no fue culpa de la Transición sino de la democracia.

«La gestión de la Memoria en los años 80 provocó un enorme vacío ético del que todavía somos deudores»

Fue, precisamente, la democracia la que gestionó la Memoria, las fosas y el recuerdo de una manera mezquina, como si no fuera una cuestión de Derechos Humanos o como si no fuera un problema. Y lo que cuenta la Historia de España es que cuando se esconde un problema… el problema, al cabo de un tiempo, estalla de la peor manera. Y aquí ha estallado mal. Muy mal. La responsabilidad es de los gestores de la democracia, no de la Transición.

La Transición fue una situación tensa, compleja, pero que sirvió para realizar una transición institucional. La transición real ya se había ido dando a lo largo de los 60 con el cambio demográfico, las luchas obreras o la pérdida de la hegemonía cultural del franquismo. Mi opinión es que la gestión de los distintos gobiernos democráticos, sobre todo en los años 80, que consideraron pernicioso acordarse de lo sucedido en décadas atrás, produjo un enorme vacío ético del que todavía somos deudores».

¿Reconciliación?

«La reconciliación aparece por primera vez en el año 1956 en el ámbito de la izquierda comunista con Semprún. Es una propuesta de proyecto político. Es muy importante esa propuesta en el ’56 cuando el régimen, la dictadura, está diciendo que hay españoles de dos tipos: vencedores y vencidos y seguirá diciéndolo hasta 1977. Que esta propuesta salga de la izquierda es muy importante en un momento dado y viene a decir que a nadie se le va a preguntar dónde estaba en 1936. En aquel momento los hijos de los comunistas y los hijos de los falangistas estaban juntos en las grandes movilizaciones estudiantiles. Eso tenía sentido. Aquella política de reconciliación fue un torpedo a la línea de flotación de la dictadura.

«A partir del 78, la reconciliación deja de ser un proyecto político que ya se ha alcanzado para pasar a ser una ideología que lo único que pretende es volver a imponer el silencio»

Sin embargo, a partir de 1978 la reconciliación ya era una realidad. La máxima expresión de la reconciliación es el Parlamento y, en menor medida, la constitución, como figura, sea la que sea. La reconciliación no significa que yo me vaya a tomar cervezas con quien no me da la gana tomármelas por razones políticas, históricas y memoriales. Es algo mucho más serio.

A partir del 78, sin embargo, la reconciliación deja de ser un proyecto político que ya se ha alcanzado para pasar a ser una ideología que lo único que pretende es volver a imponer el silencio sobre el pasado con la vieja frase de que si no habrá un conflicto. La reconciliación se convierte entonces en una ideología».

Denuncias contra el torturador Billy el Niño y querella argentina.

«Todo lo que sea útil para romper la impunidad me parece necesario. Absolutamente todo. Incluso aquello que pueda resultar a la larga una equivocación. La permanencia de la impunidad re-victimiza constantemente a las personas que han sufrido violaciones de derechos. Si yo hubiese sido torturado por Billy el Niño [el policía franquista Antonio González Pacheco] estaría desesperado y acudiría al psicólogo.

¿Cómo puede ser que una persona que ha actuado de la manera que ha actuado puede seguir estando protegido por el Estado? Si lo protegen leyes… deberíamos mirar cómo cambiar esas leyes. Y en lo que hace referencia a la Amnistía… tenemos que reflexionar sobre qué podemos hacer para cambiar esa ley. Hay que romper la impunidad. Como sea».

¿Bebés robados hasta la década los 90?

«Me genera una gran preocupación este tema. Yo no comparto la idea de muchos periodistas y algunas asociaciones de establecer un vínculo entre el robo y rapto de bebés de padres y madres republicanas que se produjeron en España desde 1938 hasta 1948, de manera documentada, y los robos, raptos y desapariciones que se dan en las décadas siguientes hasta bien entrada la democracia. Son dos cosas muy distintas y me molesta abiertamente la unión de los dos casos.

«Los robos de bebés de 1938 a 1948 son una cosa diferente a los que se producen después. Me molesta el vínculo entre los dos»

En el primer caso, se trata de un acto del Estado. Hay una orden de Franco que autoriza a Vallejo-Nájera a crear el Instituto de Estudios Psicológicos y, además, se aprueban tres leyes que facilitan el robo de esos niños. Se movilizan trenes cárceles a auxilios sociales. Es el Estado el que diseña y ejecuta este robo. Hay informes hasta 1948 con el membrete de Falange Española que muestran cómo se persigue a los niños republicanos por todas partes para raptarlos. Hay una responsabilidad criminal del Estado impresionante y absolutamente documentada.

Sin embargo, lo que se llama ahora niños robados, a partir de 50 o 60, ahí el Estado no interviene. Son actos delictivos que también han sucedido en otros países de Europa como en Francia o Irlanda que no tenían dictaduras. Por tanto, juntarlo todo en un mismo caso es banalizar mucho la responsabilidad que tiene el Estado en los robos que se producen entre el 38 y el 48. Es cierto que la dictadura daba mucha libertad a la Iglesua y que la apoyaba y tal. Pero, vamos a ver, ¿desde cuándo la Iglesia católica ha necesitado de una dictadura para cometer cualquier desmán? Lo han hecho en Irlanda, Bélgica, Holanda, Alemania, Estados Unidos… La Iglesia no necesita a nadie».

El Valle de los Caídos y Franco

«Tenemos que dejar que sea la naturaleza la que avance de una manera controlada. Que se vaya hundiendo. ¿Cuánto puede tardar la naturaleza en hacerlo?»

«El Valle de los Caídos siempre será un lugar de culto franquista. Con Franco y sin Franco, con José Antonio o sin José Antonio. La estructura, la historia, la expresión del Valle de los Caídos es de Falange. Es del nacionalcatolicismo. Siempre será un lugar de culto y, por lo tanto, debería actuarse para intentar paliar eso en la medida de lo posible. En mi opinión, el Valle de los Caídos debe generar un relato que parta del documento fundacional, la orden con la que Franco lo ordena construir. Y esa orden dice que es un monumento que desafía a la naturaleza. Tenemos que recuperar esa idea primigenia y dejar que ahora sea la naturaleza la que avance de una manera controlada. Que se vaya hundiendo. ¿Cuánto puede tardar la naturaleza en hacerlo? ¿Diez años? ¿Cien? Y hacer de ese espacio un espacio de visita controlada y guiada. La explanada, además, es un lugar magnífico para concentrar todo el santuario franquista, como tienes a la salida de Budapest con el Memorial Park.

Además, hay otro tema en el que se entra poco. ¿Cuál es el coste económico del Valle de los Caídos? En el informe del Comité de expertos se dice que abrirlo costaba 23 millones de euros. En estos momentos hay un montón de personas tapando grietas. Los ingenieros de Patrimonio contaban que aquel tipo de excavación tiene 50 años de vida, que a partir de eso las grietas por las que penetra el agua son constantes. Hay 14 individuos tapando grietas. ¿Cuál es el coste real del Valle? ¿De cuánto dinero estamos hablando? En mi opinión, compartida con algunos otros expertos, el Estado debería acompañar al Valle de los Caídos a la ruina».

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