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El viaje de ‘Billy el Niño’ a Valladolid para detener a un antifranquista por 2.500 pesetas

El Diario, 19/12/2018 | 20 diciembre 2018

González Pacheco se trasladó hasta la capital castellanoleonesa para arrestar a Antonio ChaperoLaura Galaup

El policía González Pacheco se trasladó hasta la capital castellanoleonesa para arrestar a Antonio Chapero, miembro del Partido Comunista de España Marxista-Leninista

El agente metió al hijo de dos años de Antonio en el interrogatorio para chantajearle y que aportase información sobre la organización, según denuncia

Por esa operación, el policía franquista obtuvo 2.500 pesetas, según figura en la hoja de servicios, hasta ahora secreta, que ha publicado eldiario.es

Antonio Chapero había conseguido rehacer su vida en Valladolid. Junto a su familia se había instalado en esa ciudad después de salir de la cárcel en la que cumplía una condena por elaborar propaganda ilegal. En 1972, este militante del Partido Comunista de España Marxista-Leninista tenía 26 años. Tras pasar año y medio en la prisión de Carabanchel, él y su pareja pusieron rumbo a Castilla y León por recomendación del partido.

Durante los meses en los que estuvo retenido nació su hijo y se perdió sus primeros meses de vida. Una vez fuera, para su organización se había convertido en un «quemado» y decidió acatar las consignas que le dieron desde la organización. «Me plantearon que era interesante ir a Valladolid a desarrollar el partido en el sector agrario. Me facilitaron algunos contactos pero nosotros nos teníamos que buscar el domicilio y el puesto laboral».

Ya asentado en la ciudad castellanoleonesa, un día dos policías preguntaron por él en la empresa automovilística en la que trabajaba. Uno de ellos era Antonio González Pacheco, conocido como ‘Billy el Niño’. «Les vi entrar y como no les conocía pensé que era una visita más que se acercaba a la empresa», reseña. Acudieron procedentes de Madrid directamente para buscarle a él. «Con los datos de la Seguridad Social sabían dónde estaba dado de alta. Los datos de mi domicilio no los tenían porque había hecho un baile de cifras al poner el número de portal», incide.

Este desplazamiento que narra Chapero figura en la hoja de servicios del agente más temido del franquismo, a la que ha tenido acceso eldiario.es. Un expediente hasta ahora secreto y que revela que el Estado gratificaba con reconocimientos públicos y premios en metálico la detención y represión de estudiantes y comunistas. En este documento figura que el 25 de junio de 1973 recibió una felicitación pública y 2.500 pesetas por «la detención de elementos comunistas con funcionarios en Valladolid».

Detenido en su empresa

Este militante antifranquista tiene claro que su identificación no se produjo por las investigaciones policiales que hubieran podido realizar los agentes de Castilla y León. «Cuando se desplaza hasta a Valladolid es porque ha torturado a otros compañeros en Madrid», añade. Alguna de esas personas con las que compartió militancia debió de dar el nombre y la ubicación de Chapero, y los miembros de la Dirección General de Seguridad lo encontraron.

Una vez detenido, el siguiente objetivo era localizar su casa. Mientras él estaba detenido, los policías volvieron a su empresa. Allí, alguien aportó la información concreta y detuvieron a su mujer y se llevaron a su hijo. Este miembro del Partido Comunista de España Marxista-Leninista volvió a ver su pequeño de dos años en los calabozos de Valladolid y fue –siempre según su relato –Billy el Niño quien introdujo durante el interrogatorio al menor para chantajearle y presionarle para que aportase información sobre el funcionamiento de la organización política.

«Cuando metieron al niño pararon, no me torturaron», relata. Cuatro décadas después de estos hechos cuenta que no puede «decir frases textuales» de aquel interrogatorio. «Todo es horror». La presencia del pequeño se utilizó «como un elemento más para doblegar». «Te decían: ‘Intenta hablar, por tu hijo'». Mientras el pequeño estaba delante.

«No te dejaban dormir. Estaba de pie y esposado»

Durante su detención González Pacheco no adoptó el papel más agresivo durante las torturas. Además del episodio relatado, le propinó «alguna patada en los genitales y hostias» pero no fue el más agresivo con él. «No te dejaban dormir. Estaba de pie y esposado». No es capaz de calcular el número de días que pasó en esa situación ya que el transcurso de las horas «era bastante confuso». No sabía si era día o de noche. A esa situación también contribuía que para continuar con las torturas le metían la «cabeza en un cubo de agua».

Antes de esta detención, Chapero no había escuchado hablar de Billy el Niño. Posteriormente, tras ser trasladado a una cárcel madrileña y compartir su arresto con otros presos le ubicó. «Cuando describí quién me había detenido, era él. Me fijé en las bolsas de sus ojos. Iba con otro, del que desconozco el nombre, y al que denominaban El Gitano», añade.

La mujer de este activista compartió detención y condena con él, aunque no solo cayeron ellos en la operación desplegada por González Pacheco en Valladolid. Según publicó el diario ABC un año después, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia a cinco miembros más de la organización comunista por asociación ilícita. En esa publicación este medio aseguraba que Chapero fue condenado a cuatro años, aunque él reseña que la condena fue mayor. «Me suena que fueron seis o siete años. No los cumplí todos. Cuando murió Franco me dejaron en libertad», relata.

«¿Por qué le invitan a copas de la Policía?»

A este activista antifranquista le parece una «gravedad absoluta» que cuarenta años después este policía mantenga reconocimientos por su labor profesional. «Lo mínimo hubiese sido que les hubiesen quitado su carrera, por mucha amnistía que haya. Váyase a su casa con una prejubilación mínima. Sin embargo, continuó en sus funciones y le mantienen las medallas».

Chapero  ha formado parte de la querella argentina que mantiene abierta la causa del franquismo en aquel país. Sobre la justicia española, lamenta que la mayor parte de las denuncias presentadas por las presuntas víctimas de este policía franquista no hayan sido admitidas a trámite. Tantos años después de estos hechos, este activista relata que la descripción del torturado sigue siendo «indescriptible». «Eres un cacho de carne en sus manos. No tienen la mínima empatía. No sé que habrá en los cerebros de esta gente».

Ante esta descripción, considera que el amparo que determinadas administraciones han realizado a este policía franquista «es una jactación de esa falta de empatía». «Si no fuese así, ¿por qué le siguen invitando a copas? Cuando le tendrían que hacer un cerco social», plantea en alusión la invitación que recibió para celebrar el patrón del Cuerpo en una comisaría de Madrid.

https://www.eldiario.es/sociedad/desplazamiento-Billy-Nino-Valladolid-militante_0_847966252.html