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ALBACETE / José Sáez, prisionero 6.676 de Mauthausen
laverdad.es - 13 de junio de 2004

http://servicios.laverdad.es/albacete/pg040613/prensa/noticias/Provincia_Albacete/200406/13/ALB-ALB-350.html


VIVIÓ EN FRANCIA. José Sáez, en una imagen reciente, con su infatigable compañera. / LA VERDAD


Alforville, cerca de París, acogió un homenaje a este albaceteño nacido en Bormate hace 85 años y que tras pasar por los campos de concentración nazi, rehizo su vida en Francia

JOSÉ ÁNGEL ALCOCEL / JOSÉ ANTONIO MANCEBO/ALBACETE

Una historia de superación. El pasado martes 1 de junio, se dedicó un sencillo acto de homenaje póstumo a José Sáez Cutanda en el cementerio de la población de Alforville, cerca de París, donde este albaceteño había fallecido varios días antes, el viernes 28 de mayo, a los 85 años de edad. José Sáez nació en Bormate (Fuentealbilla) y en esta población vivió su infancia y juventud hasta que la Guerra Civil trastocó su vida para siempre.

Alistado primero en el 5º Regimiento en Madrid, se incorporó después al Cuerpo de Carabineros de la República, combatiendo en el frente de Aragón.

En febrero de 1939, José Sáez cruza la frontera de Francia con su unidad, camino del exilio en los campos para los refugiados españoles donde sobrevivieron en condiciones infrahumanas, triste recuerdo para tantos miles de españoles, del mediodía francés. Enrolado en las Compañías de Trabajadores Extranjeros, militarizadas durante la drole de guerre, se encontró súbitamente inmerso en el inmenso y atroz torbellino que se desató tras el avance alemán de la primavera de 1940 en el frente occidental.

Captura

La captura de las casi doscientas compañías formadas por españoles, junto a varios miles de combatientes españoles de la Legión Extranjera y los Regimientos de Marcha, resultó fácil e inmediata para la Wehrmacht. José fue entonces recluido en el campo de prisioneros Stalag XI B, en Fallingbostel, junto a algunos de sus compañeros y paisanos, como Emilio Caballero, su amigo hasta el final (ambos forman parte del proyecto de la Universidad de Castilla-La Mancha sobre la deportación de los albacetenses en campos nazis), el fotógrafo Francisco Boix, y tantos otros con los que hacia el 25 de enero de 1941, los alemanes formaron un convoy con más de 1.500 prisioneros.

Más de 7.000 españoles fueron clasificados por la Gestapo, con la ayuda de agentes franquistas y la connivencia del régimen títere de Vichy, como rotspaniers, es decir rojos españoles, pero con el añadido increíble de apátridas, agravado por ser luchadores antifascistas, lo que les introducía directamente en el circulo gobernado por las SS.

A Mauthausen

Su destino sería invariablemente un campo de concentración del máximo rigor, Mauthausen, en Austria, con una función principal: el exterminio mediante cualquiera de los muchos métodos de sufrimiento, trabajo extenuante, hambre durante años, hacinamiento, enfermedades y epidemias, cámaras de gas, inyecciones letales, castigos y palizas sin número,...sometidos al más vil y degradante estado moral, convertidos en esqueletos harapientos obsesionados con la sola e imperiosa idea de saciar el hambre agotador y vivir unos instantes más, escapando del castigo que acechaba en cada minuto, las veinticuatro horas del día, durante meses y años, viendo desfallecer y morir a los amigos, a los compañeros de la guerra en España, a los hermanos y a los padres, porque en Mauthausen entraron y murieron, a veces juntos, miembros de una misma familia, asistiendo a las ejecuciones y torturas de quienes mordieron un trozo de pan durante la descarga del mismo, sabiendo que al pasar revista, Appell, los síntomas de enfermedad o incapacidad para el trabajo significaban la selección instantánea para eliminación inmediata.

Dentro ya del universo concentracionario nazi de Mauthausen, con su uniforme a rallas marcado con el número 6676, José Sáez estuvo integrado primero en el Kommando César, dedicado a la construcción de una central hidroeléctrica en Ternberg, y después en el subcampo de Ebensee, mayor en población que el campo central de Mauthausen, destinado a la fabricación de armamento, donde el 6 de mayo de 1945 llegaron las tropas aliadas que liberaron el campo, abandonado cobardemente por sus principales verdugos, el día anterior.

Vuelta a la vida

A partir de ese día la vuelta a la vida, procedentes de un infierno que dejó más de 5.500 muertos españoles, al menos 96 albaceteños, entre los más de 120.000 asesinados en Mauthausen, con el terrible trauma de no estar entre los compañeros fallecidos, con las secuelas profundas de tantos años de guerra y deportación, con la incertidumbre de quien no puede regresar a su país, ni tiene adonde ir.

José Sáez se recuperó con el tiempo y reconstruyó su vida en Francia, junto a su infatigable compañera Pierrette, viajando cada año a su Bormate natal donde tuvimos el gran honor de conocerle el pasado verano. José nos deja, pero su vida y su legado nos queda, y lo mantendremos con la misma paz y entrega con la que nos lo transmitió como un sencillo luchador por la libertad.