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Una guerrillera en Bellvitge. María Rodríguez, ‘la Goyerías’, una de las escasas mujeres del maquis, rememora su vida
JOSEP MARIA SÒRIA - 16/08/2004 - La Vanguardia

http://www.lavanguardia.es/web/20040816/51159702901.html


DANI CODINA / SÀPIENS. María Rodríguez, la Goyerías, en su domicilio de Bellvitge, donde ha sido localizada por la revista Sàpiens


María Rodríguez Juárez, alias la Goyerías y también la Goyoría, guerrillera extremeña que luchó en la sierra tras la Guerra Civil y al lado de un maquis mítico, el Chaquetalarga, vive en el barrio de Bellvitge de l'Hospitalet, donde ha sido localizada por la revista Sàpiens.

La historia de esta mujer, una de las pocas que lucharon con las armas en la sierra contra el régimen de Franco, es la de una persona fuerte y decidida que se vio obligada a esconderse en la montaña para huir de la represión falangista, como la gran mayoría de los guerrilleros extremeños y andaluces. Ella, su hermana Paula, la Migueleta, y su hermano Aurelio, Viriato, hijos de unos jornaleros sin tierra de Alia (Cáceres), cerca de Guadalupe, colaboraron desde muy jóvenes con los huidos haciendo de enlaces hasta el día de 1943 que fueron denunciados por una tía, Justa, la Larga, y se vieron obligados a escapar a la sierra con la partida de Joaquín Ventas, el Chaquetalarga.

María se enamoró del guerrillero, y su hermana Paula del lugarteniente de aquél, Víctor Roque, Miguelete, con el que tuvo dos hijos.

La vida en la sierra era huir de cueva en cueva y de campamento en campamento, perseguidos por el ejército y la Guardia Civil, con los que se enfrentaban a tiros. Las mujeres que, como Paula, engendraron hijos en la sierra, tuvieron que entregarlos a familiares o pastores para que los cuidaran y, en muchos casos, por huir a Francia o ser detenidas y encarceladas, tardaron años en encontrarse con ellos. Cuando Paula lo hizo, su hija se había casado con un guardia civil.

Si María Rodríguez Juárez, la Goyerías, participó, junto con su hermana Paula, en enfrentamientos armados con la Guardia Civil o en los secuestros de la partida del Chaquetalarga, que se hacían para recaudar fondos con los que seguir sobreviviendo, forma parte del secreto de su vida. En la declaración sumarial que hizo cuando fue detenida, según relata Francisco Moreno Gómez en La resistencia armada contra Franco, declaró: “Que a ellas (María y Paula) las llevaron a una cueva llamada Los Doblones, en la cual permanecieron unos tres años, dedicadas a las labores de su sexo... Que durante el tiempo que ha estado en la sierra, para ella todo han sido fatigas... Que ha participado en muchos atracos, pero ella se quedaba atrás y no intervenía. Que ella no ha matado a nadie". Nadie está obligado a declarar en su contra.

La creencia general de que la derrota del Eje propiciaría el fin del régimen de Franco dio alas a los guerrilleros. Pero el día en que aquella esperanza se acabó, muchos guerrilleros huyeron a Francia, otros se integraron como jornaleros o pastores, y algunos se entregaron y actuaron en las contrapartidas, haciendo de chivatos de la Guardia Civil. Eso fue lo que ocurrió en junio de 1947 con la partida del Chaquetalarga, que se deshizo y éste, desconfiando de todo y de todos, huyó a Francia dejando a María en la sierra, al cuidado de Paula, que estaba en los últimos días de un embarazo, perseguidas ambas por la Guardia Civil. El niño nació en una cueva y fue dado a un pastor para que lo cuidara. Hasta que las hermanas dieron por concluida su huida y entraron a servir en casas extremeñas.

Por un casual, María fue a parar a casa del jefe de Falange de Navas de Madroño, en Cáceres, donde trabajó. En 1948, María fue reconocida por un ex guerrillero delator, Vicente Rubio, conocido como Pedro el Cruel. Aquello le valió ser entregada a la Guardia Civil, no sin antes haber recibido una durísima paliza. También fue detenida Paula. Sometidas a un consejo de guerra, María fue condenada a 14 años y Paula a 16, que cumplieron en Ciudad Real, Madrid y Málaga.

A su salida, en 1953, María se fue a vivir a Barcelona, donde conoció a José Campano, con el que se casó para vivir en una barraca de Montjuïc y después en Bellvitge, en l'Hospitalet, donde la ha hallado la revista de historia Sàpiens, tal como se explica en el número que llega a los quioscos esta semana.