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El Marrufo, fosa común
J. CARLOS PERALES PIZARRO. europasur, 16 de mayo de 2004

http://www.europasur.com/pg040516/provincia/provincia479862.htm


En la capilla del cortijo de El Marrufo se encerraron a las mujeres y los niños apresados en la aldea de La Sauceda. Muchas de ellas fueron fusiladas después que las pelasen al rape y las violasen los franquistas


Recientemente hemos conocido la existencia de una fosa común correspondiente al año 1936 en el Cementerio de El Bosque. En ella, se encontraban enterrados vecinos de algunas poblaciones de la Sierra, que fueron fusilados. Las noticias sobre fosas comunes pertenecientes a la Guerra Civil se disparan; las asociaciones encargadas de la recuperación de la Memoria Histórica acumulan datos e informaciones; la Administración andaluza, con un valiente decreto, ampara a dichas asociaciones y familiares para que después de tantos años estas personas tengan al fin el reconocimiento que se les adeuda. Es mi intención, desde aquí, modestamente, contribuir a esta noble tarea de saldar una deuda con la historia, una deuda con todos aquellos que, en definitiva, murieron por defender la sociedad que hoy tenemos.

Actualmente investigo la represión que se dio en Alcalá de los Gazules durante la incorrectamente llamada Guerra Civil. Entre los documentos y los testimonios a los que he tenido acceso, me he encontrado con reiteradas informaciones que hablan de la toma de La Sauceda de Cortes de la Frontera, que aunque es provincia de Málaga, está muy próxima a Alcalá de los Gazules y muchas de las personas que hoy viven en Alcalá procedían de allí. Es, además, un lugar impresionantemente bello. La masacre cometida en aquel pequeño poblado fue tremenda. Quiero hacer mención a un lugar muy próximo a La Sauceda y directamente relacionado con ella: el cortijo El Marrufo.

Antes de la toma del poblado, las fuerzas del Ejército, Falange y demás especímenes de la represión tomaron El Marrufo, donde se ubicaba un destacamento de republicanos. Este precioso cortijo, con capilla incluida, situado en el término municipal de Jerez, era propiedad de uno de los mayores terratenientes de la comarca y actualmente pertenece a otro señor de la misma ciudad. Se cuenta en el lugar que su antiguo dueño podía ir desde Jerez a El Marrufo sin pisar tierra ajena. Una vez tomado el cortijo, su propietario lo cedería a las fuerzas franquistas para cuartel y, probablemente, lugar o centro de tortura y detenciones. Fue tomado por tropas de Falange, Guardia Civil, Ejército y demás voluntarios de las Milicias, al mando del teniente del Instituto Armado José Robles, quien había salido de Ubrique, camino de la aldea de La Sauceda, a primeros de noviembre de 1936.

En la "Historia del Movimiento Liberador de España en la provincia gaditana", publicado en Cádiz en 1944, Eduardo Julia Téllez, cronista de la Diputación Provincial, nos relata de esta manera la liberación de Alcalá de los Gazules: "El 31 de octubre, fuerzas del Batallón de Milicias del Puerto de Santa María, destacadas en este pueblo, acompañadas de los falangistas y voluntarios, emprenden una marcha hacia el lugar conocido por Puerto Galis, consiguiendo tras larga lucha vencer la resistencia de los elementos marxistas y establecer contacto con la columna que llegaba de Jerez de la Frontera mandada por el Marqués de Casa Arizona. La operación, como decimos, fue verdaderamente dura, pero se consiguió, con la ayuda también de la aviación, que tomó parte en ella, poner en fuga a los que allí se habían hecho fuertes y aprisionar a muchos de ellos".

"Después de vencer grandes obstáculos esta misma columna, con la que también actúan falangistas y requetés de Algar, y Regulares, se apoderan del cuartel marxista instalado en la hacienda denominada El Marrufo, continuando el avance hasta adueñarse de la Aldea de La Sauceda de Cortes, destruyendo los reductos rojos y haciéndose numerosos prisioneros, que son llevados a distintas cárceles. Al día siguiente, cumplidos los objetivos señalados por el mando, regresa la columna a su punto de procedencia, habiendo conseguido despejar el justo ambiente de temor creado por la proximidad de los revoltosos que amenazaban constantemente no solo la población de Alcalá, sino sus alrededores".

"Todavía quedaron diseminados algunos elementos por distintos lugares de las cercanías, pero con todos estos fueron acabando los falangistas, haciéndolos prisioneros, libertando a las personas que tenían secuestradas y, como ya decimos, haciendo que por fin reinara la más absoluta tranquilidad".

También en el Diario de la Falange de Alcalá de los Gazules encontramos referencias claras al respecto:

"En la mañana siguiente establecimos contacto con otra columna que al mando del Teniente de la Guardia Civil D. José Robles había salido de Ubrique y que ocupó el cortijo de El Marrufo; partiendo todos en dirección a La Sauceda donde ya habían entrado las columnas mandadas por el comandante Hidalgo, integradas por un tabor de regulares y la Falange de Cádiz mandada por el camarada Manuel Mora Figueroa, que había salido de Jimena de la Frontera. Hubo poca resistencia del enemigo en la operación pues al iniciar la aviación (tres aparatos) su ataque, cundió el pánico en las filas marxistas y sólo quedó que hacer operaciones de limpieza durante todo el día y recuperación de un inmenso número de cabezas de ganado de todas clases que previamente habían sido robadas de todas estas campiñas por los rojos".

"En este día empezaron a llegar al pueblo mujeres y niños huidos de los rojos y no fue pequeña la tarea que se presentó a los Milicianos y Falangistas que no asistieron a la operación, los que por sus años no eran aptos para ello, para darles alojamiento y procurando facilitarles ropas, todos venían chorreando, y alimentos, habilitando la antigua casa Ayuntamiento para habitación y comidas los comedores de la Falange".

Entre los documentos de los milicianos encontramos referencias claras de sus declaraciones juradas, de sus solicitudes de ingreso en la Falange, de sus méritos alegados: "Desde su comienzo, presté todos cuantos servicios me encomendaron los Jefes, tanto en la localidad, en otras y por el campo, recuperando personas, ganado, granos, comestibles, carbón, etc, y más de una sola vez sostuve tiroteos para llevar a cabo estos servicios que me encomendaban; fui voluntario al término de Conil en operación de limpieza y también estuve en Barbate el mismo día que estaba bombardeando el Churruca. Formé parte de la columna que se reclutó en esta al mando del capitán D. Antonio Fernández Salas, saliendo para el Puerto de Galis a unirse a la que mandaba el Comandante Arizona y que tenía por misión la toma de varios cuarteles, destacamentos de rojos y la toma de la aldea 'La Sauceda'. Como sargento de caballería de la columna, formada en esta, debo hacer constar que fui siempre a la cabeza, llegando el primero a los sitios señalados por el mando. Conduje en varias ocasiones y bajo mi responsabilidad armamentos y municiones para la defensa de esta población y de destacamentos formados en sitios estratégicos de este término; hice captura de rojos y conduje a detenidos a otras poblaciones. Fui al mando de voluntarios milicianos para su incorporación a La Línea de la Concepción".

Otros voluntarios alegan, entre sus méritos, lo siguiente: "...como miembro de las milicias ciudadanas, prestó los servicios que le fueron encomendados y en la noche de la toma de La Sauceda, formó parte de las patrullas voluntarias que se organizaron para la vigilancia de esta ciudad, por ausencia de fuerzas que habían acudido a la Sauceda (...) voluntario a la toma de La Sauceda, a la colonia de Campano y a Roche y este día al tener noticias del bombardeo de Barbate ordenó la superioridad que fuéramos para prestar auxilio a la población e innumerables veces recorridos a todo el término acompañando a la Guardia Civil y Carabineros para sofocar los focos rebeldes que quedaban"

Las referencias son claras. Evidente es la responsabilidad de las autoridades militares y civiles, en unión de los voluntarios de Falange, requetés y milicianos.

Los recuerdos que de aquellos días se tienen son también bastante elocuentes: camiones cargados de todo: enseres, muebles, comestibles, ganados de todas clases y personas llegaban al prado, procedentes de la Aldea de La Sauceda, que literalmente había sido barrida, exterminada. Desde allí fueron conducidos prisioneros, probablemente las mujeres y niños en camiones, los hombres a pie, hasta el cortijo de El Marrufo. En su capilla, que aún hoy se conserva, y que podéis ver en la foto, se encerraron a las mujeres y los niños. Algunas mujeres recuerdan aún cómo fueron peladas a rape muchas de ellas y cómo, durante las noches y madrugadas, algunas eran sacadas de la capilla para ser fusiladas. Otras para ser violadas y posteriormente también fusiladas.

Allí mismo, muy cerca de la capilla, tras unas naves que aún hoy se conservan, existe una pequeña pendiente; allí en esta pendiente, en tiempos pasados presidida por una cruz de hierro, se encuentra la fosa donde estas inocentes fueron enterradas. Allí, aún hoy, están los restos de aquellas mujeres y de sus hijos.

Probablemente estemos ante una de las fosas más numerosas de la provincia. Algunos vecinos del lugar se atreven a dar cifras de hasta varios centenares de muertos. En el cuartel situado cerca de la actual venta de Galis se encontraría la fosa donde fueron enterrados los hombres conducidos hasta allí. Los vecinos del lugar lo conocen como "la majá (majada) de los muertos".

La Junta de Andalucía ha dado un paso importantísimo con el decreto aprobado. Ahora, más que nunca, es necesario que lo que mantiene ese decreto se lleve a la práctica. Las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica deben hacer un ejercicio de responsabilidad y evitar el partidismo. Todos los muertos son nuestros muertos.



Recuérdalo tú y recuérdalo a otros

Cuando asqueados de la bajeza humana,

cuando iracundos de la dureza humana:

Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.

Luis Cernuda, 1936