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«Es lo único que me queda por saber» Un jubilado busca la tumba de su padre, un soldado republicano muerto en la Batalla del Ebro
Levante, 16 de junio de 2004

http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=27480&pIndiceNoticia=45&pIdSeccion=19


HISTORIA DE UNA DERROTA. JUAN ALMERO MUESTRA LAS CARTAS OFICIALES A TRAVÉS DE LAS QUE LE COMUNICARON A SU MADRE LA MUERTE DE SU PADRE.


A sus 70 años Juan Almero ha vivido mucho, pero dice que aún le queda algo por hacer: Encontrar la tumba de su padre, un soldado del ejército republicano que murió en el frente del Ebro cuando él apenas tenía cuatro años. «Es lo único que me queda por saber», repite una y otra vez mientras muestra la vieja carta en la que hace más de medio siglo un comisario del Batallón de Obras y Fortificación número 8 le comunicaba a su madre que su esposo había fallecido en un bombardeo.

Rafa Montaner, Mislata

«De mi padre no recuerdo nada, yo tenía sólo cuatro años cuando murió. La única imagen que tengo de él es como una nube, como si hubiera venido una noche a darme un beso a mi cama mientras dormía... Entonces yo me desperté y le dije a mi madre "Papa se ha ido". Pero eso, tal vez sea un sueño», relata Juan con los ojos húmedos por unas lágrimas que se resisten a salir.

El interrogante sobre el destino de su padre, que al igual que él se llamaba Juan Almero, ha llenado la vida de este curtidor jubilado de Mislata. «Me gustaría saber, más que nada por curiosidad, donde está enterrado mi padre, aunque sé que será muy complicado averiguarlo», apunta.

El soldado murió en un bombardeo de la aviación franquista el 12 de noviembre de 1938, cuando la Batalla del Ebro ya tocaba a su fin ante el avance imparable de las tropas sublevadas, según la carta que desde la población leridana de Vinaixa les envió el comisario del batallón de su padre.

El padre de Juan era un jornalero del barrio de Marxalenes de Valencia, que había sido movilizado por la fuerza para marcharse al frente del Ebro con el Batallón de Obras y Fortificación número 8 de Valencia.

Base Túria

Esta unidad estableció su centro de operaciones, al que bautizó como Base Túria, en Vinaixa, una pequeña localidad de la comarca catalana de Les Garrigues que actualmente cuenta con cerca de 640 habitantes. A pesar de que tanto la carta del comisario como otra misiva posterior del teniente médico del batallón certifican su muerte en Vinaixa, el padre de Juan no consta como enterrado en ese municipio según los datos del Registro Civil.

El presidente de la cooperativa agrícola de Vinaixa e investigador de la historia local de este municipio, Joan Palau, explica que entre el 30 de octubre de 1938 y el 1 de enero de 1939, no se inscribió ninguna defunción en el libro del Registro. «Esto probablemente se debió a la desbandada de las autoridades locales ante el avance de los fascistas, ya que los bombardeos eran frecuentes y el frente pasó por aquí el 5 y el 6 de enero de 1939, cuando El Campesino resistió durante tres días en el Coll de Tarrés la ofensiva franquista».

Palau relata que los zapadores tenían un taller en Vinaixa «en el que trabajaban durante el día serrando la madera o construyendo estructuras de hierro que por la noche, para evitar los bombardeos, instalaban en municipios cercanos como Puigvert, Artesa, Joneda o Les Borges Blanques». «Tal vez pudo morir en alguno de estas expediciones», apunta.

También añade que en Vinaixa hay un nicho común donde se depositaron algunos soldados muertos que se encontraron por el término, entre ellos cuatro italianos del contigente enviado por Mussolini en auxilio de Franco que posteriormente fueron repatriados a su país.

Juan que tiene el presentimiento de que su padre no está enterrado en ningún cementerio, cuenta que los artículos de Levante-EMV sobre los soldados valencianos de la República sepultados en una fosa común de Manresa le han llevado trasladar su eterna pregunta primero a este diario y posteriormente a la Oficina de desaparecidos y fosas comunes de la Guerra Civil que mantiene la Generalitat catalana. La responsable de este servicio, Queralt Solé, detalla que no ha sido el único:«A partir de la publicación de los reportajes, 15 familias valencianas nos han pedido ayuda».