Artículos y Documentos

El héroe de Majadahonda
Juventud Rebelde - Cuba - 2 de junio de 2004

http://www.jrebelde.cubaweb.cu/2004/abril-junio/jun-2/elheroe.html



Me quedaré en España, compañero, Me dijiste con gesto enamorado.
Y, al fin, sin tu edificio tronante de guerrero En la hierba de España te has quedado

Miguel Hernández.
Elegía Segunda

Rodolfo Zamora Rielo

Todos los héroes tienen la vida envuelta en la fascinación del prodigio, por el genio sobresaliente de la entrega. Se vuelven ejemplos gracias a la virtud que supera a la egolatría. Pablo de la Torriente Brau rompió la probabilidad, pues su heroísmo nació con él, el 12 de diciembre de 1901, en Puerto Rico, para trascender hasta hoy con profundas significaciones.

El mártir de Majadahonda no es solo una biografía, sino el lienzo de una época convulsa, donde el imperialismo alargaba sus tentáculos para estrangular a una nación sufrida. Momentos en que los jóvenes marcaron el paso en la batalla del pueblo por su dignidad, frente a generales y doctores que se sentaban a la mesa con la deshonra.

Pablo de la Torriente fue uno de esos jóvenes que aprendieron de qué lado estaba la razón. De las enseñanzas de su abuelo materno, Salvador Brau, tomó el ideal de justicia, la voluntad de lucha y el espíritu de sacrificio en pos de un ideal que arrastra el decoro de muchos. Su niñez estuvo trazada por el deseo, nada infantil, de expulsar a los yanquis de Puerto Rico.

En Cuba siempre se consideró uno más, pues, como él decía, había aprendido a leer en las páginas de La Edad de Oro, de Martí. A su generación le tocó vivir el traspaso colonial de España a EE.UU. y enfrentó a la corrupción y el entreguismo con el derecho de soberanía y sus puños de acero. En las aulas del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana dejó de ser un muchacho callado. Se embebió de ese impulso redentor en las protestas estudiantiles. Lejos estaba de imaginar que se convertiría en uno de los líderes políticos más importantes de la época.

La vida de Pablo es un recuento histórico de la república mediatizada. Los sucesos personales se confunden con la protesta de los trece, la fundación del Grupo Minorista, la guerra de La Chambelona, las manifestaciones callejeras contra la tiranía de Machado. Asimismo, nos invita como testigos de excepción a participar de los atisbos comunistas de la Liga Antiimperialista, el Partido Comunista de Cuba, la Reforma Universitaria, la creación del Directorio Estudiantil Universitario y su Ala Izquierda.

Sin embargo, Pablo no es únicamente el líder progresista que sufre cárcel y destierro. Pablo fue también un periodista, un artista de la vivencia que escribía, según Raúl Roa, como sudaba o respiraba. Considerado como impulsor del testimonio periodístico con matices literarios, hizo crónica todo lo que vieron sus ojos y sensibilizó a su espíritu: desde los días del Presidio Modelo, los meses de exilio en Nueva York hasta la lucha al lado del pueblo español, donde dejó su vida en los breñales de Majadahonda, en las afueras de Madrid, el 18 de diciembre de 1936.

Los escritos de Pablo, también los de ficción, trascienden lo puramente anecdótico y ganan una fabulación humanística, en la que se mezcla el humor con la reflexión más aguda. Las historias siempre reptan hacia la periferia de las grandes cosas, donde también pululan protagonistas con una suerte de primicia. La descripción de eventos, personas y emociones, hacen de sus textos un compendio analítico de la existencia, con vicisitudes y simpatías, con sueños y compromisos.

Estas características supo aprovecharlas Alberto Alfonso Bello para ofrecernos un libro polifacético que, con un lenguaje claro, accesible, analiza al personaje en su entorno —incluidos sus camaradas y contemporáneos— como parte indisoluble de un gran engranaje y no ajeno a sus dilemas y coyunturas. Este libro puede considerarse un documento de consulta por el análisis tan concienzudo que desarrolla sobre la Guerra Civil Española, los procesos sociopolíticos que originaron el fascismo en Europa, la posición de las potencias económicas, la vida de figuras históricas y la presencia de las Brigadas Internacionales, a las que perteneció Pablo.

La indagación histórica de este volumen no termina con la muerte del héroe, en los días aciagos del avance fascista contra la capital española. Continúa con la repercusión de su muerte, el tributo de sus compañeros y algunos poetas como Pablo Neruda, Manuel Navarro Luna, Regino Pedroso, Emilio Ballagas que sintieron admiración por su obra y los esfuerzos de sus familiares por recuperar sus restos, aún enterrados en el cementerio de Barcelona.

No obstante, esa continuidad se vuelve interminable cuando se trata de un intelectual revolucionario, de un luchador, de una figura inspiradora como Pablo que, a 68 años de su muerte, deja de ser un soldado desconocido para convertirse en el ser que definió su amigo y compañero de lucha Juan Marinello, un “ejemplar dichoso y pleno de ciudadano, de revolucionario y creador que anunciaba su fuerte juventud, punzante de raros valores".