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La Refinería en Puertollano cumple 50 años. Recuerdos de la represión franquista.
Lanza Digital - 30 de Noviembre de 2004

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Un oleoducto para la refinería manchega de la “Calvo Sotelo" 
A través de 267 km. de tubo lleva el crudo desde el puerto de Málaga 

Ana Barcenilla/Isidro Sánchez Sánchez, Puertollano



Un oleoducto de 267 kilómetros de longitud, que atraviesa las provincias de Málaga, Córdoba y Ciudad Real permite traer el crudo a la refinería de petróleo. Para la construcción de este tubo la empresa Nacional Calvo Sotelo cuenta con la colaboración del departamento de Construcción de la Empresa Auxiliar de la Industria S.A. (Auxini).


Entre las posibilidades que se habían estudiado estaba traer el petróleo desde Cádiz, Cartagena o Málaga, opción esta última que se impone. A mediados de marzo de 1963 comienzan los trabajos para la construcción del oleoducto Málaga-Puertollano, con la apertura de la pista de acceso. Simultáneamente se inicia la apertura de la zanja y la distribución de la tubería a las estaciones prefijadas.


Conforme se van acondicionando los tramos de zanja se procede a realizar los trabajos de soldadura y revestimiento de la tubería (de acero de 405 mm. de diámetro interior) y se acometen también las operaciones que requieren circunstancias especiales de trabajo, tales como cruces de carreteras, de ferrocarriles o de ríos, en las que es menor el ritmo de avance de las obras.


Al terminar el año, de una longitud total de 267 kilómetros se encontraba realizada la pista en 234 kilómetros; la recepción de tubería en un 100%; zanja, 151 kilómetros; curvado y tendido de tubería, 140 kilómetros; soldadura, 135 kilómetros y revestimiento y relleno de zanja en 103 kilómetros. En Puertollano, paralelamente a las obras de tendido del tubo la empresa Nacional Calvo Sotelo lleva a cabo la inversión de 497 millones de pesetas para la creación de las instalaciones necesarias para la descarga del crudo, siete depósitos de 30.000 metros cúbicos cada uno..


Encaso contrata a las sociedades Tasmi y Duro-Felguera para la construcción de tanques de almacenamiento de productos, tanto en la refinería, como en la cabecera del oleoducto, en Málaga. Allí, en la terminal de descarga del puerto de Málaga se construye un parque de almacenamiento compuesto por cuatro depósitos de 30.000 m3 (con el tiempo serán diez tanques ocupando una parcela de 170.000 metros cuadrados).


El primer crudo


En agosto de 1965 concluye el montaje y dan comienzo las pruebas. El día 21 de septiembre se inicia el bombeo de crudo petrolífero. Días después un bulldozer del Instituto Nacional de Colonización rompió el tubo, accidentes que se producirian con frecuencia.


Es el primer oleoducto de carácter comercial construido en España. Su capacidad inicial de bombeo es de dos millones de toneladas al año. Al principio el bombeo se realiza desde la estación situada en la terminal de Málaga y una estación intermedia de bombeo en Montoro, que impulsaban un caudal de 300 metros cúbicos por hora.


En 1972 se amplia la capacidad a seis millones de toneladas anuales, y se construyen cuatro estaciones intermedias de bombeo: Valle de Abdalajís, Lucena, Castro del Río y Fuencaliente). Como ejemplo, señalar que durante 1971 se descargan en Málaga 3.086.503 toneladas, transportadas por 46 petroleros. El crudo procede fundamentalmente de Arabia Saudí, Dubai, Libia, Argelia y la URSS. El oleoducto cumplirá con sus funciones hasta el 31 de marzo de 2000, cuando dejará de funcionar después de treinta y cinco años de servicio.


Un paseo por el recuerdo: Pedro Ruiz garcía


“Nos rebelamos contra la humillación permanente de la clase obrera"


En ENCASO Pedro Ruiz, junto a otros, organizó las primeras acciones en defensa de los trabajadores


Hijo y nieto de mineros, Pedro Ruiz García fue pionero en la lucha sindical, llegando a ser un destacado dirigente del Partido Comunista y del sindicato Comisiones Obreras en España. La represión del régimen de Franco, los salarios “de hambre" y la lucha contra la injusticia permanente unió a los trabajadores de Puertollano en una respuesta contra la Dictadura, que cuajó en la huelga general de 1962. Pedro Ruiz es todo un símbolo de esta larga batalla, que inició cuando trabajaba en la Empresa Nacional Calvo Sotelo.


La represión franquista


Pedro Ruiz García nació el 18 de julio de 1936 “el mismo día que la derecha se levantó contra las libertades, contra la República". Procedente de Villanueva de Córdoba, su familia llegó a Puertollano en 1948, cuando él tenía doce años. “Eran tiempos en los que había una represión bárbara del Régimen, en aquella época seguían fusilando gente en toda España". Era un país donde estaba prohibido todo tipo de libertades, donde imperaba la paz de los cementerios, el miedo, la humillación permanente de la clase obrera, recuerda Ruiz “y el hambre que había; el hambre, la necesidad y los salarios de miseria se han conocido hasta muy entrada la década de los sesenta". Se acuerda mucho Pedro del hambre que pasó en su infancia, del “chusco" del minero, de la achicoria, de las judías podridas... “era la situación general de los trabajadores".


Empezó a trabajar a los 14 años en una tejera durante un verano, después en la construcción “trabajé muy duro hasta los 18 años y a esa edad pasé a trabajar al Complejo Industrial". Su padre, que había conocido tan cerca las penurias de la vida de los mineros “tuvo claro que en la medida que él pudiera sus hijos no iban a ser mineros, nos dijo prefiero que ganéis menos, pero lejos de la mina, y así fue".


Pedro Ruiz empieza a trabajar en la Empresa Nacional Calvo Sotelo en 1954, en la central térmica “era lo primero que empezó a funcionar, estuve en el montaje de la quinta turbina. Al año y medio pasé al laboratorio de la central donde se depuraban las aguas que pasaban a la caldera".


A partir de los 21 años Pedro Ruiz empezó a plantearse las primeras batallas contra la empresa. “Nosotros nos habíamos criado en una casa donde no se respiraba un clima de sumisión, mi padre era hijo de un minero, los mineros por vivir una vida muy sufrida y jugarse la vida a diario en el fondo de la mina tienen un germen reivindicativo. Los mineros son siempre la avanzadilla de la clase trabajadora, en el mundo entero. Parte de nosotros es pura genética pero la mayor parte viene dada por la educación. Yo me eduqué en este caldo de cultivo".


Estas inquietudes de lucha contra la injusticia comienzan a manifestarse en Pedro Ruiz. Junto con otros jóvenes empieza a plantear reivindicaciones de clasificación profesional, pluses y transportes para ir al trabajo “en Calvo Sotelo la inmensa mayoría de las categorías profesionales por parte del personal obrero era peón, o peón especialista. Los jóvenes hicimos un pacto para que cuando los mayores se marcharan o se jubilaran, cuando tuvieran acceso a hacer un examen para ocupar las vacantes, no había que tolerar que el oficial de turno pasara a ostentar la categoría de oficial que es lo que que en última instancia la empresa estaba pretendiendo".


El descontento se empezó a plantear de muy diversas maneras “visto en la distancia, a toro pasado, había que tener una fuerte dósis de romanticismo para hacer esas cosas, porque nos planteamos ni más ni menos, que cuando la plantilla estuviera reducida por bajas o por vacaciones, algo que era muy corriente porque no había gente para cubrirlas, al que le tocaba doblar el turno se tenía que negar. Conseguimos que fueran solidarios con nosotros los propios jefes de turno, para que llegado el momento se planteara el descontento. Yo me negué, dije, estoy dos horas hasta que busquéis a un compañero y quiero que me traigáis la comida. Eso fuimos haciendo todos, nadie se rajó. Entonces el jefe de personal era un tal Devesa, que era coronel del Ejército. Al día siguiente me llamó y me tomó declaración. Le dije que no se me podía obligar a hacer una jornada intensiva y que se estaba cometiendo con nosotros una injusticia en las categorías". Antes habían formulado reclamaciones por escrito, verbales “tras el plante nos empapelaron con tres meses de suspensión de empleo y sueldo. Trabajando no podías vivir imagina sin sueldo".


Hicieron un documento para recurrir la sanción ante magistratura “era tanta la injusticia y la humillación que la gente tenía acumulada que vieron en nosotros a sus portavoces". Así, los expedientados lograron la firma de todos los trabajadores de la central térmica, desde los maestros de taller a los que estaban a turnos “nos quitaron la sanción y seguimos trabajando. Ganamos aquella batalla a la empresa, al propio régimen. Era muy serio, algo que nos dijeron que si era un plante, les dijimos tómalo como quieras, es un derecho y lo expresamos así porque no tenemos otro medio. Se gana por el apoyo masivo y unánime de todos los trabajadores de la central térmica". A partir de aquí empieza a destacar un grupo de jóvenes con inquietudes por cambiar la opresiva situación “yo tenía deseos de organizarme pero no veía más que buenos deseos de plantar cara a la situación y de hacer justicia. Las injusticias diarias eran motivo más que suficiente para forjar un estado de rebeldía permanente. En Puertollano se escuchaba mucho Radio España Independiente “la Pirenaica" aunque pusieron una interferencia para que se oyera peor. Y por ahí logré convencer a algunos jóvenes para poner carteles, que eran muy extremistas".


Este grupo de cinco o seis jóvenes se reunía en la Fuente Agria por la noche. Empezaron a hacer acciones. En 1958 colgaron una pancarta reivindicativa en unas eras en el camino del Complejo Industrial “era un saco de arpillera, que lo teñimos de rojo en el laboratorio de la central térmica, la dejé allí tiñéndose por la noche. Convencí a dos compañeros, ampliamos la hoz y el martillo, la pintamos de blanco y la pusimos sobre el fondo rojo. Con un letrero que decía amnistía para los presos políticos, abajo Franco. Escondí la bandera debajo de la ropa cuando salí del trabajo. Por la noche quedamos para colgar esta bandera y que la viera el turno de las diez de la noche. Parece mentira que con la cantidad de confidentes que tenían dejaran que la gente que salió del turno también viera la pancarta. No se lo esperaban porque fue lo primero que hicimos". Después llegarían otras acciones como el reparto de octavillas por el pueblo “la primera octavilla era muy extremista, decía amnistía para los presos políticos, Franco no, comunismo sí". Según cuenta Pedro Ruiz estas acciones eran muy aplauidas por la gente.


Otro día decidieron pintar letreros por el pueblo “quedamos en la Fuente Agria, y esta vez falló más gente. Sólo vino otro compañero. Él y yo hicimos las pintadas animando a la juventud a luchar por la libertad, por el derecho de huelga y el derecho a ir a la universidad".


La situación de represión, la injusticia, la vigilancia extrema, los salarios de hambre hacen que la gente termine por rebelarse “faltan todo tipo de libertades, el derecho de huelga, los derechos sindicales, la consigna es que nadie se mueva. Estoy convencido de que Puertollano supo estar a la altura de las circunstancias, prueba de ello es que desde la huelga de 1962 hasta los primeros años 70 hubo una represión brutal, no cesaron en Encaso los despidos y se sucedieron las detenciones e incluso las torturas para más de cien personas. Eso es una prueba de que la gente se movía".


Después de la huelga general de mayo de 1962, el 25 de julio se forma el Comité Comarcal de Dirección del Partido Comunista de España, del que forman parte Andrés Barranquero Luna, Eladio Caballero, Francisco Huete Trapero, Tomás Camacho, Eutimio Ruiz, Rafael Román y Pedro Ruiz. Poco después se forma la estructura de Comisiones Obreras.


Tanto el PCE como CC.OO. organizan a partir del 64 populosas asambleas clandestinas en el campo, al final de la calle San Agustín, donde ahora están los repetidores de televisión “era una temeridad porque todo el mundo sabía dónde se celebraban las asambleas, a veces se reunían más de 300 personas.


Para domesticar las protestas crecientes en España el gobierno de Franco convocó elecciones sindicales a enlaces y jurados de empresa en octubre del 66 “en un acto electoral organizado en el Vertical los que dirigíamos Comisiones nos levantamos y pedimos plenas garantías de que el proceso electoral iba a ser limpio, los jerarcas y las fuerzas de orden no salían de su asombro".


En la “Calvo Sotelo" Pedro Ruiz García había pasado de trabajar en el Laboratorio al taller eléctrico “cuando faltaban diez días para las elecciones, con las candidaturas oficiales ya realizadas, la empresa me llamó para decirme que había sido atendida mi demanda de aumento de categoría profesional, que había presentado hacía años, porque querían quitarme de enmedio. Tuve que renunciar por escrito a la obtención de la categoría para poder cumplir el compromiso en defensa de mi clase". A pesar de esta y otras artimañas el proceso electoral concluiría con un aplastante triunfo de Comisiones Obreras sobre los verticalistas". Durante el tiempo en que presidieron el sindicato del Combustible hubo avances, como una subida del 75% en los salarios en el convenio de la Calvo Sotelo de 1967, ascensos por categoría profesionales etc. En la primavera del 68 los cuadros más destacados son expulsados del Sindicato Vertical. Aquel 1º de mayo hubo cargas policiales, detenciones y manifestaciones. Después de la manifestación ciudadana del 15 de marzo de 1970 contra el cierre de las minas, que fue brutalmente reprimida, los militantes más conocidos fueron detenidos. En junio de ese año Ruiz sería detenido de nuevo, siendo despedido de la Calvo Sotelo “por faltas injustificadas al trabajo, era el medio que con más frecuencia usaban las empresas para despedir a aquellos trabajadores que les resultaban más molestos".


Como responsable del PCE, Ruiz fue procesado en rebeldía y hasta el final de la Dictadura estuvo en busca y captura, estuvo en el exilio y trabajó clandestinamente en la dirección del PCE y de CC.OO.


Su lucha en el partido y en el sindicato en la clandestinidad y su trabajo después del 76 excede con mucho el espacio y objeto de estas páginas. Una lucha que compartió con otros compañeros y que a Pedro Ruiz le costó ser detenido en 23 ocasiones.


A fondo: la reivindicación de la clase obrera


La lucha de los trabajadores por el pan, el trabajo y la libertad


Es preciso recordar en el comienzo de este artículo que la primera Comisión Obrera se formó en Vizcaya en 1956 y que desde entonces la organización sindical que fue articulándose poco a poco pasó por muy diversos avatares. En la región de Castilla-La Mancha puede decirse que Comisiones Obreras (CC OO) nació en el año 1962 y fue, precisamente, en Puertollano.


La ciudad minera vería incrementada su actividad económica gracias a la creación en 1942 y posterior puesta en marcha, como uno de los efectos de la política autárquica franquista, de la Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO). La consecuente concentración de trabajadores y la tradición reivindicativa de los sectores obreros de Puertollano tendrían como consecuencia las movilizaciones, las reclamaciones salariales y la estructuración de un movimiento sindical en torno al Partido Comunista (PCE) y a CC OO.


La lucha de muchas personas por la libertad y la democracia, también por el pan y el trabajo, recibiría por parte de las autoridades franquistas una fuerte represión, en buena medida olvidada por el paso del tiempo y por el mismo desconocimiento de los hechos que tuvieron lugar. Ello es debido quizá a que la atención de los historiadores se ha dirigido a otras zonas de España con una significativa tradición reivindicativa y una mayor fuerza organizativa dentro del movimiento obrero.


Puertollano, un tolmo


La represión violenta y el hambre fue en España una constante al menos en los dos lustros que siguieron a la Guerra civil, fue la tónica dominante durante unos años que pueden ser calificados como “segunda década ominosa". En los últimos años estamos conociendo mejor aquellos tiempos, que quedaron en la memoria colectiva como los del hambre, gracias a toda una serie de trabajos que dan muestra de la crueldad de un régimen que se mantuvo durante casi cuatro décadas.


Esa acción represiva, que se dirigió especialmente hacia las personas pertenecientes a los partidos de izquierda y a los sindicatos obreros, se cebó durante los años cuarenta en Puertollano y su comarca, donde dichas fuerzas tenían una importante implantación. No obstante, ya en los años cincuenta hubo acciones reivindicativas de diverso tipo por parte de los trabajadores, aunque de forma aislada y sin estructura organizativa ninguna.


El nacimiento de CC OO se produjo, lógicamente, en una ciudad en la que la industria y la minería eran importantes. En ese sentido es explicable la creación y desarrollo del sindicato, formado entonces en una región en la que el hecho constituyó una excepción, pero una excepción que confirmaba la ruralidad y la gran importancia del sector primario.


El año 1962 fue el de la reorganización en Puertollano de las Juventudes Comunistas y del PCE. También el de la puesta en marcha de CC OO por parte de trabajadores de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) y ENCASO. Precisamente las citadas organizaciones nacieron al calor de una huelga general que tuvo lugar en dicho año en la ciudad. Comenzó el 9 de mayo. Primero pararon los mineros, al día siguiente los trabajadores de ENCASO y después los pequeños talleres del metal, fundición, construcción, etcétera. Las peticiones de los huelguistas eran diversas pero destacaba la reivindicación de 150 pesetas diarias de salario (“huelga de los 30 duros").


La Memoria del Gobierno Civil de Ciudad Real correspondiente a ese año se hacía eco del conflicto que tuvo, según se escribía, origen laboral pero que “fue adquiriendo matiz político, por la influencia de la situación laboral de España en aquellos momentos". En dicha Memoria se da noticia de que el paro (en ningún momento se utiliza la palabra huelga) fue extendiéndose por la mayoría de los pozos mineros de las empresas citadas (SMMP y ENCASO) e incluso en uno de ellos se “impidió la salida y se retuvo contra su voluntad a Ingenieros y Facultativos". Para solucionar la importante huelga coordinaron su acción, bajo la dirección del gobernador, las “Fuerzas de Orden Público", la Delegación Provincial de Trabajo y la Delegación de la Organización Sindical (Sindicato Vertical). La información de la Memoria termina expresando las pérdidas económicas del conflicto, calculadas en “15 o 20 millones de pesetas".


La importante huelga general de Puertollano no mereció una sola línea en el entonces diario falangista Lanza, al menos de forma directa. Sin, embargo, el día 21 de mayo el periódico publicaba un artículo de José Gutiérrez Ortega, director desde la fundación del periódico y jefe provincial de Falange Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (única fuerza política permitida). Tras reflexionar sobre la importante obra del régimen de Franco en Puertollano, advertía que “todo lo justo se conseguirá por el camino de la ley, todo en cambio se perderá colocándose al margen de ella". La cantinela era la habitual de la demagogia fascista, basada en la represión y en la falta de libertades.


Así, la primera “comisión obrera" de la región nacía al calor de la movilización y estuvo formada por Manuel Caballero Vigara, Andrés Cejudo Cano, Francisco Huete Trapero, Antonio Ruiz Fernández y Pedro Ruiz García. A partir de ese año CC OO empezaba en Puertollano un proceso de desarrollo, con nuevos conflictos en 1964, que tuvo un punto culminante en 1966 gracias al triunfo de sus candidaturas en los jurados de empresa de la SMMP y de ENCASO. Incluso dos hombres de CC OO (Pedro Ruiz y Antonio Luna) obtuvieron la presidencia y la vicepresidencia de la Sección Social del Sindicato de Combustible de la comarca.


La influencia y la actividad de CC OO aumentaron pero los castigos y las detenciones también, sobre todo durante los años 1970 y 1971 como resultado de la represión ejercida contra los participantes en las movilizaciones acaecidas con motivo del cierre de las minas por parte de Hullera del Centro, heredera de la SMMP. HUCESA presentaba expediente de crisis en marzo de 1970 e iniciaba los trámites para el cierre de las minas. El gran movimiento desarrollado en Puertollano no impidió el cierre y, además, terminó con la desarticulación de CC OO. Se produjeron detenciones en marzo, septiembre, octubre y noviembre de 1970 y a comienzos de 1971. En 1970 entraron en la cárcel al menos 28 obreros de la comarca y en 1971 (abril y junio) 23, mientras que otros huían por la sierra al exilio.


La vuelta de CC OO


En 1975 se produjo la reaparición clandestina de la organización, en la sombra desde la desarticulación citada de comienzos de los setenta. En 1976, antes de la legalización, se constituyó la Unión Comarcal de Puertollano (28 de noviembre), el primer órgano formado en la región, lo que muestra la fuerza del sindicato en la ciudad minera. Pocos días después se creaba la Unión Provincial de Ciudad Real (19 de diciembre), gracias al empuje de los sindicalistas de la comarca, con representantes de Ciudad Real, Daimiel, Valdepeñas y Puertollano.


El 9 de enero de 1977 se creó la Unión Regional de Castilla la Nueva, en cuya organización y posterior desarrollo tuvo una importancia capital, junto a la acción de otras muchas personas, la labor de Pedro Ruiz García, conocido y apreciado sindicalista de Puertollano. Para ello se reunieron cincuenta y un delegados de Toledo, Guadalajara, Ciudad Real y Albacete (faltaban de Cuenca) en el despacho de la calle Atocha donde días después tuvo lugar la matanza de abogados laboralistas por parte de pistoleros fascistas.


Es preciso observar que la Unión se constituyó con representantes de las provincias que después formarían la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.


Durante el mes de mayo se fueron formando las Comisiones de empresa en Paular, Enfersa, Alcudia, Montoro, Aplinsa, Nervión, Calatrava y Empetrol, con la asistencia de gran número de trabajadores, verdadera espina dorsal del movimiento obrero en la comarca.


Fermín Ortega Nevado, de Argamasilla de Calatrava, fue el primer secretario de la Unión Comarcal de Puertollano (1976-1977) y de la Unión Provincial de Ciudad Real, concretamente desde 1976 hasta 1978.


En fin, son sólo algunas referencias de la vida de CC OO, de su evolución en Puertollano hasta la legalidad. Pero lo que resulta importante evocar es que, en la época de ilegalidad primero y tras la legalidad después, son cuarenta años vividos en apoyo de los trabajadores, son cuatro décadas pasadas en defensa de los sectores sociales más desfavorecidos.


Bueno, conveniente y un acto de justicia es recordar hoy a muchas personas de la comarca de Puertollano que se embarcaron en esa nave, a las desaparecidas y a las que todavía hoy navegan en ella. Sirva este artículo presentado hoy, cuando algunos se empeñan en tergiversar la historia próxima pasada, como memoria democrática y proyecto solidario de futuro. o


(Isidro Sánchez Sánchez es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha)