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La contínua manipulación de la historia (una historia de la represión franquista en Carpio de Tajo - Toledo)
Raimundo Bautista López - Emilio Sales Almazán - Agosto 2004




Pasados sesenta y ocho años del levantamiento fascista que asoló nuestro país, transcurridos sesenta y cinco años de la proclamación por parte del régimen asesino de la finalización de la llamada cruzada contra los rojos, ateísmo, masonería, etc., cumplidos veintiséis de la proclamación de la Constitución, la recuperación de la memoria y la reivindicación para restañar la deuda con una parte importante de la ciudadanía de este país sigue pendiente.

Es en el apartado de la manipulación de lo que por aquellos años sucedió y que dio al traste con una experiencia democrática que pusiera a España en la modernidad y acabara de una vez por todas con el caciquismo congénito de la sociedad española. Aspirábase al final del señorito, el derecho de pernada, el latifundismo social y cultural. En suma ala libertad individual y colectiva a través de una concepción republicana.

Pues bien, después de tanto tiempo transcurrido y del consiguiente “olvido premeditado" desde el poder se siguen contando historias que nada tienen que ver con lo que realmente pasó.

Estaba con mi amigo, compañero y camarada, veterano luchador, Raimundo Bautista López, natural de la localidad toledana de El Carpio de Tajo, cuando me relató lo acontecido con una persona, erudita en la historia pero, como se verá, mal informada al respecto de la historia de aquellos años trágicos (por lo menos en lo referente a los aconteceres en la población ribereña).

La conversación con esta persona se inicia al hilo de las peticiones que el Foro por la Memoria ha elevado al consistorio talaverano en referencia a lo que en el inicio de este relato se han hecho llegar al Sr. Alcalde. Según me relata el admirado Bautista este historiador le comenta que las peticiones que se hacen son sesgadas hacia al reivindicación “roja", olvidando, por ejemplo, la represión a que fueron sometidas las personas de derechas en el Carpio de Tajo, de donde él tiene bastantes referencias.

La historia, si se consigue relatar dentro de los mínimos parámetros de la verdad, es tozuda, si además se consiguen testimonios y documentos, avasalladora.

En el Carpio, según me comenta mi amigo, no hubo ni una sola muerte producida por los que eran defensores del poder legítimamente constituido. La República.

En aquellos tiempos antecesores a la República se habían dado, como en el resto del país, movimientos reivindicativos por parte de la población para conseguir mejores condiciones de trabajo, el cual, casi todo centrado en las labores del campo y del ganado, era malamente remunerado.

Bautista me habla de cómo el, un zagal por aquellos tiempos, no pudo seguir en la escuela, porque su padre le necesitaba para el cuidado del rebaño. Aun así, se escapaba al colegio y sus compañeros, en general, y el maestro, en particular, hacían esfuerzos para convencer a su padre de que dejara al niño ir a aprender, dada su avidez por enterarse de lo que entre esas cuatro paredes colegiales se cocía.

Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente Popular, con los tres partidos políticos de izquierda que había en el municipio, Partido Socialista Obrero Español, Partido Comunista de España y Partido Radical, siendo nombrado Alcalde Críspulo López, perteneciente al PCE.

Iniciada la sublevación fascista contra el Gobierno legítimo de al República, llegan a Carpio las noticias que ponen a la población alerta ante la incertidumbre de lo que pueda acontecer. El frente avanza por Extremadura y esas noticias hacen que un grupo de jóvenes de la localidad tomen unas imágenes de santos de la ermita (la cual, ante el fervor religioso de los moradores, años después fue convertida en fragua, una reconversión industrial a la inversa), y los quemaron. Esa fue la única acción punitiva que se desarrolló en la localidad.

La iglesia se utilizó como cárcel para las personas destacadas del levantamiento, significadas de la derecha de la población, y en estos templos se agruparon las imágenes para tenerlas más controladas, desmintiendo, una vez más, la intención de quemar o destruir esas efigies por parte de los leales a la República.

En el mes de septiembre, alrededor del día 28, las fuerzas sublevadas ya habían tomado Talavera de la R., y la resistencia se circunscribía a la carretera de Madrid-Extremadura , en pueblos de la cercanía, como Cebolla, La Mata y otros, que fueron tomados sin apenas resistencia, ya que las principales personas que se habían significado iban hacia el frente de Madrid y otras se pasaron al otro lado del río Tajo. El río fue la principal línea de contención hasta el final de la guerra. Es, en esas fechas, cuando una columna con integrantes de la FAI (Federación Anarquista Ibérico) llega a la localidad y toma como prisioneros a las gentes que estaban encerradas en la Iglesia, se apropiaron de dos camiones que había en el pueblo y las subieron a ellos. Enterado el Alcalde se presentó ante ellos para hacerlos saber que esa gente no saldría de la localidad, pero ellos argumentaban que tenían orden del Gobernador de Toledo. Estaba la situación en la máxima tensión, la plaza donde se hallaban tenía cuatro calles que a ella daban, y por ellas se iba arremolinando la gente, llegaban con palos, hocesy otros aperos de labranza, así como con alguna escopeta. Ante el tumulto se personaron D. Tomás Pérez Salmerón (*), maestro de la escuela, y D. Augusto, médico del pueblo, que pertenecían al Comité de Madrid, y que siempre se habían destacado por el trabajo en beneficio del pueblo. Tras ponerse al tanto de la situación por boca del Alcalde, manifestaron su oposición más rotunda a que de allí saliera ninguna persona, haciendo ver que la actuación de estos columnistas era más propia de ladrones (estaban llevándose piezas de tela y objetos de los comercios del lugar) que de personas de orden. La población reaccionó de forma airada y obligaron a marcharse sin los presos.

Premonición trágica fueron las palabras de uno de los integrantes de la columna de la FAI, al parecer de los que iban al mando, cuando vaticinó que esos “os matarán a vosotros". No se equivocó.

La columna se marchó, pero no se quedaron conformes conla “solución". A la semana siguiente el Alcalde de una localidad próxima, Escalonilla, avisó a Críspulo y le comunicó que de nuevo se dirigía una columna de la FAI hacia El Carpio, y que esta vez iban bien pertrechados de armamento, lo que hacía muy probable que lograran su objetivo.

¿Qué hacer se preguntó el Alcalde carpeño?. Se encaminó a la Iglesia y comunicó a los allí encerrados la situación. Veía muy probable que los integrantes de la FAI pudieran en esta ocasión levárselos. Planteó una solución: Si me dais la palabra de volver en tres días os dejo marchar, os escondéis y al pasar ese tiempo volver, con esa condición os dejo ir, me la estoy jugando, y espero que volváis. En parecidos términos se dirigió el máximo responsable municipal a los allí encerrados.

Así hicieron y tras unas agrias disputas a la llegada de la columna anarquista, todo volvió a la “normalidad". Los que se fueron, regresaron como habían pactado, excepto uno, apodado “bocatuerta", que huyó, incorporándose más tarde a la División Azul, con cuyas tropas murió.

A partir de esas fechas las cosas cambiaron con la ocupación del pueblo por las fuerzas de Falange. En “agradecimiento" al comportamiento del pueblo, cuando se la jugó impidiendo que se sacaran a los seguidores del levantamiento, la respuesta fue contundente.

En el pueblo solo quedaron las personas de más edad y los más jóvenes. Los más significados, en cuento a su militancia en la izquierda, se marcharon al frente, cruzando el río Tajo que, como ya hemos indicado antes, sirvió de línea de fuego hasta el fin de la guerra. Los que quedaban más mayores tenían, como delito, el haber votado al Frente Popular. Los más jóvenes, ni eso (1).

EL asesinato comenzó con hombres y mujeres mayores. Después con los más jóvenes. Los más destacados reaccionarios ocuparon la Alcaldía y los puestos más preeminentes, esos que fueron salvados por el pueblo tomaron el mando de las operaciones, pero ellos no se manchaban las manos, tenían quien les hicieran el trabajo sucio. Los que en épocas pasadas eran los rastreros en las huelgas o que se vendían por un saco de trigo, formaron las fuerzas de falangistas leales al rico o cacique, “se les llenaban los ojos de pan". 3 pesetas diarias, un fusil o pistola y a hacer lo que se les mandar.

47 personas fueron asesinadas 39 hombres y 8 mujeres, que después relacionamos (2). Daban el paseíllo, tenían una especie de cuartel donde, entre otros menesteres, se comían las ovejas que requisaban a los pastores del pueblo. Daban un vale por las cabezas que se llevaban, vale que como será de entender, nunca pagaron.

Se paseaban a las mujeres que tuvieran algo que ver con los “rojos", se las pelaba al cero y se las hacía cantar el cara al sol y otras canciones patrióticas.

Una vez acabada la guerra, dictada la “paz" por decreto, llegaron al pueblo gentes que habían huido. Se les fue encerrando en un lugar llamado “La Bollería", que era una labranza de una de las más ricas del pueblo. Allí se les daba las correspondientes palizas y se les designaba para trabajar en el arreglo de calles y otros trabajos forzados. También se encerró a personas en la ermita anteriormente citada y en el “Centro Obrero". Este centro era un local que habían construido los trabajadores a base de peonadas en sus pocos ratos de asueto. En el se tenía la actividad política, se daban charlas o mítines y tenían los tres partidos de izquierda del pueblo (el Radical, el Comunista y el Socialista) una habitación cada uno para sus “oficinas". A los que tuvieron alguna pequeña significación política se les trasladaba a la cárcel o algún destino para ser juzgados.

Desde que finalizó la guerra sólo se asesino a uno. Se llamaba Fabián Hormigos, pero fue fusilado fuera del pueblo, tras sentencia. Era Comisario Político, ysu padre Dámaso, si que fue asesinado en el pueblo.

Alguno, como es el caso del Alcalde, Críspulo López García, fue desterrado. Cuando se inició el levantamiento fascista acababa de terminar la carrera de magisterio, desterrado en Valencia, solo pudo empezar la docencia tras 25 años de sanción.

 
(1) Quizás ponían en práctica lo que promulgó Queipo de Llano en el Bando nº 6, del 26 de julio de 1936, y en el que exponía que en aquellos pueblo o ciudades donde se comprobara que se ha cometido algún acto de crueldad contra algún derechista, “Serán pasados por las armas, sin formación de causa, los directivos de las organizaciones marxistas o comunistas que en el pueblo existan, y en el caso de no darse con tales individuos, serán ejecutados un número igual de afiliados arbitrariamente elegidos". Vista la situación después de más de medio siglo, imaginemos las historiasinventadas que se atribuyeron a los pobladores de este pueblo.
 

(2). Relación de asesinados por fascistas en Carpio de Tajo, sin ser juzgados.

Marcelino Hormigos Vadillo, de 18 años.

Antonio Gómez Copero, de 19 años.

Segundo Sánchez Cruz, de 19 años.

José Olvera Ortiz, de 22 años.

Mariano Palomo Torralba, de 22 años.

Pablo García Copero, de 23 años.

Julián Gallardo Recio, de 26 años.

Antonio Ortiz Pérez, de 27 años.

Daniel Torres Rojas, de 29 años.

Justo Villalba, de 30 años.

Nicolás Rojas, de 40 años.

Nicolás Bautista Hormigos, de 41 años.

Avelino Escalonilla Carrasquilla, de 48 años.

Evaristo Hormigos Ortiz, de 58 años.

Hilario Blázquez Rivera, de 60 años.

Dámaso Hormigos Corral, de 60 años.

Victoriano Quevedo, de 67 años.

Sebastián Esteban Ludeña, de 70 años.

Eduardo Torres, de 78 años.

Gregorio Martín Ogazón, de 80 años.

Juan Vidal Juárez, de 80 años.

 
Sin datos de edad:

Aquilino Escalonilla Rivera.

Cándido Rivero.

Dámaso Hormigos.

Esteban Jiménez.

Eulogio Flores.

Fabián Hormigos.

Gregorio Sánchez.

Justo Ludeña.

Luis López.

Mariano Jiménez.

Pablo Hormigos.
 

En cuanto a las mujeres asesinadas, estas fueron:


Petra Ayala Herradón, de 35 años.

Inés Manzaneque Saldaña, de 47 años.

Eulogia Santos Galdán, de 56 años.

Petra García Segovia, de 70 años.

Jorja Herradón, de 75 años.
 

Sin figurar la edad:

Petra Covisa.

Reyes Mora.

 

(*) D. Tomás Pérez Salmerón era uno de los cinco maestros y maestras que había en esas fechas en El Carpio de Tajo. Los otros cuatro eran: Dª Demetria Rocha Fernández, Dª Encarnación Botella, D. Mauricio V. Jiménez Moraleda y D. Francisco Pérez Hernández. Bautista no recordaba el nombre de los otros, pero gracias a una obra de reciente publicación “La Depuración de los Maestros en el franquismo. El caso de Toledo" de D. Ángel I. Jiménez de la Cruz, nos ha permitido poner nombres a los recuerdos.

Este es el breve relato de lo acontecido en El Carpio de Tajo, pueblo ribereño de este río, hoy, agonizante. Es una prueba más de lo que aconteció en el país, en general, y en muchos pueblo, en particular. Historias que se repiten y demuestran que después de decenios, la mentira sigue estando ahí, como una mala hierba que es prácticamente imposible de erradicar. Los hijos y nietos de los “vencedores" siguen con su macabra danza de mentiras y engaños. Pero estamos aquí para ir desenmascarando la infamia, para honrar a esos asesinados que han estado ocultos bajo un manto de interesado olvido y repugnante calumnia.

Como dicen que el olvido es la única muerte, sirva este testimonio para recordar a estas personas víctimas del fascismo y la represión franquista.

 
En Talavera de la R. 29 de agosto de 2004

Raimundo Bautista López
Emilio Sales Almazán.