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Carme Riera reivindica la memoria histórica en su última novela
lavozdegalicia.es, 14 de enero de 2005


La escritora mallorquina habló de su obra en una breve visita de trabajo a Santiago «La mitad del alma» acaba de aparecer en castellano tras el éxito de la edición catalana

Concha Pino | Santiago

La escritora mallorquina Carme Riera estuvo en Santiago para dar una conferencia, coincidiendo con la aparición de la edición en castellano, editada por Alfaguara, de su última novela, La mitad del alma , premio Sant Jordi 2003 y un gran éxito entre los lectores en catalán desde hace un año.
Es un relato en primera persona, en el que la narradora investiga la vida de su madre, Cecilia Balaguer, y la nebulosa sobre los cuatro días que estuvo desaparecida en la frontera de Portbou, entre el 1 y el 4 de enero de 1960, tras los que apareció muerta. Y esta narradora apela de forma directa al lector y le pide ayuda para resolver sus pesquisas. Le dice, incluso, que si tiene alguna pista o dato se ponga en contacto con ella a través de la editorial.
Todo indica, y así lo han creído muchos lectores, que se trata de una historia autobiográfica. Pero no lo es. La trama es pura ficción, pero nació de historias reales, de hechos y situaciones ocurridos a republicanos catalanes represaliados, «que yo viví en relación con familiares y personas que padecieron el exilio». La escritora explica esta implicación en la obra del lector como una constante que enlaza sus obras que no son de caracter histórico. En este caso, además, deja el final abierto «para que sea el lector quien tenga la última palabra».
Carme Riera introduce personajes históricos, como María Casares, y cuenta situaciones reales y muy próximas a cualquier persona «porque -explicó- dan verosimilitud a la historia y contribuyen a que el lector se implique, que crea en lo que se narra». Son posibles novelas dentro de la novela porque, como ella aclara, «el proceso de escritura te lleva a escoger posibilidades y descartar otras, y a mí siempre me impresionó mucho como el azar influye en nuestras vidas, y tambien cuando escribes».
La autora también practica un ejercicio de recuperación y reivindicación de la memoria de los represaliados por el franquismo: «Es uno de los aspectos temáticos en los que se basa, porque sin memoria no somos nada, estamos muertos, y la transición supuso cosas buenas, pero también la renuncia a muchas cosas, entre ellas volvernos amnésicos. Y creo que los escritores tenemos que ser un poco las antenas de lo que está ocurriendo».
En el mismo sentido, y a través de un abanico de personajes femeninos, retrata el papel al que relegó el franquismo a las mujeres, «que las convirtió en subsidiarias, en seres ocultos que sólo tienen que decir que sí y estar en casa».