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El Manco de La Pesquera vuelve al monte. Exhuman los restos del mítico guerrillero fusilado en Paterna hace 50 años
Levante - 23/12/2005

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«Si no te portas bien, vendrá el Manco de la Pesquera y te llevará», les dicen todavía las madres de los pueblos de las Hoces del Cabriel a sus hijos. El mito de este guerrillero anarquista sigue vivo al cumplirse los 50 años de su fusilamiento en Paterna. Una asociación de Recuperación de la Memoria Histórica exhumará sus restos el 8 de diciembre para cumplir su último deseo de descansar en su pueblo.

Rafel Montaner, Valencia

La luz volverá a entrar en el nicho 475 del cementerio de Paterna en la mañana del próximo jueves 8 de diciembre, 50 años menos dos días después de que tras ser pasado por las armas se depositara allí el cuerpo de Basiliso Serrano Valero, el Manco de La Pesquera, el mítico guerrillero anarquista cuya leyenda aún perdura en los pueblos las Hoces del Cabriel, en la comarca de Requena-Utiel y La Manchuela conquense.


La asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica La Gavilla Verde, el grupo socialista del Ayuntamiento de La Pesquera, la localidad conquense de 268 habitantes que vio nacer a este maquis republicano, y sus sobrinos[murió sin descendencia] exhumarán los restos de El Manco (apodado así porque le faltaban unos dedos de su mano izquierda) para evitar que acaben en un osario y cumplir así su última voluntad de descansar en su pueblo.
El sábado 10 de diciembre, a las 9 horas, se entregarán los restos de Basiliso a sus familiares en una ceremonia que tendrá lugar en el cementerio de Paterna. Después, la comitiva partirá hacia La Pesquera para, a las 12, depositarlos en el cementerio.
Será un acto civil en la que estarán presentes las instituciones de Cuenca y de Castilla La Mancha, guerrilleros compañeros suyos como Pedro Alcoriza Matías, residente en Valencia, además de dirigentes del PSOE e IU. Por la tarde, después de una comida en la que ya hay casi 200 inscritos, se desarrollarán conferencias sobre la figura de El Manco.
El investigador, Salvador Fernández Cava, dice del penúltimo guerrillero fusilado de la Agrupación de Levante y Aragón (AGLA) que en «el entorno del río Cabriel, y sus hermanos Turia y Júcar, surge la leyenda de El Manco: como cenetista activo y guardián de tal espíritu en su pueblo donde hubo de oponerse en calzoncillos a milicianos de otros rincones que ya habían montado en el camión de los paseos a varios vecinos; donde hasta el cura pudo vivir tranquilamente, eso sí, milicianizado y hasta casado y con hijos durante la guerra; donde tras el fin de la misma hubo de mantenerse huido al saber de las numerosas detenciones que los falangistas estaban realizando».
Conocedor del terreno, pues durante había trabajado en Requena, ingresa en el primer grupo guerrillero que se asienta en esta zona en febrero de 1946. La Guardia Civil lo detiene el 27 de abril de 1952 en un combate en Cofrentes, donde se troncha una pierna. Bajo el nombre de guerra de Fortuna participa, según explica el presidente de la Gavilla, Pedro Peinado, en «asaltos y secuestros de hacendados, de gente con dinero», lo que hace que se le identifique, añade Fernández Cava, con un «asaltacaminos del bandolerismo decimonónico, aquel que robaba a los ricos para dárselo a los pobres».

Personaje controvertido

Sin embargo, como todo personaje de leyenda no escapa a la controversia. Así, Peinado recalca que su figura «también es muy odiada puesto que tras caer preso en plena operación de retirada de la guerrilla a Francia lo "canta" todo al juez militar de Valencia, Rafael Broco, que dirige la represión del maquis».
Matías lo recuerda a sus 85 años como «un hombre fuerte y alto, que tenía que hacer las cosas siempre a su manera». «Al ser detenido lo contó todo, por su culpa mataron a Paisano, el jefe de los campamentos de Cuenca, una buena persona por cuya cabeza ofrecían mucho dinero. Le esperaron en una estafeta -lugares de intercambio de mensajes-y lo asesinaron. Creía que hablando podría escapar del pelotón, pero él tampoco se salvó», dice sin rencor.
Cava, sin embargo, resta valor a tal confesión: «Habló cuando los guerrilleros ya habían huido a Francia y Paisano cayo 20 días después de su detención, con lo que es difícil relacionar ambos hechos».