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El Salvador: Memoria histórica y organización indígena.
Juan Luís de La Rosa Municio. - Enero 2006


1932 pasa a la historia del pueblo salvadoreño como el año en el que la población campesina del occidente del país se levantó en contra del poder constituido. Este último, mantenía un régimen de fuerte represión político-social encaminado a mantener la situación  de desigualdad económica y social que  permitía a un pequeño sector de la población (terratenientes, altos mandos del ejército…) vivir en la opulencia a costa de que la mayor parte de la población sobreviviera en condiciones de extrema pobreza.

La agudización de la pobreza entre los sectores más desfavorecidos de la población salvadoreña (debido a la crisis económica internacional de 1929 y a la caída de los precios del café), las condiciones de semiesclavitud que se vivía dentro de las haciendas cafetaleras, el fortalecimiento del movimiento sindical y del Partido Comunista Salvadoreño y la influencia de la lucha de Sandino en Nicaragua y de las revoluciones rusa y mexicana crean el caldo de cultivo para que se produzca la insurrección campesina en el mes de enero de 1932.

Una gran parte de los/as levantados/as eran indígenas, quizás el sector más desfavorecido de la población , encabezados/as por algunos de sus líderes como fue el caso de José Feliciano Ama, cacique indígena de Izalco, quién fue finalmente ejecutado por las fuerzas gubernamentales.

La insurrección indígena y campesina fue rápidamente aplastada por las fuerzas militares del gobierno golpista del General Maximiliano Martínez, uno de los personajes más siniestros y sanguinarios de la historia salvadoreña que presidió el país entre los años 1931 y 1944.

Tras la derrota de los/as alzados/as y durante el gobierno de Maximiliano Martínez se desata una persecución y represión atroz contra todas aquellas personas que se sospechara hubieran podido participar en el levantamiento, y muy especialmente contra la población indígena. Como consecuencia de esta persecución muchas familias indígenas salvadoreñas se vieron obligadas a huir a los países vecinos de Guatemala y Honduras. Los que permanecieron en El Salvador optaron por ocultar en público todo aquello que les pudiera identificar como indígenas (uso de la lengua nahuat, celebraciones y ritos religiosos, vestimentas tradicionales…) y asimilarse en la población ladina campesina por ser esta la única vía para no ser identificados, reprimidos y aniquilados.

El fuerte descenso del número de población indígena en el país, debido al desplazamiento forzoso a Guatemala y Honduras, el ocultamiento, también forzado, de todos aquellos rasgos que pudieran identificar a un sujeto como indígena y la política homogeneizadora cultural impuesta por todos los gobiernos habidos en El Salvador hasta la actualidad, provocaron que la población indígena salvadoreña quedara completamente invisibilizada. Como consecuencia de esto, un número importante de salvadoreños/as en la  actualidad desconocen de la existencia de población indígena en su país y dan por hecho que lo indígena es algo que pertenece al pasado.

Sin embargo, los/as indígenas en El Salvador, a pesar de las grandes dificultades, consiguieron mantener parte de su identidad viva a lo largo de todos estos años  gracias a la preservación, práctica y enseñanza de su cultura en la intimidad de sus hogares, fuera de los espacios públicos.

Como consecuencia de la toma de conciencia y politización de la población indígena antes y durante el conflicto armado salvadoreño de la década de los 80 (en el que se participó activamente dentro de las filas guerrilleras del FMLN ), la labor de concienciación realizada por la Iglesia católica a través de la “teología de la liberación" y de las Comunidades Eclesiales de Base, la aparición y auge de diferentes organizaciones político-sociales (campesinas, sindicales, estudiantiles…), así como de o­nGs locales apoyadas por sus contrapartes internacionales, la organización contra la celebración en 1992 del V Centenario del “descubrimiento" del continente americano y  el retorno de sacerdotes mayas salvadoreños procedentes de Guatemala, se propicia que a partir de la segunda mitad de los años 70 y principalmente durante las décadas de los  80 y 90 se produzca un resurgimiento de la población y de  la cultura indígena. Este resurgimiento se produce a través de diferentes organizaciones indígenas que luchan por la defensa de sus derechos políticos, sociales y culturales, la recuperación, fortalecimiento y reconocimiento de su identidad y la mejora de las condiciones de vida. Podemos mencionar entre estas organizaciones, aunque hay muchas más, a la Asociación Nacional de Indígenas Salvadoreños (ANIS), el Instituto para el Resurgimiento Indígena Salvadoreño (RAIS), la Asociación Democrática de Trabajadores Agropecuarios Indígenas Salvadoreños (ADTAIS), la comunidad  indígena de Cacaopera KAKAWIRA, la Alcaldía del Común de Izalco, el Consejo Coordinador de los Indígenas Salvadoreños (CCNIS), etc.

Dentro de este contexto de resurgimiento de la identidad y la cultura indígena salvadoreña (cuzcateca) podemos insertar a la “recuperación de la memoria histórica" como una herramienta de acción política de gran utilidad para cambiar la realidad a través del recuerdo, el análisis y reflexión del conjunto de vivencias y experiencias ocurridas en el pasado y que determinan y dan explicación a como es el presente. En este sentido no se entiende la historia como un conjunto de etapas históricas sin ninguna conexión entre si, sino como un proceso único en el que todo está interconectado y en el que el conocimiento del pasado nos sirve para conocer, analizar y transformar el presente.

En el caso de la población indígena, la recuperación de su memoria histórica les permite reconstruir su pasado, identidad y referentes culturales, reapropiándose de su propia historia frente a la historia homogeneizadora impuesta por las clases ladinas dominantes que invisibilizan lo indígena en pro de sus propios intereses económicos y políticos.

A través de la Memoria Histórica la población indígena puede recuperar y reforzar su identidad colectiva, necesaria para exigir como grupo todos los derechos que hasta el día de hoy les han sido arrebatados y negados. Estos son el derecho a ser reconocidos por la constitución política del país como grupo étnico y cultural distinto al ladino, el derecho a una educación bicultural y multilingüe, el derecho a mejoras en las condiciones de vida, el derecho al territorio , la firma por parte del estado salvadoreño del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales , etc.

La impunidad, que proporciona el olvido y la desmemorización de la historia, permite a los grupos políticos y económicos dominantes en El Salvador poder seguir manteniendo, a lo largo del tiempo, una situación de injusticia, marginación e invisibilización, sobre la población indígena. El conocimiento del pasado a través del recuerdo y la memoria permite combatir el olvido y proporciona elementos a la población indígena para terminar con la impunidad y poder exigir justicia y cambios que transformen las condiciones de desigualdad en los que se les mantiene.

Por último, la recuperación de la memoria histórica sirve para recuperar y dignificar la figura del indígena como elemento generador de cultura y progreso político, económico y social dentro del contexto nacional, frente a la imagen impuesta a lo largo de la historia por parte de las instituciones culturales gubernamentales que sitúan al indígena dentro de lo folclórico y lo arcaico, como algo condenado a ser asimilado y desaparecer dentro de la “lógica de progreso" de la sociedad occidental capitalista.

Más información:

- Breve reseña histórica de los Indígenas en El Salvador. De Elsa Ramos. Universidad Tecnológica del Salvador. http://www.utec.edu.sv/investigaciones/documentos/segunda_parte_indigenas.pdf
- Perfil de los pueblos indígenas en El Salvador. De Pueblos Indígenas, CONCULTURA, RUTA, CTMPI, Banco Mundial. San Salvador, 2003. http://indigena.nodo50.org/El_Salvador/Perfil-ElSalvador.pdf
- Informe nacional de la República de El Salvador. Fondo Indígena. Brasilia, Brasil, 2004. http://www.fondoindigena.net/intergubdocs/Informe_el_salvador.pdf
- Los indígenas y las identidades pos campesinas en El Salvador. De Douglas Carranza Mena. Revista Cultura 86. http://www.dpi.gob.sv/revista/revista86/pdfs/ensayos/E-Douglas.pdf
- Miguel Mármol. Los sucesos de 1932 en El Salvador. De Roque Dalton. UCA Editores. El Salvador, 2000.


1 El 38,3% de la población indígena en El Salvador vive en la extrema pobreza, 61,1% en la línea de pobreza y solo el 0,6% tiene cobertura de sus condiciones básicas de vida. Datos obtenidos de “Perfil de los pueblos indígenas en El Salvador". De Pueblos Indígenas, CONCULTURA, RUTA, CTMPI, Banco Mundial. San Salvador, 2003.
2 Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional.
 La participación de la población indígena en el movimiento guerrillero se dio principalmente en la zona oriental del país, como por ejemplo el caso de la comunidad indígena de Cacaopera, departamento de Morazán.
3 En gran medida la política de exterminio, invisibilización y/o asimilación por parte de los gobiernos de los estados nacionales donde existe población indígena se debe a intereses económicos encaminados a arrebatar las tierras, y los recursos de que estas disponen, a sus legítimos propietarios, los pueblos originarios o indígenas. En este sentido gobiernos como el de El Salvador se niegan a hacer reformas legales internas y a firmar o ratificar convenios internacionales, como el 169 de la OIT, que puedan dar cobertura y legitimidad a las demandas de las organizaciones indígenas.
4 Convenio C169 de  la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales. http://www.ilo.org/ilolex/cgi-lex/convds.pl?C169