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LOYOLA Y CIERRA ESPAÑA
Emilio Sales Almazán - Talavera 14 de febrero de 2006


Tengo un dilema con las hermanas (de) Palacio, Dª Ana y Dª Loyola, a las cuales no sabe uno como apellidar. De repente aparece y desparece la preposición anterior a su apellido solariego y el Palacio queda vestido o desnudo de su adherido. Por no decir de su apellido materno, unos escriben Valle Lersundi o Vallelersundi (así lo escriben en la mismísima página web de su partido), y he llegado a verlo escrito en su grafía más cercana a un origen vasco, Vallelertxundi. Quizás todo tenga algo que ver con el marketing.

Recuerdo que Dª Ana (Isabel) apareció por estas tierras castellanomanchegas para buscar su elección como Diputada por Toledo. En esta Región tenemos un buen índice de brigadistas paracaidistas y a tal fin se preparó un “pedigrí" para sustentar el amor que sentía por Toledo y el porqué de la decisión de presentarse en la lista popular a las elecciones generales. En enero de 2004 escribía en un artículo titulado “Doña Ana ¿de? Palacio" y argumentaba esa repentina descendencia del creador de La Celestina que “la relación que tiene ese apellido se podría deber al escritor D. Fernando del Valle de Lersundi, historiador español nacido en Marquina (Vizcaya) en 1988 y fallecido en esa localidad en 1970, que fue erudito en Fernando de Rojas, investigó el paradero de los restos mortales del insigne escritor y realizó estudios sobres ediciones primigenias del famoso libro…", por lo que, como se puede ver, las intenciones de estas hermanas de tener raíces en La Puebla de Montalbán son nulas.

De toda esta historia no es de extrañar que, cuando leí el título de un artículo en el diario El Mundo firmado por Dª Loyola, me dispusiera a leerlo de inmediato. El escrito en cuestión se ocupa de la Guerra Civil y de la supuesta reapertura de heridas cerradas por la redacción del Proyecto de Ley para la Recuperación de la Memoria. Dª Ignacia Loyola se apunta a la “nueva" visión de la derecha del igualitarismo, unos y otros eran iguales, como si los españoles en aquella época solo tuvieran como diversión matarse unos a otros, un punto de vista nada casual si parte de una de las patronas de la FAES (Fundación Aznarista para la Estulticia y la Simulación).

En esa línea de argumentación nos deleita y escribe “La Guerra Civil de 1936 no puede entenderse sin más como un golpe militar contra un Gobierno legítimo por la sencilla razón de que ni el Frente Popular de aquel entonces encarnaba la legitimidad de ejercicio ni el golpe militar tuvo como protagonistas exclusivos a unos generales sublevados, que poco hubiesen durado los insurrectos de ser cierto ese relato de los hechos". No se el grado de dureza del rostro de esta persona. Mezcla y miente, poniendo en duda la legitimidad de un gobierno elegido democráticamente por el pueblo español (a pesar de las múltiples estratagemas de los elementos más reaccionarios de la derecha) con algo tan palmario como que los militares golpistas estuvieron apoyados por los poderes económicos y eclesiásticos, así como de los gobiernos de las grandes potencias (unas por acción y otras por omisión).

Pero basta con adentrase en esta disertación para no tardar en ver como “la cabra tira al monte" y comienza a relatar las atrocidades que, según la escribiente, asolan a España y como “el destino prepara todos los elementos de la tragedia". Ante tanta desolación parece que solamente los salvadores de la patria podían acabar con tanto desatino. Y después de tanto azote la clave es que el jefe de la oposición Calvo Sotelo, es asesinado. (El teniente Castillo no existe). Las cosas habían ido demasiado lejos, según la Srta. De Palacio, y a los pocos hombres de buena voluntad no se les oye, ¿incluye a Gil Robles entre ellos?. Entonces denuncia que no hay que resucitar y mucho menos falsificar aquel horrible baño de sangre.

Pero para fundamentarse en rigores históricos se basa en (aunque asegura que es solo una opinión personal) los datos que le “ofrecen mayor precisión por su minuciosidad los trabajos de Ángel David Martín Rubio". Precisamente un historiador al que desde la muchos de los estudiosos califican como de una falta desoladora de objetividad, como demuestra en su libro “Paz, piedad, perdón.. y verdad" donde queda demostrado, según varios analistas, la subjetividad del autor, su parcialidad y en una primera intención emocional, la estulticia de atreverse a dar título a su trabajo, parafraseando a Azaña, y añadiendo una composición en forma de cruz a la portada, con imágenes de Azaña y José Antonio, donde se deja entrever, verdugo y mártir.

En definitiva queda clara su intención, situarse por encima de unos y otros, pero dejando ver que las causas fueron las calamidades que produjo la izquierda, como si la gestación del levantamiento militar no se hubiese estado forjando desde largo tiempo, como si los poderes fácticos no pudieron digerir que el pueblo español fuera protagonista de su destino, como si el golpe fascista no fuese el preludio de lo que posteriormente asoló al mundo, como si España no fuese el laboratorio donde se puso en preparación todo el horror que arrasó España y posteriormente Europa.

No es cuestión de alargarse más en dar evidencias de lo innegable, pero para acabar si me gustaría que, aunque el derecho a expresarse libremente es incuestionable, se valorara estos alegatos negacionistas. En estos momentos en que e cumple el 70 aniversario de un golpe militar contra el gobierno legítimo de la República no puedo sustraerme a recordar a aquellos que tuvieron que abandonar es país, a aquellos que fueron asesinados en una repugnante represión, y que ahora con estos escritos solo consiguen sublevarme. Ahora que en estoy trabajando en la recuperación de historias de aquellos españoles que tuvieron que huir de nuestro país, de aquel medio millón de desplazados que cruzaron por la frontera francesa y que muchos de ellos terminaron sus vidas en campos de concentración nazis, de aquellos y aquellas a los que el patriota Serrano Suñer declaró como no españoles y vagaron por las vías férreas de Europa para acabar en Mauthausen, Gusen, etc., de aquellos que nunca podremos saber donde se hallan sus restos porque fueron asesinados camino al castillo de Artheim, de aquellos que… en nombre de ellos digo a Dª Loyola de Palacio Valle Lersundi que no insulte su memoria y que tenemos derecho a saber que fue de nuestros ascendientes, tenemos derecho a saber y a honrar a nuestros héroes. Después de 70 años las víctimas del terrorismo fascista esperan reparación moral y no insultos, aquellos cuyos familiares fueron asesinados, presos, esclavizados, deportados, extrañados, represaliados, los que tuvieron que mendigar el sobrevivir por no ser afectos al régimen, mientras los vencedores tuvieron prebendas y trabajo asegurado. No mienta, no me provoque.

Talavera 14 de febrero de 2006.

Emilio Sales Almazán

Responsable del Foro por la Memoria en Castilla la Mancha.