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A 70 AÑOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Moe Fishman: invitación a la memoria - Por Idania Trujillo de la Paz/Periodista cubana - Marzo 2006


A 70 AÑOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Moe Fishman*: invitación a la memoria
Por Idania Trujillo de la Paz/Periodista cubana.

Si no fuera porque llegó silenciosamente, apenas imperceptible y me habló de la guerra con la voz entrecortada; si no fuera por las aguas que nos separan y nos unen a ambos lados del Estrecho y porque su voz parecía un susurro; si no fuera porque conserva en su cuerpo y en su memoria las huellas de la guerra, porque no pudo disimular el dolor; si no fuera por la edad, la rabia y los sueños y esos aguaceros que caen sobre los paralelos y los meridianos; si no fuera por todas las ternuras, las malas palabras y ese brillo que descubrí en sus ojos; ahora no estaríamos sentados sobre el sol de una tarde en La Habana hablando de esas mínimas batallas de hombres y mujeres de ayer y de siempre.

Moe sube las escaleras. Se apoya en la baranda para descansar. Sus pasos son lentos. Apenas se le oye el ritmo de la respiración. Las miradas están fijas en su cuerpo, en su cabeza, en su voz, en el gesto nervioso de sus manos. Repasa, una y otra vez, las mismas imágenes como buscando algún recuerdo, una palabra, el disparo impaciente, el fogonazo…

¿Por qué estas fotos y esta exposición?, le pregunto a rajatabla en mi pésimo inglés.

“Estas fotos son un testimonio, el testimonio de lo que pasó en España. Las traje desde Nueva York —exhibidas, primero, en la galería de la Fundación Puffin del Soho neoyorquino y en diciembre de 2001 en las paredes del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, en el corazón de la vieja Habana—. Es que no puedo dejar de pensar en España."

¡Ay, España! Setenta años atrás. Jarama y la metralla y el olor a carne quemada y el frío cabrón que cala hondo los huesos y esas ganas de amar y las "pavas cagonas" lanzando llamas incendiadas desde el cielo, poniendo el azul gris, rojo, negro. Y Moe corriendo detrás de la última luz del día hacia el subway atestado. Y si no fuera por esa historia, ¡ay España!, esas derrotas y esas victorias, esos palos de la vida y estas esperanzas, Moe Fishman no sería un joven octogenario que cree y ama, sufre y batalla.

"Nací en la ciudad de Nueva York en 1915. Cuando tenía dieciocho años me metí en el Partido Comunista. Durante la gran depresión la situación en mi país estaba muy mala, la gente perdía sus hogares, sus trabajos… Yo quería cambiar las cosas y los comunistas organizaban mítines, hacían huelgas, luchaban por los derechos de los trabajadores y eso me gustaba, era justo ¿no? Yo era joven, quería hacer algo, algo bueno, algo mejor que enamorar muchachas o tomar cerveza en las cantinas…

"Crucé el océano rumbo a España en marzo de 1937, un mes después de la salida de los primeros brigadistas norteamericanos. No sabía casi nada de aquel país salvo que allí se estaba peleando contra el fascismo. No vacilé un momento: me fui a España.

"Y mira si la vida tiene cosas. El gobierno estadounidense siempre ha desconfiado de nosotros y nos ha limitado por el hecho de haber ido a defender una causa justa en España. A pesar del tiempo transcurrido seguimos siendo mal vistos por las autoridades del país. Cuando en los ochenta el presidente Reagan estuvo en Alemania dijo que habíamos sido muy valientes pero habíamos luchado del lado equivocado. ¡Imagínate, que tengas que oír decir a tu presidente que debíamos habernos puesto del lado de los fascistas!

"¿Qué puedo hacer ahora con estos ochentiseis años? —me dijo aquella tarde de diciembre de 2001 en el Centro Pablo—. Contar la historia de lo que hicimos un grupo de jóvenes norteamericanos cuando decidimos ir a luchar contra el fascismo a España para que las generaciones actuales sepan que aquel fue un objetivo importante y todos aquellos que conserven valores y tengan preocupación por su país y el mundo aprendan a compartir lo que tienen con los demás.

“Me considero más afortunado que Bill Gates. Él tiene miles de millones de dólares pero lo único que le interesa es ver cómo gana más dinero cada día. Mis compañeros y yo, sin embargo, estamos interesados en luchar por alcanzar mejores condiciones sociales para nuestros semejantes, para los hombres y mujeres del pueblo. Y esa, sin duda, es una vida más plena. Por esa razón insto a los jóvenes de mi país y de todo el mundo a que aprendan a ser solidarios, a tener una conciencia social sobre lo que ocurre en su vecindario, en su ciudad, en su país y en el planeta, que sean más activos frente a los problemas que les rodean. La lucha es lo único que vale la pena en la vida. No importa si pierdes alguna batalla; el valor de la vida está en la lucha."

En octubre de 2001 o­nce de los cientoquince brigadistas norteamericanos de la Abraham Lincoln regresaron a España para rememorar la creación de las Brigadas Internacionales. Volvieron para demostrar que aún estaban vivos. Cuando se les preguntó sobre los ataques del 11 de septiembre expresaron su rechazo a cualquier acto terrorista.

“Entendemos que acciones de esta naturaleza —dijo Moe— no son métodos para cambiar el estado de cosas que existe en la humanidad. El terrorismo no sólo ha causado daño a las personas que murieron y, si no se frena, podrán perderse las perspectivas de la lucha por defender cuestiones tan importantes como los derechos civiles y sociales. Hay que detener la guerra."

Tal vez porque conoce bien esa palabra Moe Fishman no olvida. ¡Maldita palabra! Habría que borrarla de los diccionarios, las enciclopedias, los catálogos, los mapas, los gabinetes. Es una palabra asesina. ¡Cómo habría de olvidar él, como tantos otros, las jornadas de resistencia cultural y política que organizaron cuando la guerra de Viet Nam en contra de los mecanismos represivos norteamericanos! ¿Puede olvidar acaso a los novecientos brigadistas de la Abraham Lincoln que murieron en suelo español? Y ahora, ¿puede olvidar a los casi tres mil soldados norteamericanos muertos por la resistencia en Iraq?

Y cuando piensa que la memoria de aquellos tiempos aún le acompaña, no importa si fue dura la lucha y amarga la derrota: "de eso también hay que sacar lecciones, y por esa misma razón siento la necesidad de seguir pronunciándome en favor de lo que hicimos en España y en contra de lo que nuestro gobierno hace a otras gentes en cualquier lugar de este planeta".

*Presidente de la Asociación de Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln de los Estados Unidos