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Viguera. Martín, el hijo de un fusilado más. El Foro por la Memoria Histórica exhumó los restos de once personas fusiladas en el túnel de Viguera
Noticias de La Rioja - 02/04/2006


Hoy continuarán con los trabajos

C.NIETO

Martín García Benito, a sus 26 años, fue detenido la tarde del 6 de agosto de 1936 después de haber permanecido dos días escondido. Su padre era alcalde de la República en Uruñuela. Él había ido a la huerta a coger unos pimientos. Aquella noche la pasó en los calabozos. La madrugada siguiente, lo fusilaron en el túnel de Viguera después de haber sido apaleado junto a otros dos compañeros del pueblo. Aquel día también asesinaron a tres hombres de Entrena. El día anterior, sucedió lo mismo con seis republicanos de Villamediana.

Les acribillaron con dos balazos, algunos recibieron tres tiros, y les tiraron en las cunetas. Alguien dio aviso en Viguera. En una camioneta bajaron del pueblo algunos hombres para recoger los cadáveres. Los enterraron en dos fosas comunes después de que los forenses dictaminasen que las manos de quienes había sido asesinados correspondían a trabajadores manuales. 24 horas después, el propio alcalde gratificaba con 35 pesetas a todos los que habían realizado los trabajos de enterramiento.

Distintas versiones. Martín tenía diez meses cuando asesinaron a su padre. Su hermana tres años. Él nunca lo echó de menos. Su madre se había casado con otro hombre que ejercía de padrastro. Él no supo nada hasta que tuvo doce años. En la calle le contaban distintas versiones. «Que si lo mataron porque él se negaba a segar si impedían a las mujeres traerles la comida o que si lo asesinaron porque mi abuelo era alcalde republicano». Ya no sabe que creer aunque le consuela pensar que a su madre no le cortaron el pelo ni le rociaron con aceite de ricino.

Martín jamás tomó represalias ni sintió ánimo de venganza. «Pero estando en la mili fue cuando más me motivaron». Un día, el conserje del pabellón de oficiales de ordenanza donde él estaba, don Juan, le dijo que el coronel de la unidad había mandado quitarlo de allí. «Pero si solo soy hijo de un fusilado... Tuvo que intervenir un tío mío que era teniente general vicario y coronel castrense en la capitanía general de Burgos para que no me volarán de allí».