Buscando a Lorca con tecnología
del siglo XXI
EL MUNDO - Domingo 12 de octubre de 2003
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HISTORIA|UNA CITA PARA DICIEMBRE
Buscando a Lorca con tecnología del siglo XXI
Alrededor de 40 científicos de la Universidad de Granada
preparan su más sofisticada tecnología para adentrarse
en el trágico barranco de Víznar y enfrentarse a un reto
de resonancia universal: la localización de los restos
del poeta Federico García Lorca, fusilado con tres personas
más en agosto de 1936. Un georradar como el que encontró
al Che, una cámara fotográfica en tres dimensiones para
identificar su cráneo y los mismos laboratorios genéticos
que intentan hacer hablar a los huesos de Colón son sus
mejores armas.
ldefonso Olmedo fotografías
de Paco Ayala
Barranco de Víznar, a un paseo
de Granada. Madrugada incierta de agosto, i936. Un poeta
ya entonces universal, un viejo maestro con una pierna
de madera y dos banderilleros ocasionales afiliados a
la CNT (hay quien dice que también había dos ladronzuelos,
uno de ellos apodado El Terrible, e incluso una prostituta)
son fusilados sin juicio previo ni nada que se le parezca
por quienes secundan la asonada militar de Franco. Después
de la risa de los pistoleros (“dos tiros en el culo por
maricón”, son palabras atribuidas a uno de ellos, un señorito
apellidado Trescastro), todo fue silencio en el paraje
granadino.
Acababa casi de empezar la Guerra Civil, con sus miles
de paseados clandestinos, sus cunetas ensangrentadas en
retaguardia, sus venganzas cainitas, la fanática represión.
Y aún duraría tres años. Después, más silencio. Todavía
hoy, transcurridos 67 años, el asesinato de Federico García
Lorca sigue rodeado por la bruma silente del misterio.
Nadie sabe con certeza dónde yacen sus restos, ni si le
acompañan en la fosa tres, cinco o más compañeros de infortunio,
o el día exacto de su fusilamiento y cómo se ejecutaron
las famosas órdenes transmitidas desde Sevilla al gobernador
por el insurrecto Queipo de Llano al saber que el poeta
había sido apresado en la casa de Los Rosales: “Dale café,
mucho café...”.
La exhumación, en diciembre. La verdad que no han
podido reconstruir historiadores ni amigos, y callaron
o mintieron los protagonistas del Régimen, ahora puede
ser desenterrada para siempre. La tarea, que podría empezar
a mediados de diciembre, queda en manos de científicos
(antropólogos, historiadores, genetistas, geólogos...).
Como se rescataron los huesos del Che, igual que los restos
de Colón volvieron hasta Santa Fe (también Granada) en
su camino hacia los laboratorios de ADN del profesor José
Antonio Lorente para decir si son los verdaderos del descubridor...
La operación de rescate del Lorca perdido, el poeta inmortal
de carne y hueso, ya está en marcha. Es cuestión de meses.
Dos herederos de aquella tragedia de una madrugada de
agosto, los nietos del maestro Dióscoro Galindo y el banderillero
Francisco Galadí, quieren dar digna sepultura a sus deudos.
Sus voces, recogidas por la Asociación para la Recuperación
de la Memoria Histórica (ARMH) que lleva ya un año largo
removiendo las fosas del franquismo, han roto el silencio.
También han quebrado la firme postura de los herederos
de Lorca, que prefieren no remover aquel paisaje de eternidad
que la escritora Margarita Yourcenar, tras visitar el
barranco allá por i960, quiso mirar trascendiendo la infamia
de fosas que lo agujerean: “No cabe imaginar más hermosa
sepultura para un poeta”.
Pero aquella tierra nunca tuvo resonancias literarias
para los hijos de Galindo, Galadí o el también paseado
Joaquín Arcollas. Y los sobrinos del creador de Bodas
de Sangre, aún firmes en su negativa a la exhumación,
no pueden más que respetar a quienes, sangre de aquella
sangre sepultada junto al poeta, promueven ahora la búsqueda.
“Somos decididos partidarios”, han puesto por escrito
los García Lorca (tres hijos de Concha, fallecida en i962
y otros tantos de Francisco García Lorca, muerto en i976),
“de que no se deje de remover ni una sola piedra para
que la verdad salga a relucir y sea conocida por todos.
Si para que se sepa esa verdad hay que hacer exhumaciones,
por doloroso que sea el proceso, no nos opondríamos nunca
a que las exhumaciones se hiciesen”. También –¡ay dolor!–
en aquel paisaje de eternidad.
Más de 40 hombres de bata blanca saldrán al encuentro
del envite. A la espera de que la Junta de Andalucía apruebe
el decreto que regulará los desenterramientos, y el ayuntamiento
de Alfacar (a cuyo término pertenece el barranco de Víznar)
conceda la definitiva luz verde a la Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica, los científicos
ya velan sus armas en la Universidad: georradares como
el que dio con el revolucionario Ernesto Che Guevara,
sofisticadas cámaras capaces de fotografiar calaveras
y cualquier hueso en tres dimensiones y probetas donde
los avances científicos hacen hablar al ADN de los muertos...
En un laboratorio de la Facultad de Medicina de Granada,
no lejos de donde el equipo del forense y genetista Lorente
sigue analizando restos de los huesos atribuidos a Colón
que descansan en la catedral de Sevilla, está preparada
la cámara fotográfica con láser que podría hacer el postrero
retrato de quien escribió Poeta en Nueva York. Para que
se abra el diálogo hamleriano entre la ciencia y la desnuda
osamenta bastaría con enfrentar las calaveras que pudieran
aparecer en la fosa del barranco con una de las cientos
de fotografías que hay del poeta de Fuente Vaqueros. La
comparación se haría por superposición de imágenes desde
distintas perspectivas. “Nuestra tecnología permite comparar
hasta i4 millones de puntos simultáneamente, lo cual nos
da un grado de fiabilidad altísimo en la identificación”,
explica un miembro del equipo científico.
Víctimas sin juicio. No sólo se enfrentarán al
mito y los misterios de sus últimas horas, también a la
realidad de las decenas de fosas que horadan el barranco
de Lorca. Habrá un desentierro colosal en el que la fosa
del dramaturgo granadino sólo será la primera, el aldabonazo
de salida para la identificación de los entre i.500 y
3.000 hombres y mujeres paseados por aquella tierra muda
durante toda la guerra. El barranco de los pasos perdidos,
el de los paseados sin nombre ni juicio.
Mientras Junta y Ayuntamiento de Alfacar ultiman los preámbulos
legales, en la Universidad de Granada ya han empezado
las reuniones preliminares. El antropólogo físico Miguel
Botella, catedrático de Antropología de la Facultad de
Medicina con experiencia en exhumaciones e identificaciones
de desaparecidos en América Latina, estará al frente del
equipo de hombres de ciencia que desenterrarán al mito.
Para la localización de la fosa (hay tres lugares posibles
junto a la Fuente Grande, que los árabes llamaban de Las
Lágrimas: bajo un olivo, en un pozo o donde hay una cruz
de piedra), Botella contará con el apoyo de los profesores
de Prehistoria José Antonio Esquivel y Francisco Carrión,
quienes a su vez se valdrán de la más moderna tecnología
en prospecciones de terrenos de que dispone el Instituto
Andaluz de Geofísica. “Tenemos una certeza. Si las fosas
tienen un tamaño mínimo, vamos a detectarlas”, dice seguro
Esquivel.
En caso de que el georradar, con el que se logra obtener
una ecografía que muestra las diversas densidades (piedras,
huesos, oquedades...) del terreno, no diera los resultados
previstos, antes de que los arqueólogos se pusieran a
excavar a ciegas, se probarían otras técnicas de búsqueda.
La prospección sísmica, por ejemplo. Consiste en provocar
un pequeño terremoto con una sacudida del suelo y, con
geófonos colocados estratégicamente, auscultar las ondas
por si se detecta acumulación de huesos o cavidades donde
éstos pudieran estar sepultados. Y todo en una extensión
de terrenos no más larga de un kilómetro que podría albergar
entre 40 y 80 fosas comunes. Cientos de miles de huesos
(cada cuerpo suma casi 340). Porque aquel barranco fue
el lugar elegido por los facciosos para matar a la gente
a la que daban en paseo anónimamente.
Una investigación histórica paralela a la de los arqueólogos
y antropólogos (coordinada por el profesor de Historia
Contemporánea Rafael Gil Brasero, vicepresidente de la
ARMH y alcalde hoy de Pulianas, el pueblo en el que fue
maestro Dióscoro Galindo) servirá de brújula tanto en
la delimitación de las zonas a rastrear como en el aporte
posterior de datos y documentos que ayuden a la identificación
de los cuerpos: edades, viejas fotografías, particularidades
físicas de los fusilados, talla... “Nuestro trabajo terminará
cuando empiece el del profesor Lorente”, explica Botella
en alusión a la identificación genética (por comparación
de ADN con parientes vivos de los fusilados, y ya hay
dos familias dispuestas) de los restos óseos. Pero ya
para entonces el grueso del trabajo estará realizado.
“Con las técnicas actuales de antropología forense se
consigue una identificación superior al 90% de los sujetos
sin necesidad de acudir al ADN. Averiguamos sin dudas
el sexo y la edad con un margen de error de tres años...
En este caso ayudará el que sean de sobra conocidas, por
ejemplo, la fisonomía de Lorca y del maestro de Pulianas,
que perdió una pierna en un accidente de tranvía”.
Lo explica con palabras sencillas el presidente de la
ARMH de Granada, el también historiador Francisco González
Arroyo: “Cuando termine el trabajo del profesor Botella,
al experto José Antonio Lorente le pondrán el balón en
el punto de penalti, le quitarán el portero de debajo
de los tres palos y le dirán que dispare a gol... Diana
segura”. Y allí, por siempre jamás, aparecerán ya nítidos,
sin las brumas del misterio y la leyenda, el poeta, el
viejo maestro cojo, los dos banderilleros anarquistas...
La verdadera historia. “La Ciencia nos permitirá”, entiende
Miguel Botella, “si no volver a escribir la Historia,
sí consolidarla, dar luz a la verdad”. No habrá habido
ni pico ni pala ni máquina excavadora. “Se va a hacer
todo con la dignidad que merecen, con científicos de principio
a fin... Nosotros, que estamos tratando de enseñar en
América Latina una metodología para abrir fosas de represaliados
por las dictaduras, tenemos aquí que ser ejemplares”.
Por Lorca, por Galindo, por Galadí, por Arcollas... Y
recuperar, ya sí para siempre, las palabras de Margarita
Yourcenar: “No cabe imaginar más hermosa sepultura para
un poeta”.
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Los otros fusilados
Nieves Galindo, nieta del maestro Dióscoro, nunca supo
que Franco quiso abrir la fosa de su abuelo en 1955.
Hasta hace unos días, aquella oferta hecha a los
Lorca era un secreto de familia (de la del escritor).
El dictador, con José María Pemán de intermediario,
pretendió sepultar el engorroso asunto del poeta
(por él, le seguían acusando en medio mundo, con
la ONU aún cerrándole las puertas) promoviendo su
traslado a un cementerio. El no fue rotundo. Si
los sobrinos de Federico lo han contado ahora, ha
sido para explicar que su postura contra la exhumación
es antigua: “Entendemos que Federico era testigo
–mártir– de la represión colectiva y que en cierto
modo su nombre y fama protegían y arropaban a las
miles de víctimas”.
Lo que sí sabía Nieves, y desde pequeña porque se
lo contaba su padre, es que su abuelo fue fusilado
junto al poeta y a dos banderilleros de la CNT (Paco
Galadí y Joaquín Arcollas). También le dijo su padre,
ya muerto Franco, que los García Lorca no querían
remover la tumba porque, le habían dicho, sería
imposible saber a quién correspondían los huesos.
“Mi padre siempre decía que el que mi abuelo hubiera
sido fusilado junto a Lorca hacía posible que algún
día pudiéramos recuperar su cuerpo. Él murió con
la pena de no haber dado digna sepultura a su padre.
Ahora yo cumpliré sus deseos”. Palabra de nieto
es la que entona también el granadino Francisco
Galadí. El descendiente de uno de los banderilleros
fusilados (la familia del otro se mantiene al margen)
ha hecho causa común con Nieves. Ellos, los nietos,
van a hacer posible que la tierra se abra y se conozca
toda la verdad casi 70 años y dos generaciones después.
Muchas preguntas quedan por responder. ¿Cuántos
son los cuerpos que comparten fosa? ¿Sigue el poeta
allí o fue sacado clandestinamente de la tumba?
¿Acierta en su libro “Los últimos días de García
Lorca” Molina Fajardo, director que fue del desaparecido
periódico “Patria”, cuando
dejó escrito que con el poeta también fueron fusilados
dos ladronzuelos (da el apodo de uno: El terrible)?
¿O es una cortina de humo para que nadie busque
una tumba con cuatro cuerpos? |
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