INTRODUCCION A LA ANTROPOLOGIA FORENSE
ANALISIS E IDENTIFICACION DE RESTOS OSEOS HUMANOS

JOSE VICENTE RODRIGUEZ CUENCA, Ph.D.
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia
Santafé de Bogotá, 1994
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D. Intervalo de tiempo trascurrido después del deceso

El establecimiento del tiempo trascurrido entre el deceso del individuo y la localización de sus restos constituye una de las tareas más interesantes e importantes en los procesos legales.

Su diagnóstico es bastante complejo y difícil cuando se dispone solamente de restos óseos ya que una vez esqueletizado un cuerpo éste puede perdurar casi intacto durante varios millares de años, como lo evidencian los restos óseos localizados en los abrigos rocosos de Tequendama, Soacha, Cundinamarca, cuya, datación oscila entre 7 500-5 000 años A.P.(Correal, Van Der Hammen, 1977). Si aún se conservan partes blandas, éstas pueden descomponerse por la acción de diferentes insectos y roedores; también se pueden preservar mediante momificación, como ha sucedido en diferentes cuevas de la Mesa de los Santos, Santan-der, y en San Bernardo, Cundinamarca.

En general, el proceso de descomposición depende del medio ambiente en que yace el cadáver (al aire libre, bajo tierra, bajo agua), el clima, el grado de acidez del terreno, la exposición al sol y a otros factores externos e internos del mismo individuo (Krogman, Iscan, 1986:21-44).

La observación externa representa el paso inicial en el diagnóstico del tiempo trascurrido después del deceso; también se emplean pruebas físico-químicas y la estimación del grado de deterioro de algunas prendas (ropa, zapatos, etc.). El proceso de descomposición del cuerpo depende de dos fuerzas posmorten que modifican su morfología (Krogman, Iscan, 1986:23): 1- incluyen fuentes externas como el desarrollo bacterial y la invasión del cuerpo por insectos, roedores y aves de rapiña; 2- se compone de algunos factores internos del organismo, como las bacterias intestinales que conducen a la putrefacción y a la destrucción enzimática de los tejidos como resultado de la autolisis. Whitman (Krogman, Iscan, 1986:28) menciona siete variables que afectan la tasa de descomposición de los cuerpos: 1- las circunstancias de las muerte, 2- las condiciones prexistentes en el cuerpo, 3- el medio ambiente del cuerpo, 4- la temperatura, 5- la humedad, 6- la presencia de insectos, 7- la presencia de otros animales. El autor considera que cualquier herida en el abdomen conlleva a una descomposición más rápida que una herida limpia de proyectil en la cabeza. Por otra parte, el enterramiento en terrenos ácidos y húmedos (Amazonía, Orinoquía, Alto Magdalena, Cordillera Central y Occidental) destruyen intensamente los restos orgánicos, hasta su completa desaparición con el tiempo; en terrenos básicos y secos (Cordillera Oriental, suelas planas del Cauca, Magdalena, Guajira) se conservan mejor.

Los cuerpos pueden yacer al aire libre, bajo tierra o inmersos en agua. Al aire libre los cuerpos sufren sucesivas invasiones de insectos necrófagos cuya identificación y análisis la realizan los entomólogos forenses (Op. cit.:23-27)

Oleada 1. La primera oleada ocurre inmediatamente después de la muerte y está compuesta de larvas de los géneros Calliphora y Musca. Su período de incubación es de 8-10 días y la crisálida o ninfa aparece a los ocho días después de la formación de la larva.

Oleada 2. Arriba cuando se forma un olor intenso en el cadáver; los insectos más comunes son los géneros Sarcophaga, Lucila y Cynomyia .

Oleada 3. Aparece cuando la grasa corporal se torna rancia y el olor irresistible; incluye los géneros Dermestes y Aglossa; ocurre a los 3-6 meses en climas templados o fríos y en menos tiempos -hasta en 24 días los deméstidos pueden esqueletizar un cuerpo- en climas cálidos.

Oleada 4. Como consecuencia de la fermentación butírica del tejido graso el olor expelido atrae a insectos del género Piophilia, Fannia y otros coleópteros de color metálico; si se exudan líquidos en putrefacción pueden aparecer insectos voladores como drosofílidos, sépsi-dos y esferodéridos.

Oleada 5. Coincide con la fermentación amoníaca e incluye insectos del género Ophyra.

Oleada 6. Este es el estadio de los ácaros que absorben los líquidos remanentes y conducen a la disecación, aproximadamente al año después de muerto en climas fríos o templados.

Oleada 7. Comprende los géneros de coleópteros como Attagenus, Anthrenus y Dermestes de diferentes espe-cies; generalmente son voladores que habitan en pieles, cabellos, tejidos y materiales naturales similares de museos.

Oleada 8. Ocurre hacia los 3 años después del deceso y comprende los géneros de coleópteros como el Ptinus y el Tenebrio. Las larvas para el análisis taxonómico de los entomólogos se deben recolectar en cantidad apro-piada, con pequeñas piezas de tejido o trozos de múscu-lo del cadáver, conservándolos en frascos de vidrio o latas tapadas con corcho. Los estudios de M. Y. Iscan sugieren que mientras en el sur de Florida un cuerpo se descompone completamente en un año, en climas tem-plados este proceso puede durar 3-5 años. En un clima caliente y húmedo los huesos que yacen sobre la super-ficie se pueden podrir en 5-10 años; en climas secos este proceso se dilata o puede no observarse.

Los cuerpos inmersos en agua se descomponen de acuerdo a las características de ésta; si son corrientes, quietas, profundas o bajas; frías o calientes. Así por ejemplo (Op. cit.:29), en un río en tiempo de verano el cuerpo puede emerger por la formación de gas pútrido en 4-7 días y esqueletizarse en dos años; en lagos profundos y fríos sale a flote en tres semanas o más y la adipo-sidad puede permanecer en el transcurso de 20-30 años y conti-nuar en la cavidad medular del fémur o de otros huesos hasta por 50-60 años. La presencia de pulgas y piojos en los cadáveres son de gran utilidad para establecer el tiempo de inmersión del cuerpo. Si las pulgas sumergidas reviven en una hora después de extraído el cadáver, indica que el cuerpo fue inmerso aproximada-mente hace 12 horas; si demoran hasta 5 horas en revivir signifi-ca que han trascurrido 20 horas. Los piojos perecen usualmente a las 12 horas de inmersión en el agua. En South Florida se reportó el caso de un cadáver que emergió a las 30 horas, y en el mismo lugar y época en un canal aledaño tres individuos se esqueletiza-ron en cerca de cuatro años.

Los cuerpos enterrados se descomponen de acuerdo a la profundidad del pozo, composición de la tierra, humedad, tempera-tura, presiones mecánicas, profundidad del nivel freático. En suelo seco y arenoso el cuerpo se descompone completamente en 6-7 años; en terreno húmedo puede llegar a los 9-10 años, inclusive hasta 15-20 años. Los suelos básicos pueden conservar completa-mente una osamenta, mientras que los ácidos causan la putrefac-ción en 25-100 años en climas cálidos y húmedos; en 100-500 años en climas cálidos y secos; en 50-200 años en fríos y húmedos y aproximadamente en 200-500 años en ambientes fríos y secos.

Existen métodos físico-químicos para determinar el tiempo trascurrido a partir de la muerte del individuo: la consistencia y peso del individuo, el test de carbonato, la fluorescencia ultravioleta, las tinturas indophenol y Nile Blue, la conductivi-dad de las oscilaciones supersónicas, el análisis de la estructu-ra radiográfica, la datación mediante radiocarbono 14 (C14), la examinación histológica, los residuos de grasa-trasgresión, la determinación de las proteínas serológicas, los residuos de tejido blando, los defectos y residuos de las prendas y las reacciones del tejido óseo ante distintas sustancias químicas (Boddington et al., 1987).

 

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[José Vicente Rodríguez Cuenca][portada SEIAAL]