INTRODUCCION A LA ANTROPOLOGIA FORENSE
ANALISIS E IDENTIFICACION DE RESTOS OSEOS HUMANOS

JOSE VICENTE RODRIGUEZ CUENCA, Ph.D.
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia
Santafé de Bogotá, 1994
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Capítulo III

DIAGNOSTICO DE LA EDAD

Consideraciones generales

Al igual que en la Antropología biológica, en su rama forense se utiliza el método de reconstrucción biológica, denominado recons-trucción paleoantropológica cuando hace referencia a material óseo prehispánico o prehistórico. El método de reconstrucción biológica es de carácter analítico, comparativo y complejo, y consiste en el conjunto de operaciones de carácter científico, encaminadas a la reconstrucción más completa posible de las particularidades biológicas de los individuos y de su conjunto, recurriendo a sus restos óseos en calidad de fuente de informa-ción. En tanto que estos rasgos se encuentran en dependencia del medio ambiente biogeográfico y cultural en que se desarrollaron las poblaciones, es importante contextualizar la reconstrucción biológica en el marco de los procesos sociales y ambientales de su entorno (Alexeev, 1979). Ultimamente con el entrenamiento que en Estados Unidos y otros países ha recibido el personal forense sobre la identificación de la biología general de la víctima (sexo, edad, raza, estatura), el papel primordial del antropólogo forense se ha centrado en la reconstrucción de la biografía individual biológica de la persona, relacionada con anomalías, patologías, estado de salud-enfermedad, hábitos de lateralidad, estimación de la posible ocupación profesional, la reconstrucción del rostro (Iscan, 1981). La detección de las patologías y traumas ante-mortem permiten reconstruir tanto las causas de la muerte, como las circunstancias en que ocurrieron. Estos últimos aspectos son de vital importancia para el peritaje médico-legal.

El método de reconstrucción biológica posee tres niveles de análisis: 1- individual, 2- intragrupal, en el seno del grupo, 3- intergrupal, comparación efectuada entre varios grupos.

La estimación de la edad es la primera y más complicada operación que se ejecuta en el método de reconstrucción biológica o paleoantropológica. Con este fin, se utiliza no un rasgo en particular sino el conjunto de características orientadoras de la edad, subrayando el hecho de que se refiere a la edad biológica y no a la cronológica; es decir, tiene en cuenta el estado de formación y consolidación del tejido óseo y dental. Este aspecto se encuentra influido por distintos factores, entre ellos la actividad física del individuo y el estado de salud-enfermedad que inciden primordialmente, además de las diferencias sexuales y raciales.

Desde el nacimiento hasta la adolescencia, la edad se puede diagnosticar con gran aproximación mediante la observación de la forma y el estado de metamorfosis de los centros de osificación, la formación y erupción dental y la progresión en el cierre epifisial, como también, por la longitud de los huesos largos (Krogman, Iscan, 1986; Iscan et al., 1989; Ubelaker, 1989).

En los métodos macroscópicos las costillas esternales por su posición y función constituyen un sitio particular excelente para la observación de la metamorfosis durante la vida del individuo. La unión costo-condral se localiza en un lugar relativamente estable, poco sujeto a efectos de locomoción, embarazo, parto y peso de la persona; estos procesos sí afectan el diagnóstico a partir de la sínfisis púbica, la superficie auricular del ilion y de los huesos largos (Iscan, Loth, 1989: 27-29). La región sacro-ilíaca en sus superficies articulares del ilion y sacro evidencia pocas diferencias sexuales hasta la pubertad, a partir de la cual se acentúa el proceso de anquilosamiento en las mujeres por la acción de los partos y la locomoción, más que en otras regiones del cuerpo. Recientes estudios llevados a cabo por Angel y colaboradores (1986; citado por Iscan, Loth: 1989: 31) evidencian que los estándares originales desarrollados por Todd (1920) y McKern-Stewart (1957), no son efectivos para los individuos masculinos contemporáneos. Por tal razón, Katz y Suchey (1986) elaboraron unos estándares apropiados a las muestras masculinas.

Finalmente, en virtud de la amplia variabilidad sexual, racial y profesional, los diagnósticos de edad basados en las suturas craneales y la atrición dental se aceptan, bien como un "indicador sugestivo, azaroso e irreal", de "poco uso" o simple-mente como uno de los elementos constitutivos del método comple-jo, útil "cuando se usa conjuntamente con otros indicadores de edad en el esqueleto" (Meindl, Lovejoy, 1985). No obstante, su aplicabilidad no hay que desestimarla pues en los casos en que disponemos solamente del cráneo -que se presenta con gran fre-cuencia- su utilidad se evidencia por la unicalidad de la fuente de información para el diagnóstico de la edad.

El radiografiado a pesar de su utilización práctica desde la introducción del aparato de rayos X y de existir excelentes estudios auxológicos, se usa con menos frecuencia en la determi-nación de la edad pues requiere de un entrenamiento especializado para interpretar las radiografías, además, existen dificultades en la estandarización de los filmes y los costos que implica la obtención y utilización de los equipos (Krogman, Iscan, 1986; Walker, Lovejoy, 1985). Walker y Lovejoy (1985) encontraron en un estudio comparativo de varios huesos que la clavícula representa el mejor hueso para la estimación de la edad sin importar el sexo. A pesar de estas dificultades es aplicable en los casos en que los restos se encuentren fragmentados e incompletos.

El análisis microscópico de la edad, denominado también análisis histomorfométrico mediante el conteo de los osteones en secciones delgadas de hueso, es más complicado y presenta una serie de dificultades, entre las que tenemos la destrucción de los huesos largos para la extracción de los cortes, al igual que la carencia de equipo y personal entrenado (Stout, 1989). A pesar de estos inconvenientes es de gran utilidad cuando los restos están muy fragmentados y es difícil estimar la edad macroscópica-mente. En Odontología forense se le conoce gracias a los estudios de G. Gustafson. El análisis de la periodontosis, la aposición de dentina secundaria, la formación del cemento, la reabsorción y trasparencia radicular de los dientes se emplean en calidad de indicadores de edad (Kilian y Vlcek, 1989).

 

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[José Vicente Rodríguez Cuenca][portada SEIAAL]