INTRODUCCION A LA ANTROPOLOGIA FORENSE
ANALISIS E IDENTIFICACION DE RESTOS OSEOS HUMANOS

JOSE VICENTE RODRIGUEZ CUENCA, Ph.D.
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia
Santafé de Bogotá, 1994
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9. Estimación histomorfométrica de la edad
(Stout, 1992)

El esqueleto de los vertebrados no es solamente una columna mineral inerte sino un sistema de órganos compuestos de tejido conjuntivo especializado. Mediante la acción de células especia-lizadas, primordialmente de los osteoblastos y osteoclastos, es posible que el hueso crezca, se modele, remodele y repare. El crecimiento y el modelado son los dos procesos que permiten que el hueso cambie de tamaño y forma; el crecimiento es el proceso mediante el cual los tejidos y estructuras incrementan su tamaño, a través del aumento del número de células y material intracelu-lar; el modelado actúa por la distribución polarizada de la actividad osteoblástica y osteoclástica, esculpiendo el hueso hasta producir la forma característica de la especie y según la demanda biomecánica del sitio. Ambos procesos causan efectos en la apreciación morfohistométrica del tejido (Stout, 1992).

La deriva cortical genera un mosaico de edades dentro del tejido compacto; las enfermedades y la acción biomecánica del hueso y el fenómeno de aceleración regional (FAR) son también factores que afectan la densidad de las poblaciones de osteones en un corte, y por tal razón hay que tenerlos en cuenta en la selección y tamaño del campo de observación. El uso de un núcleo pequeño, reducido número de campos, secciones delgadas únicas de un mismo hueso o de varios huesos son parte de la discusión que se ha desarrollado a partir de la introducción de este método
por Ellis Kerley (1965).

Kerley (1965) inicialmente propuso el corte de secciones delgadas del fémur, tibia y fíbula de su parte media, contabili-zando el número de osteones (sistemas haversianos), los fragmen-tos de antiguos osteones, el porcentaje de tejido laminar circun-ferencial (primario) y el número de canales no haversianos (vascular primario). Esas variables histomorfométricas son cuantificadas en microscopio de luz polarizada a partir de la ampliación 100 veces de cuatro campos seleccionados en la parte anterior, posterior, medial y lateral del corte, de manera que el borde externo del campo circular sea tangencial al borde periós-tico.

Posteriormente, Kerley y Ubelaker (1978) modificaron la metodología aconsejando la utilización de un campo del tamaño de
2,06 mm cuadrados con un factor de corrección apropiado. Ahlqvist y Damsten (1969) propusieron evitar la línea áspera y ubicar el campo del microscopio en la mitad de los cuadrantes propuestos por Kerley, utilizando un ocular reticulado de 1 mm cuadrado, conteniendo una rejilla de 100X100; los porcentajes de los cuatro campos se promedian para obtener el resultado final. Stout y Paine (1991) elaboraron un método que utiliza el tercio medio de la sexta costilla y la mitad de la clavícula. La posibilidad de comparar los resultados histológicos y morfológicos con el método de Iscan y Loth (1989), las apropiadas características biomecáni-cas de las costillas y su utilización en estudios de isótopos y elementos de traza para la reconstrucción de paleodieta, las hacen muy atractivas en los estudios bioantropológicos.

Otros métodos que intentan evitar la destrucción de las muestras y optimizan la utilización de huesos fragmentados (Ericksen, 1991) recomiendan la extracción de cuñas del hueso de al menos 1 cm en la sección trasversa del punto medio del fémur anterior, opuesto a la línea áspera; este es el centro de la sección delgada. Se seleccionan cuatro puntos a 0,5 cm de cada lado del centro; los cinco campos de observación se fotogra-fían para cuantificar los osteones secundarios (X1), los osteones tipo II (X2), los fragmentos (X3), los espacios de resorción (X4) y los canales no haversianos (X5); otros tres elementos se tienen también en cuenta: el hueso circunferencial no remodelado (X6), el hueso osteonal (X7) y los fragmentos óseos (X8). Posteriormen-te, se superpone sobre la fotografía una rejilla de 100X100 para contabilizar la cantidad de elementos mi-croes-tructurales en los cinco campos y se divide por 4,43 para determinar la cantidad por milímetro cuadra-do. La utilización de microfotografías tiene la gran ventaja de crear un documento verificable cuantas veces se quiera, que está libre del peligro implícito a los cambios de oculares y a los movimientos de la sección delgada, que hacen confundir el campo original. Empero, la utilización de una muestra poblacional muy heterogénea conduce a márgenes de error de +/-10 años, magnitud superior a la obtenida mediante la observación macroscópica, lo que demuestra la necesidad de generar fórmulas propias para cada población.

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[José Vicente Rodríguez Cuenca][portada SEIAAL]