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Documentos sobre la guerra civil y la represión en Llerena
Presentamos aquí unos artículos periodísticos poco conocidos, pero interesantes para conocer las vicisitudes de la guerra civil en Llerena (1). Son tres artículos publicados en La Batalla, órgano central del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), y recogen las impresiones de militantes llerenenses de este partido (2).
FUNDACION ANDRES NIN (José Fernando Mota Muñoz (recopilación y notas) 16-10-2006)


Presentamos aquí unos artículos periodísticos poco conocidos, pero interesantes para conocer las vicisitudes de la guerra civil en Llerena (1). Son tres artículos publicados en La Batalla, órgano central del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), y recogen las impresiones de militantes llerenenses de este partido (2).

-La Batalla, Martes 18 de agosto de 1936. Las hordas criminales de Queipo asesinan en Llerena a nuestros camaradas

-La Batalla, 2 de septiembre de 1936. Lo que nos cuenta el camarada Julio Cid. En LLerena murieron más de seiscientos obreros asesinados por la Guardia Civil sublevada y los fascistas. La traición del gobernador de Badajoz

-La Batalla, Jueves, 10 de septiembre de 1936. Llerena, que el fascio cubrió de sangre, recupera la libertad


 La Batalla, Martes 18 de agosto de 1936. Las hordas criminales de Queipo asesinan en Llerena a nuestros camaradas    A Madrid han llegado varios camaradas campesinos pertenecientes a nuestra Sección de Llerena (Badajoz). Después de un accidentado viajes por la sierra extremeña, han arribado también a Madrid los camaradas Eduardo Mauricio (3) y Llarza (4), miembros del Comité de Llerena y también de nuestro Comité Central el primero.
   
    Bajo la impresión del horror presenciado, todos ellos han descrito lo sucedido en Llerena. En su desesperada busca de la frontera portuguesa, algunas fuerzas del general asesino Queipo de Llano pasaron por Llerena (5).
   
    El proletariado campesino de aquel pueblo que, como es sabido seguía en su casi totalidad la orientación de nuestro Partido (la Sección de Llerena contaba en la actualidad con 230 afiliados) trato de oponer resistencia, simplemente a base de sus escopetas de caza y armas cortas. En Llerena se encontraban concentrados ciento veinticinco guardias civiles de todo el distrito, que hicieron promesa de lealtad al Gobierno; pero que se unieron a los facciosos inmediatamente que éstos llegaron al pueblo. En seguida los fascistas se dedicaron a su especialidad; asesinar a mansalva a los trabajadores.
  
    Previamente a la entrada en el pueblo de los fascistas, habían sido asesinados ya veinte camaradas (6), entre ellos el secretario de aquella Sección, militante excelente, Pepe Martín (7).
  
    Conociendo que los fascistas se aproximaban, un grupo de veinticuatro camaradas de Llerena salieron en un camión para volar un puente cercano y obstaculizar el avance de las tropas. Fueron sorprendidos por los fascistas y fusilados. Únicamente se salvaron de la muerte cuatro camaradas, que cuando estaban en línea para ser fusilados echaron a correr y se perdieron en la obscuridad.
   
    Nuestros camaradas de Llerena que han logrado llegar a Madrid se disponen a constituir una columna que salga para contribuir a liberar su pueblo de la presencia de las tropas asesinas del general Queipo (8).



La Batalla, 2 de septiembre de 1936. Lo que nos cuenta el camarada Julio Cid (9). En LLerena murieron más de seiscientos obreros asesinados por la Guardia Civil sublevada y los fascistas. La traición del gobernador de Badajoz.
  
Azuaga, 23 de agosto de 1936.
   
   Estimados camaradas:
   
    Los camaradas Romualdo Fuentes (10), Manuel Valencia y Rodríguez y otros de los pocos que pudieron escapar de Llerena, me han contado los sucedido allá.
   
    Ellos me han contado lo sucedido en Llerena, que ha sido una verdadera catástrofe para nuestro Partido, pues se puede decir que nuestros mejores militantes han caído. Uno de ellos, Romuldo Rodríguez Beza, que escapo de las garras fascista por puro milagro, me cuenta lo que sigue. Que al regresar a Llerena de volar un puente, en una camioneta con varios camaradas, tropezaron con los camiones de la guardia civil que salía del pueblo hacia Sevilla. Estos guardias eran de Llerena y se habían sublevado, pero ellos lo ignoraban; con vivas a la Republica les invitaron a que subieran a sus camionetas, diciéndoles que marchaban con las fuerzas leales. Nuestros compañeros se resistieron algo porque no iban preparados, pero los guardias insistieron casi con tono de amenaza consiguiendo meterlos en los camiones que salieron con dirección a Sevilla. Por donde quiera que pasaban vitoreaban a la Republica. En el camino tropezaron con el automóvil en que regresaba Maltrana (11) de realizar una gestión en unos cerros próximos (12). Los guardias pararon el automóvil e hicieron que les siguiera, pues ellos afirmaban que iban en busca del enemigo. Pasaron por diferentes altos donde encontraron infinidad de cadáveres, comprobando que en aquel lugar había habido un choque entre milicianos y fascistas. Continuaron la marcha preguntando a una pobre mujer si había visto a los fascistas, esta contesto que hacía solo un momento que se había luchado en aquel lugar y que los fascistas no habían echo mas que partir, indicando la dirección. Esto sucedía cerca de las ocho de la noche. Los guardias comenzaron a hacer señales con los faros de los autos y ha [sic] poco vieron el primer camión de la columna fascista. Entonces el teniente invito a los camaradas a que agachasen en el fondo del camión. Los fascista de la columna o­ndearon la bandera blanca e inmediatamente el teniente responde con  otra.
   
    Se aproximan los camiones y los compañeros ya recelosos, pueden comprobar la tracción [sic]. Maltrana en su auto, a la retaguardia, no pudo oír la conversación sostenida por el teniente con el jefe de la columna, pero el compañero que me ha dado esta información, que iba en el primer camión de los guardia con el resto de los primeros que fueron engañados oyó perfectamente decir al teniente de Llerena al jefe de las fuerzas facciosas, que ellos han escapado debido a una confidencia del gobernador de Badajoz y que al escapar habían traído unos prisioneros. Inmediatamente se dio la orden de fusilamiento de los camaradas (13). Estos, que habían sido amarrados por las muñecas con los cordones de las pistolas de los guardia civil, aprovechándose de la oscuridad intentan desatarse, consiguiéndolo entre ellos el que me relata el hecho. Al ir a sacarlos del camión, este camarada, valiéndose de una pequeña confusión al fusilar al primero, empujo a unos guardias y escapo a correr, teniendo la suerte de evadirse debido a la oscuridad, y hoy esta entre nosotros así como Maltrana, que escapó dando una fuerte patada a la puerta de su auto. Los guardias que le acompañaban, mientras cargaban los fusiles, no les dio tiempo a tirarle; este compañero en su día, podrá hacer una gran información.
      
     En Llerena han caído seiscientas personas, de éstas cincuenta o sesenta son militantes nuestros, pues un camión que partió después del de los guardias, que llevaban prisioneros a nuestros camaradas, compuesto de familiares de los prisioneros y camaradas, fue barrido por una ametralladora de la guardia civil en una revuelta del camino, cuando ya los guardias civiles fascistas marchaban sobre Llerena (14).
    
      El camarada Quesada y yo nos encontramos en Azuaga después de 25 días de lucha por sucesivos pueblos. Yo salí de Jerena [sic] para Sevilla el mismo día 18 de julio, pues tenia rumores casi concretos del movimiento. Fui en busca de un conocido guardia de asalto, para que me facilitara armas, y así hubiese sucedido de no ocurrir que al encontrarle me tuve que aprestar a la lucha en unión suya, pues a las cuatro de la tarde del referido día, fuerzas de Intendencias tenia emplazadas cuatro ametralladoras en medio de la plaza de San Fernando, frente al Ayuntamiento. Varios guardias de asalto y paisanos invitamos al teniente que mandaba la fuerza a que retirase las ametralladoras, negándose. El teniente se abalanzo sobre un numero de guardias de asalto para quitarles el fusil, con la intención, quizás, de que ante eso hecho los soldados abriesen fuego. Pero no fue así. Los soldados no se movieron; les retiraron las ametralladoras y las metimos en la Telefónica. En el forcejeo sostenido con el teniente, este murió, e inmediatamente acudieron mas fuerzas de soldados, entablándose una verdadera batalla campal, en lo que cayeron soldados y guardias de asalto, y yo no por una pura casualidad.
    
     Sofocado este primer intento, porque los soldados no sabían a que atenerse, pude salir de la Telefónica, herido en un pie y marche a casa de H. a curarme y a entregarle unos documentos para el Ejecutivo. No estaba en casa. Me curé y marche en busque de D., al que tampoco pude encontrar. Salí para Jerena aquella noche a preparar a los camaradas del pueblo; se organizo la defensa verificándose el desarme de los fascistas de la localidad.
    
     El día 21 salimos de Jerena tres camaradas del Partido y tres jóvenes socialistas con dirección a Sevilla para internarnos, pues mi impresión primera al ver que los trabajadores en Sevilla fueron armados por los de asalto era la de que el movimiento se ganaban en Sevilla. Pero no fue así y no pudimos pasar de la Algaba, donde hicimos alto. Nos entrevistamos con el alcalde y los directivos de la C.N.T. y preparamos la defensa de la Algaba, completamente descuidada. Marchamos a buscar dinamita a Jerena para volar las entradas del pueblo y actuamos de forma decidida; nos pusimos en contacto con Jerena e hicimos bajar a algunos compañeros mas, pero no se sostuvieron mas que horas en la Algaba. Pude observar que el movimiento era de magnitudes espantosas y difícil de sofocar si no se actuaba de forma radicalísima. Así lo expuse al comité de la Algaba, del que era miembro, tropezando con un sinfín de dificultades. Actuando por mi propia cuenta se le hizo algún  obstáculo al avance de fascistas sobre la provincia por aquel sector. Se intento una concentración de pueblos de La Algaba para ayudar a los camaradas de Sevilla. Tuvimos que evacuar el pueblo y partimos para otro inmediato y luchando y resistiendo hemos recorrido muchos pueblos antes de llegar a este. En unión de elementos de Carmona tomada por los fascistas y en el pueblo de Villanueva de las Minas, pudimos reunir ciento cincuenta hombres con algunos fusiles. Atacamos al pueblo de Tosían, que no pudimos tomar, pero si entrar en él  y darles una dura lección haciendo a los fascistas mas de 35 bajas. Después de esta pequeña operación, la pequeña columna se disperso y quedamos solo sesenta y cinco hombres, los de siempre un poco disciplinados y dispuestos a la lucha.
     
     En pequeñas escaramuzas atacamos a los fascistas, pero siempre teniendo que abandonar el ataque después de hacerles algunas bajas; nosotros solo hemos tenido tres heridos durante estas pequeñas batallas. Así hemos llegado a Azuaga donde se está organizando una gran columna.

La Batalla, Jueves, 10 de septiembre de 1936. Llerena, que el fascio cubrió de sangre, recupera la libertad
“Nuestras fuerzas que operan en el frente de Extremadura han obligado a los rebeldes a evacuar Llerena”.  (Del comunicado oficial del Ministerio de la Guerra). (15)

     Días pasados comentábamos como Llerena, el pueblo rojo de Extremadura, habían caído en manos de las hordas de Queipo de Llano. El enemigo, que ante el cerco de nuestras columnas del frente Sur se veía perdido, en un máximo esfuerzo hizo una salida hacia Extremadura con el doble objeto de establecer comunicación con las fuerzas del norte y presionar el avance hacia Madrid por la ruta que le parecía más débil: Talavera-Toledo.
   
    En esta salida desesperada, Llerena fue una de las primeras victimas. Los fascistas entraron en este pueblo campesino a sangre y fuego. Da idea del ensañamiento de los invasores la cifra de seiscientos muertos entre fusilados y caídos con las armas en la mano.
   
    En la toma de Llerena, donde el P.O.U.M., dominaba entre todas las organizaciones políticas, perdieron los mejores militantes. Nuestros camaradas que se habían dado cuenta del peligro de una posible salida de las fuerzas de Queipo de Llano desde Sevilla, habían intentado prepararse e incluso hechos varios viajes a la capital extremeña para pedir que se les dieran armas. Desgraciadamente llego el momento de la invasión antes que armamento pedido.
   
    Sin embargo con los escasos medios de que disponían, unas cuantas armas requisadas en casa de los fascistas de la localidad y algunas escopetas, se aprestaron a la defensa. Su gesto heroico fracasó ante la traición de la guarnición local de la Guardia civil, que con engaños logro llevarse a un grupo de camaradas alegando que iban a luchar contra las fuerzas salidas de Sevilla, para entregarles indefenso a la primera avanzadilla fascista que encontraron en el camino. De estos solo dos lograron escaparse a aprovechando la oscuridad de la noche cuando ya estaba formado el pelotón que los iba a fusilar (16).
    
    Del Comité local sólo han sobrevivido dos camaradas. Pepe Martín, modelo de dirigentes revolucionario, y Galán (17), y con otros camaradas cayeron cuando se dirigían a volar un puente con el fin de contener el avance de las hordas de Queipo. Otros muchos,  entre los que iban familiares de los más destacados revolucionarios del pueblo, fueron asesinados, cuando ya todo perdido por la carencia de medios de defensa, se dirigían a los pueblos inmediatos.
   
     Teníamos el convencimiento de que este pueblo mártir no tardaría en verse libre de sus asesinos. Desde Azuaga nos habían llegado noticias de que campesinos refugiados de Llerena y muchas otras localidades extremeñas organizaban columnas para liberarse del yugo invasor. El comunicado escueto del Ministerio de la Guerra, nos confirma esta impresión a la vez que nos da un nuevo aliento en la lucha y da máxima satisfacción [palabra ilegible] y el convencimiento de que a estas horas habrán sido vengados todos los crímenes cometidos por la hordas de Queipo al entrar en Llerena.


Notas  (1) Agradezco a mi padre José Mota Castro la transcripción de estos artículos
 
 (2) Para conocer más sobre este núcleo de comunistas disidentes: HINOJOSA DURÁN, J, “Un episodio original en el movimiento obrero extremeño: el núcleo trotskista de Llerena durante la II República (1931-1936)”, en Actas de la I Jornada de Historia de Llerena, Junta de Extremadura. Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología. 2000, p. 233-253.
 
 (3) Eduardo Mauricio Ortiz, nacido en Azuaga en 1902, conocido por los seudónimos de "Ernesto", "Moris", "Morris", "O. Emem" era funcionario de justicia en Llerena cuando se incorporó a Oposición Comunista, formando parte de su Comité Central. Más tarde lo fue del partido continuador Izquierda Comunista Española (ICE) y al fusionarse este con el Bloque Obrero y Campesino, para formar el POUM fue miembro de su primer Comité Central. Tras la caída de Llerena huyó a Madrid y de allí pasó a Barcelona, donde después de los hechos de mayo de 1937 fue detenido. En 1939 pasó a Francia. Militó en organizaciones trotskistas y ocupó responsabilidades en la Cuarta Internacional hasta 1969. Murió en Paris en 1986. Ver la presentación del artículo de Mauricio en la revista Balance, 3 (1996)
 
 (4) Carlos Llarza, pseudónimo de Julián Gómez Sánchez, era uno de los dirigentes del núcleo llerenense.
 
 (5) Se trataba básicamente de legionarios de la 5ª Bandera y un tabor de regulares al mando del Comandante Castejón, desgajados de la columna del general Yagüe.
 
 (6) Se trata de los milicianos que habían sido engañados por la Guardia Civil para que los acompañaran. Se puede seguir el relato de estos acontecimientos en VÁZQUEZ DOMÍNGUEZ, J.R., Como después de acordado, da dolor (La guerra civil en Llerena) y MARTÍN BURGUEÑO, Manuel, “Llerena y la guerra civil española”, en Torre Túrdula, 3 (2001) p. 27. Este autor dice que a los milicianos detenidos se “les aplicó la pena que señalaba el bando de guerra” que como vemos era fusilamiento inmediato.
 
 (7) José Martín Rafael, nacido en Llerena en 1909 y jornalero de profesión, fue miembro del Comité Central de ICE y presidente de la Federación Local de Sindicatos Obreros de Llerena.
 
 (8)  La mayoría de los militantes del POUM que llegaron a Madrid se unieron a la columna motorizada del POUM que luchaban en Sigüenza y tras la retirada de esta ciudad pasaron a combatir en la defensa de Madrid. Más tarde fueron incorporados a la 4ª compañía de la 38 brigada. Se pueden encontrar referencias en el libro de Mika Etchebéhère, Mi guerra en España, Esplugues de Llobregat : Plaza & Janés, 1987
 
(9) Julio Cid fue militante trotskista de Gerena, primero en las juventudes socialistas y después en el POUM, donde formaba parte de la Sección Bolchevique-Leninista. Murió en Barcelona en los enfrentamientos de mayo de 1937.
 
(10) Romualdo Fuentes Campos fue miembro de la dirección local de ICE

(11)  Rafael Maltrana Galán, alcalde socialista de Llerena de agosto de 1931 a agosto de 1932. Elegido presidente del Comité local de Defensa organizado por las fuerzas republicanas y obreras en 1936. Durante la guerra combatió con las milicias, llegando a capitán. Murió en el exilio.
 
(12) En este punto el relato difiere con los de MARTIN BURGUEÑO, M., art. cit., p. 27 y VÁZQUEZ DOMÍNGUEZ, J.R., art. Cit., que dicen que Maltrana ya venía con los guardias civiles desde Llerena.
 
(13) Son los veinte a que se refería el anterior artículo

(14)  Coincide con el relato VÁZQUEZ DOMÍNGUEZ, J.R., art. cit. que habla de 3 coches y un camión  y con el de ORTIZ DE VILLAJOS, C.G., De Sevilla a Madrid, Granada, 1937, p. 77-78 citado por MARTIN BURGUEÑO, M, art. cit., nota 12. Lo que no se dice es lo de que fueron ametrallados allá mismo.
 
(15) Debe referirse al intento de una columna al mando de Sediles, que procedente de Azuaga intentó el 31 de agosto recuperar Llerena para la República, pero fue frenada cerca de la estación por la aviación alemana que con vuelos rasantes bombardeó la columna, "los aviones les persiguieron con ametralladoras aniquilándolos por completo. La Falange que salió de Llerena después de haberse alejado los aviones, se dedicó a cazar a los pocos supervivientes y a rematar a los heridos", v. BAHAMONDE y SANCHEZ DE CASTRO, Antonio, 1 año con Queipo. Memorias de un nacionalista, Barcelona, 1938, p. 118. Los cadáveres fueron rociados de gasolina y quemados. Sediles y los supervivientes del intento regresaron a Azuaga el mismo 31 de agosto.
 
(16) Como hemos vistos en el anterior artículo habla de cuatro milicianos salvados

(17)  Félix Galán Rodrigo, nacido en Llerena en 1914 y jornalero de profesión era un dirigente local de ICE y de la Federación Local de Sindicatos Obreros.