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“Tras las rejas franquistas. Homenaje a los segovianos presos”, de Santiago Vega y Juan Carlos García
Prólogo de Julio Aróstegui, de la Universidad Complutense de Madrid  
(Foro por la Memoria de Segovia, 24-02-2009)

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PRÓLOGO

 

En este libro se habla de víctimas. Se habla de víctimas que lo fueron en diverso grado pero siempre por un único motivo: haber permanecido como ciudadanos respetuosos y fieles a una situación política que representaba la legitimidad y la legalidad cuando un grupo de conspiradores con la fuerza de las armas y muy fuertes apoyos se levantaron contra ella. No había otro crimen, ni otro delito de cualquier género por el que pudieran ser acusados y legalmente perseguidos. Por esto se habla de víctimas y no de justiciables ni de reos. Por esto se habla de represión y aniquilamiento. Por esto, en fin, se habla aquí de rejas, penas y prisiones. Y de muertes…

 

Y ello es lo más importante: que tras las rejas, y este es el horizonte más negro, o sin haber llegado siquiera a estar tras ellas, hubo quienes en su condición de víctimas sufrieron el último castigo que les impuso el victimario: la muerte. Convendría, pues, que el lector tuviese claro que aquí se habla de víctimas y que en esa categoría se incluyen no sólo los presos sino los muertos, dentro o fuera de la prisión.

 

En este excelente estudio, modelo de lo que debe ser el tratamiento histórico y ético de lo que significó el proceder de los sublevados contra los fieles a la República, se demarca un territorio geográfico y humano muy concreto, el de la provincia de Segovia en los años trágicos que comenzaron en 1936 y terminaron mucho después de que la guerra hubiese ya concluido. Decimos que es un libro modélico, quizás el único libro publicado hasta hoy que sigue en todos sus extremos el modelo de que hablamos, porque no sólo se habla y se estudia la situación de la que partió y en la que se desarrolló aquella persecución inicua que produjo las víctimas sino que éstas son nombradas, contadas, retratadas con todas sus circunstancias en un cuadro histórico con todos sus detalles.

 

El libro que nos ofrece Santiago Vega Sombría, con la colaboración deJuan Carlos García Funes, no es un alegato ni un mero testimonio, aunque los autores hayan querido darle el carácter de un homenaje, tardío, sin duda, pero debido como pocos. Este libro tiene como base un sólido estudio, y el autor de este Prólogo lo sabe muy bien de primera mano, puesto que ha sido el director académico de buena parte del trabajo previo que aquí aparece. Lo cual, y dicho sea de paso, tampoco debe hacernos pensar que estamos a un distanciado y frío trabajo académico. En sus páginas hay un acercamiento a las víctimas segovianas de la represión franquista que desborda ese carácter para adentrarse con emoción en lo que es la propia tragedia humana. Si al sólido trabajo de investigación se une la intención de hacer un homenaje moral y social a quienes sufrieron la persecución estamos en la culminación de lo que es el modelo deseable de un libro de historia de un fragmento de nuestra guerra civil, ahora que estamos a punto de conmemorar los setenta años de su final. Una historia del fragmento más negro, decíamos, de una guerra: el de los costos humanos y sociales, y morales, de aquel conflicto desencadenado por unos aprendices de brujos.

 

Se trata, primero, de ofrecer el cuadro de lo que representó la sublevación de 1936 en una comunidad, la segoviana, que prácticamente no ofreció resistencia significativa a los sublevados, salvo en pequeñas zonas muy localizadas. Una comunidad que fue rápidamente dominada, en cuyo seno no hubo realmente guerra. La pregunta inevitable surge de inmediato: ¿por qué, pues, se empleó tanta saña en perseguir al enemigo ideológico o simplemente al que no se había sumado a la rebelión? Esa pregunta ha sido hecha ya muchas veces y contestada otras muchas, y no es momento de reincidir ahora. Se dedica luego una importante parte del texto, la más extensa y más significativa, a estudiar la vida en las prisiones franquistas segovianas, a base de un material histórico rico e inédito. Porque aquellas fueron también unas prisiones especiales, que empezaron siendo un depósito de supuestos enemigos para convertirse luego en grandes centros de adoctrinamiento, de reeducación y “lavado de cerebro” para todo género de enemigos de la sublevación. En esto, las prisiones de Franco siguieron y hasta superaron el procedimiento que otros regímenes de tiranía, en primer lugar los fascistas, impusieron y han impuesto en muchos sitios del mundo y en muchas épocas históricas.

 

Por fin, se acabacon otra parte de esta historia no menos ilustrativa. La que describe qué ocurrió a estas víctimas después de la cárcel, qué secuelas tuvo el hecho para ellas, para dejar claro que la pena no acabó con la estancia en la prisión. Continuó después por otros derroteros, pero siguió siendo condena. Queremos destacar ahora que este libro termina con lo que no podía faltar en este pasaje lejano ya en el tiempo pero, como vemos, cercano en la memoria. Es decir, con la presentación de quiénes fueron esas víctimas, con la entrada en los entresijos de su vida personal, su edad, sus profesiones, su procedencia, incluyendo hombres y mujeres, con sus propios testimonios en ocasiones. Todo ello con un despliegue ejemplar también de representaciones gráficas, con aporte documental de extremo interés, para que el lector quede convencido de que no se está hablando sobre suposiciones o aproximaciones, sino sobre hechos comprobados.

 

Un impresionante listado de los presos de guerra y posguerra por causa de la represión franquista, con todas sus circunstancias, ocupa casi la mitad de las páginas de este libro. La memoria de aquella tragedia no puede apoyarse, y no puede justificarse, en otra cosa sino en la presencia de todos los nombres, como han dicho otros beneméritos investigadores, de los que la sufrieron. Esos nombres han estado ocultos mucho tiempo y sabemos que descubrirlos no ha sido fácil. Y luego aquellos a los que la tragedia llevó a la muerte, en la misma prisión o ante un pelotón de fusilamiento, con o sin causa judicial. Y esta es la más inicua de todas las realidades que se vivieron en aquel tiempo.

 

Ojalá se escribieran muchos libros como este. Muchos libros que pueden estar limitados a un espacio más o menos extenso, pero que hablan de una tragedia que es universal. Una tragedia inútil… Ojalá que muchos dedicaran a esta memoria tanto esfuerzo y tanta devoción como han puesto en ello Santiago Vega y Juan Carlos García. Con ello, ¡desgraciados los que dicen lo contrario!, no abrimos herida alguna nueva. Intentamos cerrar la que está todavía abierta. Y que nunca podremos cerrar del todo…

 

 

Julio Aróstegui

Universidad Complutense de Madrid.



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