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Carme Riera reflexiona sobre la identidad. 'La meitat de l'ànima', último premio Sant Jordi, exige la recuperación de la memoria histórica
El Periódico de Catalunya . 04/03/2004



Carme Riera, el martes pasado en un hotel de Barcelona. Foto: GUILLERMO MOLINER


JOAN SAMIT
BARCELONA

En La meitat de l'ànima (Proa), último Premi Sant Jordi de novela, Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) plantea ese gran interrogante que planea siempre sobre la verdadera identidad de una persona. La obra es una reflexión sobre esa identidad, un tema universal que se sitúa en primer plano de la preocupación personal.
Una escritora barcelonesa que se cuestiona sobre el sentido que tiene firmar libros en el día de Sant Jordi recibe, durante el ritual de las firmas, unas cartas escritas por su madre, una hermosa mujer muerta en 1960 supuestamente a causa de un atropello en la ciudad francesa de Aviñón. La lectura de ese regalo epistolar arroja un aluvión de sombras sobre la verdadera causa de la muerte de su madre y sobre la identidad de su padre biológico.
La escritora se lanza entonces a una exhaustiva investigación en busca de una respuesta que señale cuál es su lugar en el mundo. En realidad, es "un recorrido por las distintas vidas que cada persona se atribuye o le son atribuidas", un tema recurrente en la literatura de todos los tiempos planteado, entre otros, por Pirandello y Unamuno.
Riera aprovecha el viaje de la protagonista de su obra en la búsqueda de sí misma para reivindicar retales de la memoria histórica de los españoles. Un fenómeno que últimamente ha dado origen a una oleada de novelas, biografías, ensayos y memorias que se han llevado por delante el "pacto de silencio" alcanzado por los partidos políticos en los primeros tiempos de la transición.
La autora manifiesta su "rechazo" a los términos en que se llevó a cabo aquella transición en palabras de una antifranquista que conoció a la madre de la protagonista de la novela. Ese mismo personaje, Rosa Montalbán, hace recapacitar al lector sobre la importancia de las víctimas del franquismo y la exigencia de devolverles su nombre y su honor. Es un aspecto de la fórmula elegida por Carme Riera para reivindicar la necesidad de recuperar la memoria. Represión, nacionalcatolicismo, resistencia antifascista, maquis, espionaje, relaciones entre la España del interior y la del exilio se entrecruzan en las páginas de la novela.
La obra se basa en un personaje ficticio: la escritora que busca su identidad, la narradora de la historia. Pero la autora de la obra y la protagonista sólo tienen en común "algunos rasgos y algunos puntos de vista". Eso es todo.

CAMUS, EN LA TRAMA
Para dar verosimilitud y cohesión a su personaje, Riera introduce en el relato en forma de crónica una serie de figuras conocidas, paisajes identificables, fechas y hechos reales. La atribución de un papel destacado en la trama al Nobel de Literatura francés Albert Camus se basa en referentes reales sobre el malogrado escritor, muerto cerca de Aviñón en un accidente de circulación en 1960. Esa audacia permite a la autora dejar la solución de la trama al juicio del lector, con quien la narradora mantiene un continuo diálogo.
En definitiva, las incógnitas sobre la identidad de la protagonista quedan en el aire y se deja a cada lector "la capacidad de decir la última palabra": que sea él quien elija caras y nombres que llenen las páginas de la vida de la narradora.