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Setenta años en el olvido

Diario de Jaén, 14-01-2010 | 15 enero 2010

Durante 70 años, Rafael Montilla, el último alcalde de la República en Porcuna, fue un fantasma. Un “desaparecido”

 

 

Nuria López Priego /Jaén Jueves, 14 de Enero de 2010

Durante 70 años, Rafael Montilla, el último alcalde de la República en Porcuna, fue un fantasma. Un “desaparecido”. Una víctima más de la dictadura. Su rastro se perdió en Baza. Allí, en un olivar, fue vilmente asesinado el 12 de enero de 1940.

La familia encontró su acta de defunción hace dos meses y reclama justicia. Se decía a sí mismo que no tenía nada que temer porque nunca se había manchado las manos de sangre. Rafael Montilla García, el último alcalde de la II República en Porcuna, era —a tenor de los comentarios que su recuerdo despierta entre aquellos que lo conocieron— un hombre “bueno”, “honesto” y “ecuánime”. Un hombre “nada extremista” que “hizo todo lo que estuvo en su mano” para interceder por sus paisanos al margen de ideologías políticas o clases sociales, y “aun a riesgo de su propia vida”. Durante los primeros seis meses de la Guerra Civil, su intermediación “salvó a significativos falangistas de Porcuna”, comenta su sobrino nieto, Juan Rafael Montilla Torres. Pero él no corrió la misma suerte.

La entrada de las tropas de Queipo de Llano en Porcuna, el 1 de enero de 1937, lo obligaron a huir a aquellas zonas de la provincia que aún estaban bajo mandato republicano. Vivió a caballo entre Linares y la capital hasta que Franco anunció el final de la contienda. La paz, sin embargo, se vislumbraba remota y, aconsejado por su hermano Daniel, Rafael Montilla aparcó sus reticencias iniciales y emprendió la escapada. “Intentó huir en dirección al Levante, buscando el puerto de Almería o el de Alicante, por los que tantos republicanos lograron escapar”. Pero él no corrió la misma suerte. “Se confió y, cuando huyó, era demasiado tarde”, lamenta su sobrino nieto. El 1 de mayo de 1939, Rafael Montilla fue detenido, con dos compañeros, cerca de Baza, y encarcelado. Sufrió “malos tratos y torturas” durante ocho meses. Pero a su mujer, Trinidad Galán, le escribía que no se preocupara, que todo saldría bien. “Estaba seguro —comenta una de sus nietas, Gloria Cobo— de que alguno de los vecinos de Porcuna a los que había ayudado daría la cara por él ante un tribunal si hacía falta”, como había ocurrido con los dos hombres que fueron arrestados con él. Pero Rafael Montilla no corrió la misma suerte. Un buen día —relata su sobrino nieto—: “a Porcuna llegó la noticia de que uno de los presos de Baza era el alcalde rojo”. Y hasta allí se fueron “significados falangistas de Porcuna”. “Parece que su objetivo era traerlo para juzgarlo en Porcuna”, pero la “rabia” y el “odio” pudieron más.

Rafael Montilla fue asesinado “a palos”, en un olivar de Baza.  “No hubo formación de causa ni juicio”, denuncia su familia. Sucedió el 12 de enero de 1940, pero sus allegados sólo lo supieron hace dos meses, cuando su nieta encontró, gracias a la Asociación de la Memoria Histórica de Granada, el acta de defunción. “Fue un shock”, confiesa desde su casa, en Madrid. De la noche a la mañana, Rafael Montilla dejó de ser el “desaparecido” que era para la familia. “Y respiré —dice Gloria Cobo— porque, encontremos sus restos o no, ahora sabemos que están en Baza”. Se ha personado como reclamante de los restos de Rafael Montilla y, como el resto de la familia, exige justicia: “Que se le restituya el nombre y se le reconozca” en su propio pueblo. Un municipio en el que nunca, “ni siquiera durante los 28 años que gobernó el PSOE”, recibió homenaje alguno. Tanto es así que su propio partido se abstuvo en la moción que presentó, hace años, el PP para que se le dedicara una calle a su memoria.

http://www.diariojaen.es/index.php/menuprovincia/58-notprovinciales/16086-setenta-anos-en-el-olvido